El encargado de verificar la autenticidad de los restos de Hernán Cortés exhumados el 25 de noviembre de 1946, ubicados en la Iglesia de Jesús Nazareno, fue el Instituto Nacional de Antropología e Historia, (INAH).
Aparecieron múltiples publicaciones periodísticas, entre ellas la revista Life, dando a noticia del hallazgo de la urna en el templo ubicado a un costado del Hospital de Jesús, el primero fundado en la Nueva España, cuya construcción empezó en 1601 y para 1688 ya contaba con capellanes dando sacramentos, dice a MILENIO la maestra Berenice Bravo, co autora de La introducción de Cuatri partita Terrarum Orbe, 500 años de evangelización, editado por la UNAM y la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Ahora que la figura de Hernán Cortés está en boca de todos, hasta de los políticos, cobra relevancia ese acontecimiento, ya que el próximo jueves se cumplirán 73 años la sexta exhumación del capitán Hernando Cortés.
El conquistador murió en Castilleja de la Cuesta, el 2 de diciembre de 1547, pero fue sepultado en Sevilla, y 11 años más removido a otro lugar. Aunque en su testamento dejó establecido que quería ser enterrado en tierras mexicanas, especialmente en el monasterio franciscano, cuyos descendientes deberían fundar.
Es hasta 1566 que llegaron a México los restos de Don Hernando y como aún no estaba edificado el templo que él había ordenado, de manera provisional fueron depositados en la iglesia de San Francisco de Texcoco. Para 1629 se exhuman para cambiarlos a la Ciudad de México, pero fue en 1794 que el virrey Conde de Revillagigedo le manda diseñar en el hospital de Jesús una tumba con un busto, al escultor Manuel Tolsá.
La investigadora de tiempo completo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), indica que “por el movimiento de Independencia y el sentimiento antiespañol se temía que sus retos estuvieran amenazado, así que fueron escondidos”.
Lucas Alamán tomó esa decisión para evitar cualquier atentado, por lo que entregó a la embajada de España en México una copia del documento que indicaba la ubicación exacta y otra a sus descendientes.
Se cuenta que en 1823 la clase política optó por presentar a Cortés como un villano. No bastaron los textos de Carlos Singüenza y Góngora que destacaban su labor filantrópica, como las fundaciones hospitalarias. Su urna se trasladó a la iglesia de Santo Domingo, y en 1827 volvió al Hospital de Jesús.
Con lo que nunca estuvieron perdidos, solo escondidos. Hubo quienes se dedicaron a buscar el lugar exacto en el que se encontraba la urna: Fernando Baeza, Manuel Moreno y Alberto María Carreño, después de una ardua indagación, dieron a conocer el lugar exacto, el 25 de noviembre de 1946.
Para poner fin a la controversia hasta se emitió un Decreto que establecía que el INAH no solo se haría cargo de la urna, también tendría la responsabilidad de conformar la autenticidad.
El documento refiere que: “El INAH tomará las medidas adecuadas para la conservación de los restos en el ex Templo de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno, en calidad de Monumento Histórico”.
Precisa Berenice Bravo que el gobierno mexicano “le exige al INAH que se haga responsable para hacer un veredicto sobre sus restos, se hace un estudio, se revisan los huesos para colocarlos a donde actualmente descansan”.
De acuerdo con las crónicas periodísticas ese Decreto fue compartido por Alfonso Ortega, en tanto que el doctor Trillo, Patrono del Hospital hizo la entrega de los restos, con lo que se procedió a abrir la urna. Al hacerlo se encontraron que dentro de un tubo metálico estaba el documento que certificaba su autenticidad. Su contenido fue leído por el historiador Silvio Zavala, los demás escucharon que el “sr. Cngo. Matías Monteagudo, hacía constar la autenticidad de los restos, teniendo como testigos a Francisco Cenizo y a Basilio Arriaga.
Tras ser redescubiertos los restos de Hernán Cortés, hoy en día se encuentran al lado del altar mayor del templo del hospital de Jesús, con una la placa que los identifica. En la esquina de Pino Suárez y República de El Salvador, donde justamente hace 500 años el conquistar español se encontraría por primera vez con el emperador mexica, Moctezuma II.
epc