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Alejandra Ambrosi: “Desde niña, a la mujer no se le permite ni enojarse”

La actriz, productora y directora refiere que ella y su codirector Gabriel Mata se enamoraron del texto y contactaron a la dramaturga y activista feminista, para traer su obra a México

Ciudad de México /

“Es una historia que resuena mucho en México, es tan importante en nuestro país —comenta la actriz—. La obra viene de un lugar de enojo, de impotencia. Zakarian no vivió esa experiencia, no es autobiográfica; sin embargo, como escritora y mujer en Inglaterra, se ha enfrentado a muchas situaciones de desigualdad. Y se enoja mucho. Cuando hablé con ella, se enojó de nuevo. Se enoja de todas las expectativas que hay en relación al tema de la mujer y de cómo ser mujer y lo que se espera”.

De acuerdo con la sinopsis de la edición original publicada en inglés, Hilos (Fabric) aborda las secuelas de una violación que no se cree, se enfrenta a los roles tradicionales que aún se esperan de las mujeres, cuestionando cuánto ha cambiado desde la revolución sexual de la década de 1960.

“A la mujer, desde niña, no se le permite ni enojarse, por ejemplo. Y yo también crecí con eso. 'No te enojes'. Sólo los hombres se pueden enojar, se dan cachetadas, pero las mujeres no nos podemos enojar. Entonces, Zakarian quería que saliera esta emoción de impotencia y de enojo. Quiero sacar la furia que tengo dentro de todos estos sentimientos de impotencia y desigualdad, y ponerla en palabras. Era como permitirnos estar enojadas, sentir impotencia y permitirnos contar esta historia”, refiere.


Ambrosi señala que, junto con Mata-Cervantes, adaptaron el título a México con el fin de que fuera “más poético”, y recuerda que “fabric” se traduce “tela”, porque Ema, su protagonista, trabaja en el mundo de la moda y conoce a la perfección todo tipo de tejidos.

Ese es el punto de partida de esta gran metáfora de cómo estamos tejidos, y cómo podemos resignificar también nuestros propios tejidos”, señala Ambrosi, actriz de teatro, telenovelas y películas.

¿Qué hizo que buscaras un texto sobre violencia de género?

Soy mamá de una niña de ocho años y tengo una responsabilidad personal y social. Estoy en un momento de mi carrera, en que quiero tomar los hilos en mi mano y darle un propósito a lo que hago. Siempre me ha gustado mi profesión, me encanta contar historias. Pero estaba en un momento en que necesitaba hablar de un tema como éste, que es tan urgente, y poner mi granito de arena desde mi trinchera de actriz y creadora. No quedarme con los brazos cruzados, callada.

Yo también soy mujer, madre, mexicana; me he enfrentado a distintas situaciones de violencia, y hasta que no dejen de suceder, hay que seguir alzando la voz, haciendo lo que pueda desde mi trinchera para transformarnos como sociedad. El teatro tiene esa capacidad de cuestionar y de ponernos en un espejo. Me motivó esta sensación de impotencia ante tantas desigualdades.

¿Qué te ofrece el teatro para abordar temas como éste?

El cine y la televisión tienen también el efecto de generar empatía, que es lo que pasa cuando cuentas una historia: te identificas con los personajes. Sin embargo, el teatro es aún más confrontativo, te pone frente al espejo. Al ser una experiencia en tiempo real, te están contando esa historia, te están compartiendo con el alma, como yo lo hago, que me salto al vacío con la historia de Ema.

Las emociones que vivo, que comparto en tiempo real con el público, hace que sientan lo que Ema está sintiendo. La empatía, una de las emociones más humanas y más hermosas, se genera de manera maravillosa, mágica, en el teatro, que otros medios no consiguen, al menos no con mismo el alcance. Y ese es el poder de hablar de un tema como este con teatro; que puedan entender, en los zapatos de Ema, lo que significa e implica vivir una situación de violencia.

¿Cómo teje Alejandra Ambrosi estos Hilos?

Ema llega a vivir a un nuevo espacio, después de haber sufrido una situación de violencia, en que da la espalda a la sociedad, a su familia, a su pareja, a sus amigas, al sistema judicial. Ella llega a este departamento nuevo rodeada de cajas y de hilos. El escenógrafo, Emilio Zurita, hizo un trabajo fantástico: nuestras paredes literalmete son de hilos, como para entrar a este mundo metafórico de la mente de Ema. y lo primero que se dice es: A veces hay que ir al pasado para poder seguir adelante.

Ema nos va a contar su historia a partir de sus recuerdos, vivencias, de lo que va sacando de estas cajas, que se vuelven símbolos, evidencias, hilos invisibles, que aparentemente son normales, pero que cuando los pones frente al espejo te das cuenta que no lo son y no deberían serlo. Y va tejiendo esta historia a partir de este recuento de lo que va sacando de las cajas, tratando de hilar, con el objetivo de entenderse a sí misma, de confrontar al público, cómo todos formamos parte del tejido social.

