En su natal Quintana Roo, Jorge Cano Febles creció en un entorno creativo gracias a su familia, donde la pintura y la arquitectura eran ejes importantes. Pero fue hasta sus 18 años, tras mudarse a la Ciudad de México para estudiar una licenciatura, que profundizó en los libros. "Me hice lector habitual, pero muy tarde, como hasta los 19-20 años", dice a MILENIO. Eventualmente, le surgió la "necesidad" de escribir, y así descubrió que podía "desarrollar una parte racional y creativa".
De 100 años de Soledad, de García Márquez, como el primer libro que devoró, el escritor pasó a alimentarse de otros temas: "Me interesan los debates intelectuales, de ideas, así como la escritura sobre emociones y atmósferas". De esas afinidades surgió Terciopelo negro, un poemario experimental postapocalíptico respaldado por las ilustraciones del artista Salvador Mendoza y la editorial Gato Blanco.
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¿Cuáles fueron los primeros temas sobre los que escribiste? ¿Los recuerdas?
Creo que la escritura es un arte y hay personas que tienen talento y otras no. Aún así, las personas con talento tienen que desarrollar su arte; como un pintor, que tiene que hacerlo constantemente para mejorar su técnica. Yo pasé por un proceso así al principio, y lo que hacía era construir como pequeños diarios, no tanto sobre lo que me pasaba en el día, sino algún sueño, ideas sobre política o reseñas de libros. De hecho, en diferentes etapas de mi vida he vuelto a hacer eso.
Luego, en el ITAM empecé a escribir en el periódico, El supuesto. Me tocó trabajar con un equipo muy profesional y ahí aprendí a escribir artículos, ensayos breves. Fui mejorando poco a poco. Seguro mis primeros textos eran espantosos, pero ese vínculo con el periódico fue como una escuela.
A tus 35 años y con tres libros detrás (Cartas a un joven diseñador, Sopa de huesos y Terciopelo negro). ¿Te consideras un escritor maduro o crees que la madurez es una búsqueda constante?
Creo que en la vida de todos los escritores hay un momento donde puedes decir 'Ya soy escritor'. En mi caso, ya me considero maduro: hace dos años gané la Jóvenes creadores, pero llevo muchísimos años escribiendo. Empecé a publicar de manera más profesional cuando estuve en Horizontal, una revista intelectual de análisis político y cultural. Ahí me tocó trabajar con algunos de los mejores escritores, editores y académicos de México; fue un momento de madurar rapidísimo profesionalmente. Antes publicaba uno o dos ensayos al año, y luego publicaba textos experimentales y los dejaba tirados. Pero hasta ahorita es que estoy publicando mis libros.
Terciopelo negro. ¿Cuál fue el germen de la obra?
Originalmente quería escribir un poemario para trabajar la sensación de darle ñañaras a mis lectores, desasosiego, ansiedad, miedo. En los últimos meses del 2023 me volqué a escribir textos más experimentales y me di cuenta que tenía una estructura completa: una novela política donde podía contar varios de los temas que veía en México y el mundo relacionados con el miedo, la persecución a ciertas minorías y otras cosas de nuestro pasado inmediato.
Entonces, en el libro estructuré eso, es una historia en la que trato de explicar un proceso político, que es la consolidación de una tiranía.
El libro salió en octubre del año pasado. ¿Has vuelto a leerlo? ¿Encuentras cosas que mejorar con el tiempo?
Lo volví a leer para esta ronda de entrevistas. En mi caso, soy meticuloso a la hora de limpiar la última versión; confío en que si ya me gustó, tiene que quedar. Cuando estuve en Horizontal fui editor, entonces me tocó trabajar los textos con los autores, saber construirlos. Luego hice el salto a escritor profesionalmente. Pero por eso cuando entrego mis textos busco que estén finalizados... después de nueve revisiones.
¿Cómo escribes? Tienen una rutina puntual o vas cachando ideas...
Mi primer libro, Cartas a un joven diseñador, es un libro de autoayuda para escritores jóvenes y está lleno de tips sobre cómo escribir, cómo desarrollar un proyecto interesante. Creo que es el primer libro de autoayuda en la historia de la literatura mexicana, es como un chiste. Pero fuera de eso, creo que hay momentos donde tengo preocupaciones que van creciendo o veo debates que se están atorando en México, y en esos contextos genero una reacción: ya sea algún texto-ensayo muy racional o algún texto más estético.
También, si experimento algo... por ejemplo, uno de mis textos favoritos es una crónica sobre cómo viví en terremoto del 2017 en la Roma Norte, que fue una experiencia apocalíptica; cuando siento o experimento algo, tengo la necesidad de escribir a partir de eso. Y creo que muchos de los mejores textos en la historia de la literatura universal parten de ese proceso: de escribir lo que piensas, lo que sientes, los fracasos.
Además de la lectura, ¿de dónde más te nutres?
Principalmente es la lectura, pero en mi caso no solo leo literatura, cada vez leo más historiografía, teoría política o textos académicos. El pequeño porcentaje es literatura. Otra cosa con la que me alimento son las artes: me gustan los museos, el cine. También estar en contacto con artistas; tengo muchos amigos dentro del medio del arte contemporáneo. Ver que están produciendo ideas nuevas, estéticas nuevas, es una zona de alimento cultural para mí.
¿Cómo evalúas el trabajo de la editorial Gato Blanco?
Ahorita veo las cosas bastante retraídas, y en ese contexto creo que Gato Blanco lo está haciendo excelente al existir y darle su plataforma de desarrollo a algunos nuevos autores y a otros consolidados. Creo que la cultura es un acervo de ideas, una zona de intercambio de comercio, estéticas, y cualquier esfuerzo editorial que busque generar e inyectar volumen a esas conversaciones, me parece excelente.
¿Ya estás esbozando algún nuevo título?
Quiero publicar el libro que hice con Fonca, es una historia sobre el poder de la Ciudad de México, de la conquista a la 4T. Me interesa explicar por qué se ha centralizado tanto durante los años y cuáles han sido las ideologías o mitos del proceso político. Es un libro no solo de critica política, también de critica cultural. Espero publicarlo este año.
Tengo otro manuscrito que tiene cierto parecido al estilo de Terciopelo negro. Es una novela breve sobre un poeta que vive en la Ciudad de México, sobre sus días, sus ideas, cómo piensa de la ciudad y el medio literario. Es un elogio personal a muchos poetas malditos que me han influenciado. También en honor a los que han fallecido en los últimos años, algunos amigos.
hc