Año de Francisco Villa, Friedrich Katz y Galo Gómez

Doble filo

Hace un cuarto de siglo, el más importante biógrafo del Centauro del Norte dio una interesante entrevista a Milenio Semanal.

Francisco Villa entre 1910 y 1915. (Foto: Wikimedia Commons)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

I

Antes de que finalice 2023, Año de Francisco Villa, quisiera recordar una entrevista que Galo Gómez le hizo a Friedrich Katz, publicada en octubre de 1998, en Milenio Semanal.

El historiador austriaco es considerado como la máxima autoridad entre los biógrafos de “mi general”. Su libro Pancho Villa (Ediciones Era, 1998) sigue siendo un best seller en México y otros países luego de un cuarto de siglo de su aparición.

De sus mil páginas pueden sacarse citas para ensalzar o denostar al Centauro del Norte. Se le puede convertir fácilmente en héroe o villano.

Katz le dijo a Galo Gómez: “Si Villa hubiera sido un vulgar bandolero, hubiera podido hacer lo que hicieron Batista o Somoza que, cuando fueron derrotados, tomaron el tesoro del Estado y se fugaron al extranjero para darse la buena vida. Villa fácilmente hubiera podido hacer eso. Estados Unidos le había propuesto darle asilo, pero en lugar de eso escogió cinco años de lucha guerrillera. Eso es algo que no puede atribuirse a un vulgar bandido”.

II

A Pancho Villa le digo “mi general” porque así lo nombraba mucha gente de mi pueblo, Valle de Allende, Chihuahua, cuando yo era (más) joven. El respeto y la admiración que había en esas dos palabras es algo que no se olvida, aunque también tenía algunos detractores que lo llamaban “bandido”.

Acerca del bandolerismo temprano de Villa, Katz agregó en la mencionada entrevista con Galo Gómez: “Si bien roba ganado, también es cierto que lleva una vida legal bastante interesante como empleado de empresas y ellas nunca se quejan de robo de dinero. También encontré otro documento, en el cual se dice que Villa fue detenido por un día en junio de 1910, se quejó ante el alcalde y al día siguiente se le regresó su pistola y 700 pesos. Entonces, no puede haber sido como dice la leyenda: no era el criminal perseguido por todos”.

Galo Gómez le pidió a Katz una definición concreta del revolucionario y esto fue lo que respondió el investigador: “Se trata de un individuo muy difícil de catalogar. Dirigió una revolución social con fuertes problemas agrarios y frontera con Estados Unidos. Hizo una profunda reforma confiscando las tierras de los hacendados, repartiendo bienes pero no tierras a los campesinos del norte… En lugar de dividir las haciendas, las hizo administrar por el Estado y vendió el ganado, el algodón, el producto de las haciendas para comprar armas y municiones en Estados Unidos. Y como quería que los campesinos lucharan fuera de su tierra natal, les prometió dividir la tierra después del triunfo de la revolución, no antes”.

En su libro, Friedrich Katz se inclina a pensar que los mayores atributos de Pancho Villa para atraer soldados fueron su propia audacia en los combates y el trato personal con cada uno de ellos. Era un hombre admirado, respetado y, obviamente, temido.

Los amores de Doroteo Arango es un tema que Galo no abordó con Katz y que en 2023 ha sido muy utilizado por los detractores del revolucionario como para restarle méritos. Un compendio de tales anécdotas armarían un gran texto de portada en las revistas del corazón.

Portada de 'Pancho Villa', de Friedrich Katz. (Ediciones Era)

III

Conocí a Galo Gómez en los inicios de Milenio Semanal, cuando la revista tenía sus oficinas en Polanco. Era un tipo amable y taciturno con quien, desafortunadamente, platiqué poco. Luego de que entrevistó a Katz, le comenté que Villa había sido compadre de mi abuelo materno y le interesó mucho esa historia personal.

Dos meses después de la charla con Friedrich Katz, Galo me dejó con el ojo cuadrado cuando consiguió una entrevista con Pedro Antonio Marín, guerrillero colombiano de las FARC, mejor conocido como Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, hasta entonces famoso por su mutismo ante los medios de comunicación. Ese texto forma parte del libro de Galo Gómez Días de coraje: crónicas y reportajes, 1984-1998 (Grijalbo, 1999).

La siguiente gran sorpresa que nos dio Galo Gómez Ogalde en la redacción de la revista fue su prematura muerte en un accidente automovilístico, en el entonces Distrito Federal, antes de cumplir 40 años de edad.

Galo nació en Chile y vino aún adolescente a México como exiliado, luego del golpe militar contra Salvador Allende. Su padre fue Galo Gómez Oyarzún, miembro del Partido Socialista de Chile y vicerrector de la Universidad de Concepción, quien fue arrestado en 1974 y trasladado a un campo de concentración. Al año siguiente fue deportado y nuestro país lo acogió tanto a él como a su familia.

Galo Gómez hijo regresó a Chile con ganas de reintegrarse a su país de origen, pero el esfuerzo resultó infructuoso. En octubre de 2010, Roger Bartra escribió en Letras Libres acerca de su amistad con Galo (trabajaron juntos varios años en La Jornada Semanal). En ese texto, Bartra reprodujo fragmentos de cartas que se enviaron entre 1993 y 1994, mientras Galo permaneció en el sur del continente.

De Galo: “Si algo se llevaron los milicos del alma nacional fue cualquier vestigio de humildad que hubiera podido existir. La percepción que del país se tiene es algo así como las cuentas alegres de Superama. Las exaltaciones de la chilenidad como una de las siete maravillas del mundo, las idílicas comparaciones con tigres y jaguares para reseñar nuestro (digo) carácter nacional, el mil veces repetido exitismo macroeconómico como prueba de una de las tantas virtudes de nuestra personalidad y el convencimiento más absoluto de que este santuario andino del Opus Dei es el centro del mundo, es a veces un poco agotador”.

IV

Acerca del asesinato de Francisco Villa, Friedrich Katz le dijo a Galo Gómez: “Hay pocas dudas de que fue el gobierno quien la planeó. El hombre que probablemente organizó el crimen fue Amaro. Es posible que Estados Unidos haya estado involucrado. Por lo menos en relatos del FBI, vi que Calles estaba convencido de que para obtener el reconocimiento del gobierno de México por parte de Estados Unidos, había que sacrificar a Villa. No encontré pruebas, solo indicios, y aunque no lo puedo asegurar, sí existen señales para pensarlo”.

Luego de muchos años de investigación, Friedrich Katz (1927-2010) murió con muchas interrogantes acerca de la verdad histórica de Francisco Villa. Los detractores de “mi general” son los que están llenos de certezas.

AQ

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