¿Qué busca y qué encuentra Ema?

Ema va contando todo lo que le sucedió. Y en cuanto lo va relatando, le van cayendo todos estos veintes, va cobrando conciencia de cómo ella también dejó pasar muchas cosas, de cómo ella formó parte de esa normalización (de la violencia), porque así la educaron, así creció. Y, de repente, esa bola de hilos se hace un nudo tremendo. Y no hay más que expresar el dolor profundo y llevar al público a esta catarsis de entender que todos somos parte del problema y de la solución. Es una gran historia.

La obra está cobijada, además de la escenografía, con música original de Juan Pablo Villa y con una iluminación que acompaña todo el viaje de Ema para llevar al público a toda esta montaña rusa de emociones a que enfrenta. El público también ríe, no es nada más puro drama y dolor; es todo un viaje como el viaje mismo de la vida: pasa del amor, al dolor, al enamoramiento, a experiencias que a veces pueden ser dolorosos, pero al mismo tiempo catárticas, irónicas. Es tremendamente humana Hilos.

Alejandra Ambrosi en la obra Hilos | Especial

¿Qué implicó codirigir por primera vez?

Tomar las riendas de un proyecto desde otro lugar. Siempre había estado en la silla de actriz, aunque ya con ganas de dirigir. En otra obra que trabajé con Gabriel Mata-Cervantes, 2:22 Una historia paranormal, ya tenía este gusanito, hacía propuestas. Y cuando terminó la temporada, él me dijo: “Tienes qué dirigir”. Desde ahí hicimos sinergia, nos entendemos muy bien, hacemos buen equipo. Dirigir fue tener al alcance una serie de decisiones creativas que no tenía antes, igual como productora.

¿Cómo te sientes en el monólogo?

Ha sido muy retador. Estar yo sola en escena da mucho miedo, pero al mismo tiempo te da todas las tablas, porque estás sola con el público y en un foro como el Lucerna, chiquito, donde el espectador está frente a ti, yo le estoy hablando todo el tiempo. Y no me queda más que decir la verdad de Ema, tengo que ser lo más honesta y verdadera posible dentro de los zapatos que me estoy poniendo de Ema.

Y sin hombres.

Sí, está padre, porque utilizamos varios recursos como el de un maniquí ahí, porque ella se dedica a la moda, de allí también el título. A Ema le encantan las telas, trabaja en una tienda de moda. Entonces, tenemos un maniquí que está presente durante toda la obra. Yo soy Ema, pero al mismo tiempo interpreto a varios personajes que forman parte de su vida, entre ellos, hombres. Es muy fuerte, porque el maniquí cobra presencia y al yo relatar no estoy sola, está toda esta gente. Hubo todo un trabajo actoral para darle una voz, una corporalidad distinta a cada personaje de su vida.

Ema pertenece a un estrato socioeconómico alto. Se tiende a relacionar la violencia de género con estratos más bajos.

La violencia no tiene edad ni género. Se llama violencia de género, pero también podría haber violencia contra los hombres, en diferentes tipos de edades y estratos económicos. La obra toca en particular el tema de la violencia de género contra la mujer, pero el cuestionamiento es hacia nosotros mismos, hacia nuestros propios tejidos y de cómo hemos ido creciendo. Ema está en un estrato social medio, no acomodado, pero sí se enamora de alguien que viene de un estrato social más alto, y desde ahí se coloca ella como si fuera inferior a él, como si no fuera suficiente para él, como si fuera el príncipe que la rescata de una posición menos valiosa. Hay muchos prejuicios alrededor de las clases sociales, de cómo nos construimos. El machismo, la desigualdad nos atraviesan a todos, sin importar género, edad, clase. Y esa es una de las grandes reflexiones de la obra, por eso puede tocar a tantos.

¿Cómo se vive esa violencia en sectores como la moda, el teatro, el cine, la televisión, el universo de los actores, las actrices?

En mi medio también hay mucha desigualdad, hay mucha violencia de género, al final, las decisiones más importantes en las producciones siguen siendo por parte de los hombres. Vamos ganando terreno. No me gusta hablar del tema como de una cosa de estar en contra de o que les vamos a derribar, sino como un tema de búsqueda de igualdad de oportunidades. Y es lo que tenemos que poner en la mesa sobre la conversación: hablar sobre igualdad, resignificar, nuevas masculinidades, nuevas maneras de entendernos y de construir patrones que estén libres de violencia.

Hilos, un monólogo en que su protagonista, Ema (Leah, en el texto original), se enfrenta a la violencia de género, repone temporada en el foro Lucerna, del 17 de febrero al 7 de abril, sólo los lunes.


  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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