Una nueva exposición cautivará al público con su vibrante celebración de la belleza floral: Eufloria. Esplendor floral de la Colección Kaluz.
Esta muestra reúne más de 50 obras maestras de artistas mexicanos y extranjeros de los últimos tres siglos, ofreciendo un recorrido visual por las representaciones florales más destacadas del acervo pictórico del museo.
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Se trata de un homenaje a la fascinación que las flores han ejercido sobre los artistas a lo largo de la historia, desde delicadas rosas hasta vibrantes girasoles, destacando la flor silvestre cacaloxóchitl, conocida como flor de mayo, que aparece en los Códices Florentino, de Huamantla y De la Cruz Badiano.
Entre las obras seleccionadas se encuentran piezas de artistas que aunque no necesariamente son tan conocidos por sus pinturas florales como José Agustín Arrieta, Josefa Sanromán, Leonora Carrington o José Chávez Morado, aportan una perspectiva única a la exposición.
La Colección Kaluz, conocida por su enfoque en la figuración plástica y su diversidad de estilos y corrientes, ofrece una visión amplia y rica de cómo las flores han sido interpretadas por artistas de diferentes épocas y orígenes.
Miguel Fernández Félix, director del Museo Kaluz, al hacer la presentación de la muestra dijo: “En este momento de lo que se llama en Antropoceno (hipótesis científica que sugiere que la humanidad ha cambiado la Tierra y sus procesos más que otras fuerzas naturales), vemos cómo las plantas y las flores se vuelven un elemento en la reflexión actual, aunque han formado parte de la historia cultural.
“En la exposición se verán flores como la magnolia, que tiene más de 90 millones de años, por lo que se considera como un fósil viviente, pero más allá de hacer esa reflexión, esta exhibición marca a la pintura, en la que diversos artistas se han dedicado a representar la planta”.
Al inicio de la primavera
Eufloria es una invitación a reflexionar sobre el papel que las flores han jugado en la cultura y el arte a lo largo de los siglos. Al reunir estas obras maestras en un mismo espacio, el Museo Kaluz brinda a los visitantes una oportunidad para apreciar la diversidad y la riqueza de las representaciones florales en el arte.
La curadora Sara García Fernández explicó que la exposición forma parte del programa curatorial “Visiones botánicas”, cuya idea es generar y promover la conciencia ecológica a través de la reconexión con las plantas y su significado en el arte.
“Va comenzando la primavera y estamos conscientes de que vivimos una crisis ecológica y alimentaria sin precedentes, por ello la exposición está pensada en que solo conociendo lo que tenemos, sabemos lo que estamos sacrificando. Es un mensaje optimista porque Eufloria está planteada desde un mensaje que redunda en la abundancia, en lo natural, en la profusión”.
La exposición ofrece un viaje visual a través de la historia del arte floral que sin duda dejará una huella duradera en quienes la visiten.
“Lo que se podrá ver, entre otras cosas, es el arte del bodegón en una versión prolija. Comenzamos con Josefa Sanromán (Guadalajara 1929-1889), una pintora mexicana del siglo XIX que está siendo rescatada en la historia del arte. Fue una pintora excepcional que no tuvo la suerte de ingresar en la Antigua Academia de San Carlos, pero tuvo como maestro particular a Pelegrín Clavé”.
Con Eufloria, el Museo Kaluz reafirma su compromiso con la difusión y el estudio del patrimonio artístico mexicano, por lo que presenta un retrato de la niña Josefa María Sanz González pintada por José Agustín Arrieta (Tlaxcala 180-Puebla 1874).
Como uno de los elementos de la pintura aparece un jarrón cornucopia, el cual, para asombro de los visitantes, se presenta en su versión física acompañando al cuadro. “Es una pieza singular perfectamente conservada que ha permanecido por generaciones en manos de los descendientes de Josefa María”, dijo la curadora.
La exposición, con obras de artistas como Alfredo Ramos Martínez y Josefa Sanromán, entre otros, tiene mucho qué decir. Ahí se expone un cuadro de flores poco conocido de Leonora Carrington que pintó en 1936 y perteneció a su madre.
“Me imagino que ninguna persona había imaginado esta pieza, que no está firmada, pero que es una de las escasísimas pinturas de flores que existen en el mundo de Leonora Carrington. Fue conservada por su madre como patrimonio familiar porque se sabe que realmente Leonora la pintó antes de su faceta surrealista”.
Las obras seleccionadas para esta muestra no solo celebran la belleza natural de las flores, también exploran temas más profundos como la vida y la efímera naturaleza de la existencia.
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BSMM