Así fue la primera cirugía a corazón abierto en México

En el Día Mundial del Corazón, que se celebra cada 29 de septiembre, conoce la historia de esta intervención quirúrgica que se realizó en 1956 en el Hospital de Jesús.

La operación ocurrió gracias a la iniciativa del Dr. Raúl Baz Iglesias, en ese entonces jefe del Servicio de Cirugía Experimental del Instituto Nacion
Ciudad de México /

Con el fin de dar a conocer a gran escala las enfermedades cardiovasculares, su prevención, control y tratamiento, el día 29 de septiembre del año 2000 se instauró el Día Mundial del Corazón. Esto gracias al impulso de la Federación Mundial del Corazón con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Actualmente esta conmemoración anual hace énfasis en la creación de entornos saludables, pues, según la OPS, las afecciones cardiacas constituyen la primera causa de muerte en el mundo y en la mayoría de los países de la Región de las Américas, donde causan 1.6 millones de muertes al año, el 30 por ciento de ellas prematuras en personas de 30 a 69 años.

Además de esta campaña mundial, los avances médicos también siguen desarrollando técnicas y medicinas en pos de proteger y reparar este órgano tan vital. Aunque, de las intervenciones cardiacas que existen, una de las más destacadas lleva años ejecutándose: la cirugía a corazón abierto, que se realiza mientras se está conectado a una máquina de derivación cardiopulmonar; el corazón del paciente se detiene mientras está conectado a esta máquina.

En el caso de México, esta operación se desarrolló por primera vez el 17 de marzo de 1956 en el Hospital de Jesús, el nosocomio más antiguo del continente que está ubicado en el Centro Histórico, en el lugar donde se supone que Hernán Cortés y Moctezuma II se encontraron por primera vez en 1519.

Según el artículo Medio siglo de cirugía a corazón abierto en México (2006), la primera cirugía a corazón abierto del país utilizó la técnica de hipotermia de superficie y ocurrió gracias a la iniciativa del Dr. Raúl Baz Iglesias, en ese entonces jefe del Servicio de Cirugía Experimental del Instituto Nacional de Cardiología. Destaca que el autor, Marcelo García Cornejo, participó en este hecho histórico como integrante del equipo médico.

“Se trató de una niña de 8 años de edad que había acudido al cardiólogo por presentar palpitaciones y disnea de grandes esfuerzos que limitaban su capacidad para el ejercicio físico. A la exploración física mostraba, hipodesarrollo, con habitus gracilis y donde los hallazgos más importantes estaban relacionados con el aparato cardiovascular”, cuenta García Cornejo.

La radioscopia mostró que la pequeña tenía la arteria pulmonar dilatada, por lo que de inmediato se decretó su operación, para la cual, después de anestesiarla e intubarla, “se envolvió con una cubierta de nylon y se colocó en una tina entre dos capas de hielo picado. Cuando la temperatura esofágica alcanzó los 30 °C, se retiró a la enferma de la tina y se llevó a la mesa de operaciones, poniéndola en decúbito lateral izquierdo”.

“El postoperatorio fue satisfactorio, desapareciendo el soplo sistólico pulmonar, presentando sólo un frote pericárdico temporal siendo egresada la paciente del hospital a los ocho días. Se concluye que es un procedimiento factible, que parte del éxito que se obtuvo fue por el hecho de haber trabajado previamente sistematizado el método en el laboratorio de cirugía experimental”, añade el médico.

Yhc

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