El Aguascalientes remasterizado

Reseña

Cuatro apuntes sobre ‘Convocatoria abierta’, de Armando Alanís Pulido, quien con este libro rinde homenaje a los autores galardonados con el Premio de Poesía Aguascalientes.

Portada de ‘Convocatoria abierta’, de Armando Alanís Pulido.
Carolina Olguín
Ciudad de México /

Primero

En Convocatoria abierta, el nuevo libro de Armando Alanís Pulido aparecido este 2023 bajo el sello de Mantis Editores y Conarte, el poeta se propone hacer un homenaje a la poesía mexicana, en concreto, a aquellos autores que han sido galardonados con el Premio Bellas Artes de Poesía de Aguascalientes, el que, como todos sabemos, es quizás el premio más importante del país en ese género, un reconocimiento que se ha convertido en un referente para lectores y escritores de poesía en México.

Cada poema de Convocatoria abierta está dedicado, por orden estrictamente cronológico, a un poeta de la afortunada lista de ganadores del Aguascalientes. En este homenaje-libro, se hallan implícitos dos hechos: que este premio ha ido conformando toda una tradición poética en México y que Alanís Pulido se adhiere a esta tradición, como quien camina por ese bosque y reconoce las aves y sus cantos, los árboles en los que habitan, las señales y códigos en los que conversan. De algún modo, con este libro el poeta se hace de un lugar en esta tradición demostrando no solo su conocimiento de la poesía que han escrito los ganadores, sino su necesidad de entrar en un diálogo estético con ellos.

Segundo

Creo que este libro ofrece varias puertas de entrada para su lectura; menciono por lo menos tres: 1) Se puede leer, como el mismo autor declara en el propio libro, como “un respetuoso y cálido homenaje” a estos poetas, entre los cuales se encuentran Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, María Baranda, Javier Sicilia, Coral Bracho, José Javier Villarreal, Minerva Margarita Villarreal y Renato Tinajero, entre muchos otros. 2) También se puede leer como una recreación deliberada de la poética de cada autor, un juego mimético en el que Alanís Pulido capta algo esencial de la poesía de cada uno y con ello hace el poema. Y 3) Es posible leerlo como un compendio de poemas en donde el estilo del poeta se vuelve una casa de muchas habitaciones en la que caben los otros y sus rasgos líricos. La poesía de Alanís Pulido se ha distinguido por ser de versos breves, de una sencillez que pone a prueba la lírica a través del humor, del sinsentido y otros elementos de una antipoética muy suya; sin embargo, llama la atención que su estilo no se diluye ni se hace a un lado, más bien integra o adopta a las otras voces y, en ocasiones, nos llega a confundir en ese entrecruzamiento… lo leemos a él, pero al mismo tiempo a Malva Flores, a Balam Rodrigo o a Héctor Carreto. En lo anterior me parece que se halla uno de los aciertos y a la vez una de las proposiciones más interesantes del libro: la demostración de una lectura atenta de las poéticas de otros autores que, no obstante, no puede quedarse exclusivamente en el acto de la lectura, sino que acude a la recreación a través de la palabra propia, como si el poeta regio necesitara, para leer mejor a los otros, entrar en su corriente a través de su escritura.

Tercero

Hay una constante muy significativa en el libro: en la mayoría de los poemas encontramos palabras que pertenecen a un campo semántico en torno a la escritura y la traducción, o alrededor de lo más elemental de este oficio: la lengua, su habla, sus resonancias. Esas palabras y frases alusivas se asoman insistentes en el libro: descifrar, interpretar, traducir, andar o desandarla [la escritura], descansar en los puntos suspensivos, tartamudear, pronunciar mal un vocablo, la sagrada palabra, el lenguaje de señas, ladridos o gargantas destempladas… En este sentido, todo va dando cuenta de que Alanís Pulido se alinea a esa obsesión por la palabra que lo habita, al grado de convertirla en centro de su libro y de su poética… o bien, en realidad solo ha sido tocado por la misma inquietud que aqueja a muchos de los poetas contemporáneos: una preocupación por el decir, por el lenguaje mismo, la poesía como un metalenguaje que se nos impone, la necesidad imperiosa de hablar del mismo oficio, y de cómo aflora eso que es inaprehensible en el acto de escribir y se va tornando una capa más de los múltiples sentidos del poema.

Cuarto

Destaco dos poemas de Convocatoria abierta para ilustrar estos apuntes y cerrar este texto. Primero, el dedicado a Eduardo Langagne (p. 41), porque considero que es la perfecta síntesis del libro:

Las voces que se escuchan pertenecen a todos

Tengo mis dudas: ¿son cantos de guerra?, ¿son un son o un soneto?

Las voces que se escuchan son

un refugio en el que viajo

un mundo idéntico que se repite casi idéntico

en mi mundo

una traducción, una traición, un homenaje

(ya lo dije al principio).

Las voces que aparecen fabrican sin saber

lo que siempre se propusieron

con simpleza: una canción del alma.

Las voces que aparecen son el karaoke alegre y ruidoso

y yo, el vecino desvelado e incómodo que canta

con todas sus fuerzas.

Segundo, el dedicado a Renato Tinajero, porque me pareció estupenda la manera de dialogar con él, además de recoger uno de los versos más memorables del libro Fábulas e historias de estrategas, libro en el que Tinajero toma el ajedrez como alegoría unitaria del poemario; el verso en cuestión es “me atenaza la sed, pero no es mía”, y Alanís Pulido hace eco de él o le da continuidad a esa idea de que “la sed no es mía”, y la complementa añadiendo o respondiendo: “es de la reina”. Esto es, la proposición la sed es de la reina puede remitirnos a la figura de ajedrez en primera instancia, pero claro está que la reina del ajedrez es solo un pretexto para decir algo más, y entonces, ¿a cuál sed se refiere?, ¿la sed de poetizar a partir de otros no es de Alanís Pulido?; si es de “la reina”, ¿quién más puede ser la reina sino la poesía, la misma que nos convoca en esta convocatoria abierta, y todo lo que ello signifique más allá de un género literario y un premio?

Visto desde este punto, desde el pequeño engarce que hace Alanís Pulido a partir del poema de Tinajero, este libro se nos presenta como ese lugar de encuentro en donde la sed de la palabra poética se reconoce y se asume con todo y sus modos de satisfacerla: el juego, el espejeo, el reconocimiento de la voz propia y la del otro, los recursos del desdoblamiento y la maleabilidad de la palabra, la mímesis como creación necesaria del artista que reinventa el mundo, su mundo.

AQ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.