Audaz, inspiradora, sensible: así es la arquitectura de Frida Escobedo

Colegas y proyectistas que han convivido con Escobedo hablan sobre las características que definen la obra de esta deslumbrante arquitecta.

La arquitecta mexicana Frida Escobedo. (Neil Hall | EFE)
Laura Cortés
Ciudad de México /

Loreta Castro

Especialista en paisaje urbano

Conozco muy bien la trayectoria de Frida Escobedo, a ella la conozco desde hace más de 20 años. Es una persona que está haciendo arquitectura las 24 horas del día. Por eso, ver que su esfuerzo tiene estos resultados es muy inspirador.

Es una arquitecta muy audaz. Siempre va más allá. No da las respuestas esperadas a las condiciones ni a los desafíos que presentan los proyectos.

Un ejemplo es su Serpentine Pavilion en Londres. Su aproximación a este proyecto es muy interesante. Escogió la teja de pizarra para construir todo el pabellón, con un patio orientado en sentido Norte-Sur y vinculado al meridiano de Greenwich que pasa por dentro del pabellón y, a partir de esa línea, hace un espejo de agua que se refleja en otro espejo que está en el techo. Es una arquitectura contextualizada, que lee y entiende el lugar en el que está situada, pero que además es interpretada de una manera muy contemporánea.

Otro de sus proyectos es una intervención muy bonita en el Museo Experimental El Eco, donde con blocks de cemento-arena —el material más común en este país— armó en el patio una topografía que iba cambiando de acuerdo conforme la gente llegaba o se iba, por la manera de apilar los blocks se convertía en gradas, en círculos, en ruinas.

En La Tallera Siqueiros, en Cuernavaca, hizo con la celosía una piel homogénea con bloques de hormigón y unificó las diferentes construcciones que componían la casa taller de Siqueiros; luego con los murales armó la plaza pública.

Es una mujer muy inteligente, que piensa mucho. No hace una arquitectura de botepronto, es una arquitectura reflexionada, muy bien argumentada y muy bien sustentada. Evidentemente, como resultado sus proyectos son muy sólidos.

La Tallera. (© Rafael Gamo)


Miquel Adria

Director de Arquine

Un primer momento que hay que destacar en su trayectoria es la intervención pública que hizo en La Tallera. Es un rescate muy interesante de lo que era casi una bodega donde trabajaba Siqueiros. Frida supo crear un espacio casi escenográfico con los recursos que tenía al alcance y emergió con ese trabajo público.

Otro momento interesante es cuando la escogen para hacer la Serpentine Gallery, en Londres, en donde crea un espacio performativo en el que juega con la ambigüedad entre interior y exterior, entre cubierto y descubierto. Las presentaciones de sus proyectos siempre son muy interesantes, entre líricas y a veces casi literarias en el uso de la representación gráfica y tipográfica. En el caso de Serpentine, jugaba con la divergencia de los ángulos pasando por el meridiano de Greenwich, lo que le sirvió para crear una composición que acabó siendo un recinto con materiales que podrían ser de cierta inspiración mexicana, construye una celosía con elementos cerámicos como tejas.

Tiene una sensibilidad muy especial en la narrativa del proyecto arquitectónico. Es muy claro cómo es capaz de conectar algunos aspectos que no necesariamente tienen que ver con la arquitectura, que pueden venir de la literatura o de la poesía, eso le da pie para producir propuestas arquitectónicas muy interesantes.

Sin duda, el reconocimiento que representa el encargo del MET de Nueva York sorprende porque era un proyecto que, en principio, estaba dado a David Chipperfield y deciden cambiar el rumbo del encargo y ofrecérselo a una arquitecta mexicana, lo cual pone énfasis en lo que están haciendo toda una generación de arquitectas mexicanas como Gabriela Carrillo, Tatiana Bilbao, Loreta Castro, quienes están representando muy bien a México.

El éxito de esta noticia es un éxito de género, pero también es un éxito en términos de arquitectura mexicana de nueva generación, lo cual sin duda tiene un sustrato mucho mas sólido. Es la punta de un iceberg de una generación que viene, tanto de arquitectas como de jóvenes arquitectos mexicanos que hoy por hoy son un referente en la arquitectura internacional.

