El descanso adecuado es un pilar fundamental en el desarrollo de los niños en edad escolar. Según la American Academy of Sleep Medicine, los pequeños entre 6 y 12 años requieren entre 9 y 12 horas de sueño diarias, mientras que los adolescentes, de 13 a 18 años, necesitan entre 8 y 10 horas. No solo se trata de dormir más, sino de dormir mejor.
Diversas investigaciones han demostrado que los niños que descansan adecuadamente gozan de mayor concentración, mejoran su capacidad de aprendizaje y consolidación de memoria, además de tener un control emocional más estable. En contraste, aquellos que no duermen lo suficiente enfrentan un mayor riesgo de sufrir problemas como bajo rendimiento académico, obesidad y hasta depresión.
Impacto en el desempeño académico
El doctor Juan Manuel Cortés Mejía, director y fundador de la Academia Mexicana de Medicina Dental del Sueño (AMMDS), señala que la falta de una buena higiene del sueño, es decir, de hábitos saludables para dormir, repercute directamente en la salud física y mental de los niños.
“Si un niño duerme menos de 10 horas por noche, es probable que al día siguiente esté cansado, distraído, irritable y con un bajo aprovechamiento escolar. Es responsabilidad de los adultos implementar una rutina adecuada para que los niños se acuesten temprano”, destacó el especialista.
Para Cortés Mejía, es vital establecer una rutina de sueño que incluya horarios regulares, evitar dispositivos electrónicos antes de dormir y mantener una atmósfera relajante, por ejemplo, con un baño tranquilo. También subraya la importancia de realizar chequeos regulares para detectar posibles trastornos del sueño, como la apnea, que puede manifestarse con síntomas como ronquidos, respiración bucal, irritabilidad, enuresis nocturna (orinarse en la cama) y bajo rendimiento académico.
Alimentación saludable, aliada
La alimentación juega un papel crucial en la calidad del descanso infantil. Según el doctor Cortés Mejía, algunos alimentos pueden ayudar a conciliar el sueño de manera más efectiva. Entre ellos destacan:
Cereales integrales: Son ricos en triptófano y fibra, ayudando al cuerpo a relajarse.
Leche tibia: Por su contenido de triptófano, es una bebida ideal antes de dormir.
Plátanos: Aportan magnesio y potasio, que ayudan a relajar los músculos.
Huevos: Contienen melatonina, lo que promueve un sueño reparador.
Frutos secos: Nueces y almendras son excelentes fuentes de magnesio, omega-3 y omega-6.
Cerezas: Naturalmente ricas en melatonina, pueden ser una excelente merienda nocturna.
El especialista también aconseja cenar al menos dos o tres horas antes de ir a la cama para evitar que la digestión afecte la calidad del sueño.
Por otro lado, recomienda evitar alimentos procesados y con alto contenido de azúcar, así como bebidas estimulantes como refrescos de cola, ya que estos pueden interferir con las fases de sueño y aumentar el riesgo de problemas como el bruxismo (rechinar de dientes) y la caries dental.
Además, aconseja que durante la estancia escolar se deben de llevar alimentos ricos en fibra y proteína que ayudan a la autoclisis (autolimpieza dental natural) y a su vez a los requerimientos energéticos de la jornada académica y física escolar. Considerar la ingesta de proteína, frutas, frutos secos y agua natural.
Agrega que una mala calidad de sueño también puede afectar la salud bucal: “la respiración bucal, además de alterar el sueño, está asociada con un mayor riesgo de caries y enfermedades de las encías, tanto en niños como en adultos”, comentó Cortés Mejía.
Los aparatos ortopédicos bucales han mostrado ser efectivos en el tratamiento de problemas como el ronquido y la apnea del sueño, ayudando a mejorar la calidad respiratoria durante la noche y, con ello, el descanso.
Finalmente, resalta la importancia de realizar jornadas de educación sobre la técnica de cepillado dental en las escuelas, para fomentar el hábito del cuidado bucal tras las comidas. “Evitar la caries es crucial para garantizar una dentadura funcional y saludable en la adultez”, concluyó.
RRR