México arde y no en sentido figurado, en los últimos días, además de las altas temperaturas —que incluso han superado récords— se han registrado un gran número de incendios forestales que podrían posicionar a 2024 como un año marcado por el fuego y mala calidad del aire.
De acuerdo con un reporte emitido por Gaceta UNAM y basado en datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) tan solo en lo que va del año se han presentado alrededor de 28 incendios, lo que significa que en promedio mil 462 hectáreas se han quemado por día.
Aunque aún no se supera la cantidad de territorio afectado de años anteriores, ya es motivo de preocupación, puesto que tanto en 2022 como en 2023, se registraron en promedio 20 incendios, lo que significó que al menos 2 mil 869 hectáreas fueron devoradas por el fuego diariamente.
La alerta no es para menos, pues las llamas causan diversos impactos: además de la huella que dejan sobre los territorios, desencadenan grandes cantidades de humo que terminan mezcladose en el aire que respiramos.
Los incendios y la calidad del aire
De acuerdo con un estudio encabezado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) el aumento de las olas de calor sumado a un mayor número de incendios forestales ha provocado que empeore la calidad del aire en el mundo.
Un ejemplo de ello ocurrió en junio de 2023, cuando Nueva York, Estados Unidos, registró una de las peores calidades de aire del planeta, expertos explicaron que dichos niveles se alcanzaron gracias a la dispersión del humo de los intensos incendios forestales que se habían registrado en Canadá (en ese mes dicho país ya había superado su récord histórico de superficie total incendiada).
Los incendios forestales se consideran una fuente de gases de efecto invernadero que emiten grandes cantidades de contaminantes a la atmósfera.
Y es que, de acuerdo con estudios como el publicado en el Journal Of the American Heart Association (2018), el humo generado se conforma de una variedad de gases, ozono, monóxido de carbono, y otras partículas nocivas para el ecosistema y la salud de diversos seres vivos (durante marzo de este año se registró que la mala calidad del aire exacerbó enfermedades en algunas regiones de México).
El dato:Más incendios en el futuro
Un estudio divulgado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 2022 alertó que los incendios forestales aumentarán un 30% para 2050 y un 50% para fin de siglo debido a la crisis climática.
En México, del primero al 13 de mayo, la Conafor ha reportado diariamente entre 100 y 200 incendios diariamente. El 14 de este mes se reportaron 205 siniestros activos, se calcula que dejarán afectaciones en al menos 113 mil 709 hectáreas. El humo ocasionado se ha extendido por el centro y sur del país, según las imágenes satelitales.
Por otro lado, apenas el 13 de mayo, la Comisión Ambiental de la Megalópolis anunció la Fase I de contingencia ambiental atmosférica por ozono, puesto que, cuando los niveles de contaminantes son más altos de los que se considera seguro respirar, las autoridades aplican algunas restricciones con el fin de mejorar las condiciones ambientales.
En este sentido, los gobiernos locales han solicitado a la población evitar hacer actividades cívicas, culturales y de recreo, así como ejercicio en exteriores. A la par, en la Zona Metropolitana del Valle de México, se lleva a cabo el programa Hoy No Circula, cuyo origen se dio con el fin de “prevenir, minimizar y controlar la emisión de contaminantes provenientes de fuentes móviles”, limitando la circulación de vehículos.
Entre más elevados sean los niveles de contaminación detectados en la región, mayores son las restricciones. Por ejemplo, la fase 1, o también conocida como Doble Hoy No Circula, se activa cuando los niveles de ozono superan los 151 puntos. En este caso, las restricciones se extienden haciendo que más vehículos limiten su circulación. Por ello, el usos de muchos automóviles depende en mayor o menor medida de los factores que afectan la calidad del aire.
Cuándo se espera que disminuyan los incendios
Los incendios no llegan por sí solos, sino que debe de haber una serie de condiciones para facilitar su propagación, duración e intensidad.
De acuerdo con la investigadora del Laboratorio de Análisis Geoespacial del Instituto de Geografía de la UNAM, Lilia de Lourdes Manzo Delgado, las pocas precipitaciones, sequía extrema y temperaturas muy altas son lo que ha facilitado la formación de conatos.
Al respecto, en una entrevista para Gaceta UNAM la especialista advirtió que en caso de que estas condiciones meteorológicas continúen podrían desencadenar un mayor número de siniestros comparado con años anteriores.
Destacó que “habrá que estar atentos a lo que pasa durante el resto de mayo”, pues tanto abril como este mes se caracterizan por tener el mayor número de siniestros en las zonas centro, norte, noreste y sur del país. Al respecto, los expertos esperan que el inicio de las lluvias en el mes de junio marque el fin de la temporada de combate de incendios en estas regiones.
Cabe señalar que la Conafor establece que hay dos temporadas de incendios, la segunda se registra en el noroeste del país: inicia en mayo y terminará en septiembre.
Otros factores a tomar en cuenta
Los incendios sólo son uno de los posibles factores que puede afectar la calidad del aire, por ejemplo, actualmente, las condiciones meteorológicas han sido clave: de acuerdo con Comisión Ambiental de la Megalópolis, un sistema de alta presión que aún persiste en el centro del país, “propiciará condiciones adversas para la dispersión de los contaminantes en el Valle de México, debido a que el viento será débil y de dirección variable”.
“Estas condiciones junto la limitada formación de nubes, radiación solar intensa y una temperatura máxima de 33 grados Celsius, provocarán el estancamiento de los precursores del ozono y la formación del mismo”, explica la institución en un comunicado.
Y es que, a pesar de que la temporada de incendios puede incrementar el número de contaminantes, la mayor parte del año, la zona metropolitana, en especial la Ciudad de México, es susceptible a altos niveles de contaminación provocada por la industria, el suministro energético y el transporte.
De acuerdo la Dirección de Monitoreo Atmosférico de la capital del país, durante los meses cálidos de la temporada seca “el ozono y los aerosoles secundarios son los principales responsables del deterioro de la calidad del aire, mientras que en el invierno son las partículas suspendidas las que reportan mayores concentraciones”.
Al respecto, la Dra. Rocío García Martínez, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que de noviembre a marzo se registra la época en la que hay más radiación y menos viento, lo que impide la dispersión de contaminantes.
Es decir, las partículas tóxicas se concentran en una zona por más tiempo y por consiguiente el área presenta altos niveles de contaminación, según lo señalado durante una entrevista con MILENIO.
En este sentido, tanto la experta como la Dirección de Monitoreo Atmosférico capitalina señalan que la calidad del aire podría mejorar con la llegada de las lluvias, entre junio y septiembre, pues marcan el fin de la temporada de ozono, así, gracias a las precipitaciones que ayudan con un “lavado atmosférico”, se esperan menos restricciones por contingencia ambiental en el centro y sur del país.
LHM