Serpentine Pavilion. (© Rafael Gamo)


Mauricio Rocha

Fundador del Taller Mauricio Rocha

Frida ha hecho una carrera brillante irrumpiendo en la arquitectura, el arte contemporáneo y la filosofía. Siempre ha tenido esa preocupación por tocar todos los elementos que se tienen que trabajar en la construcción del espacio; lo ha hecho en su propia arquitectura, pero también en sus intervenciones y esculturas que suceden en mundos más cercanos al arte, donde ella, como autora creativa, ha logrado mostrar su sensibilidad.

Me tocó ser su tutor en las becas para jóvenes del Fonca, el hecho de haber estado cerca de ella y ver ahora dónde está me genera una emoción muy particular. Eso que no ha dejado de hacer, le ha permitido fortalecer su sensibilidad con propuestas que tienen contenidos profundos y que la deslindan de la mayoría de la arquitectura comercial o genérica. Hay muy pocos casos de arquitectos que trabajen un mundo interior. Sin duda, ella ha logrado transmitir eso y de ahí la fuerza que muestra en sus proyectos. Está en una edad extraordinaria para que toda esta construcción filosófica intelectual se convierta en respuestas arquitectónicas contundentes. Tiene una construcción interior basada en su investigación y en que se ha nutrido de diferentes disciplinas.

La noticia del MET ha tenido gran impacto porque la arquitectura es un trabajo de largo aliento, a diferencia del mundo del arte en donde los procesos son más inmediatos. Hemos visto esas respuestas positivas en el arte en el caso de Gabriel Orozco y Damián Ortega, por ejemplo, son sorpresas positivas que entusiasman al mundo cultural de México, pero en el caso de la arquitectura este tipo de comisiones si llegan, llegan mucho más tarde.

Si bien se está abriendo camino a las mujeres en el mundo de la arquitectura, en este caso todavía es con más fuerza y más energía por ser una encomienda como la del MET.

Le dije a Frida que hay que entender este proyecto como cualquier otro. Hay que hacer lo que ella sabe y concentrarse en las razones por las que le pidieron ese trabajo y resignificarlo para realmente dar lo mejor.

Oscar Wilde decía que “la fama es el último precio que paga el artista” y, por supuesto, bienvenida la fama si eso te permite hacer tus proyectos y locuras. Va a tener una gran presión por el tamaño del proyecto, por las expectativas que ha generado, por la visibilidad y por todas esas cosas que aunque son buenas pueden ser peligrosas.

Hoy Frida tiene un camino muy atractivo de desarrollo y estoy seguro de que lo va a hacer muy bien.

Mar Tirreno. (© Rafael Gamo)


Gabriela Carrillo

Arquitecta y académica

Me encanta que sea Frida Escobedo quien esté desarrollando el proyecto del MET.

Es una mujer tremendamente brillante, además de ser una arquitecta profundamente sensible, asertiva, clara y además… adorable. No solamente es virtuosa desde su profesión, también como ser humano y eso es algo que me parece muy importante destacar.

Por otro lado, es increíble que una institución como el Museo Metropolitano de Nueva York, uno de esos grandes monstruos que han sido de alguna manera determinados por esta sociedad que habitamos —bastante patriarcal y regida aún por todos los estigmas sociales— haya tomado la decisión de liberarse de esas condiciones y haya decidido contratar a una mujer joven mexicana, con una oficina pequeña y joven, pero importante por los logros que ya ha adquirido. Es una decisión muy audaz.

No me queda más que felicitar al MET porque sin duda esta gestión de cambios es esencial para el futuro de nuestro planeta, es un comienzo para liberarnos de estos estigmas.

Por supuesto, hay que felicitar a Frida, una querida amiga y una maravillosa arquitecta, y también a todo su equipo de trabajo, porque como siempre lo decimos la arquitectura es un trabajo colectivo. Estoy segura de que harán una obra extraordinaria.

ÁSS

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