Almohadas | Por Ana García Bergua

Husos y costumbres | Nuestras columnistas

La autora comparte una serie de aforismos sobre estas compañeras del sueño.

Peleas de almohadas, dicha de plumas. (Ilustración: Simón Serrano)
Ana García Bergua
Ciudad de México /

Una persona muy solitaria inventó la almohada.

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Hay almohadas herederas de la de Quiroga, que de manera pérfida malaconsejan al confiado durmiente que las consulta y lo llevan a la locura.

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La pelea por la buena almohada que cimbra los matrimonios más sólidos.

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No sólo el plato: la almohada ajena siempre parece mejor.

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Quizá los que duermen sin almohada tienen alma de conscriptos.

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Entre las plumas de la pelea de almohadas vuelan los sueños y se va la infancia.

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A diferencia de los hombros para llorar, hay gente que tiene espíritu de almohada, con la que se ronca a pierna suelta.

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Durante meses utilizó una almohada bajo el vestido para fingir que estaba encinta. En la noche, adentro de la almohada latía un corazón materno.

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Sólo las almohadas entienden a los gatos. Quizá un gato inventó la almohada.

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Peleas de almohadas, dicha de plumas.

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¿De quién es el rostro cuya mejilla es la almohada?

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Almohada espejo de nuestro sueño, ahogo de pesadillas.

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Unos que gobiernan rodeados de sordera, como los pachás rodeados de almohadas.

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Almohadas que se hacen las inocentes, pero durante el día ofrecen sus servicios de soplonas de sueños y asesinas a sueldo.

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Hay almohadas que cobran por la consulta.

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Lo abrazó con gran pasión, como a su almohada más querida.

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En cuanto podía, se escondía a sí mismo bajo de la almohada.

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Era la almohada la que le contaba sus infidelidades.

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Aterrada de que le quitaran el relleno de plumas que le daba alergia a su dueña, la almohada se echó a correr como una gallina sin cabeza.

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Las almohadas rellenas de hule espuma provocan sueños futuristas. Las almohadas de paja, sueños sin sustancia.

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En almohada del moribundo van anidando sus recuerdos.

AQ

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