De Duchamp a Koons

Desmetáfora

Sus piezas expuestas en el Museo Jumex revelan más diferencias que semejanzas.

La expo de Koons y Duchamp se presenta hasta el 29 de septiembre de 2019 en el Museo Jumex. (Montaje digital: Ángel Soto)
Gerardo Herrera Corral
Ciudad de México /

Marcel Duchamp es muy conocido por el urinal al que tituló Fuente y con el que quiso mostrar que cualquier objeto puede convertirse en arte si se lo saca del contexto usual para colocarlo en un museo. Sin embargo, para muchos conocedores, su verdadera gran obra se titula La novia desnudada por sus solteros, incluso. La obra no se exhibe en México, pero se la puede apreciar en fotografías y videos.

Duchamp escribió muchas notas preliminares a la elaboración de esta pieza. En algunas se discuten temas de la física de principios del siglo pasado. La obra se mostró en 1926 en el Museo de Brooklyn por primera vez y justo después se rompió durante el transporte. Duchamp la reparó cuidadosamente y ahora es propiedad de la colección permanente del Museo de Filadelfia. Después del accidente, Duchamp creó un discurso alrededor de las grietas en el vidrio para darle más valor a su creación artística con los vidrios rotos.

En todo caso, las notas preparatorias a la construcción de la obra han hecho pensar que el artista tendría algún interés por la ciencia y la tecnología, pero no. El mismo Duchamp negó siempre tal posibilidad.

Ahora, con la exposición de Marcel Duchamp y Jeff Koons en el Museo Jumex de la Ciudad de México, se intenta establecer un paralelismo entre ambos que, al menos en lo que se relaciona con la ciencia y la tecnología, parece no existir. Si Duchamp quiso mostrar el carácter artístico de objetos cotidianos fuera de su ámbito, Koons quiere dar a los mismos un valor artístico con tecnología e imaginación.

Jeff Koons, el artista mejor cotizado de nuestro tiempo, ha expresado de muchas maneras su interés por el conocimiento científico. Una de sus piezas consiste en un tanque de vidrio lleno de agua destilada con cloruro de sodio (sal común). La cantidad de sal es cuidadosamente determinada para mantener a la pelota suspendida en el centro del tanque en lugar de flotar. Se dice que fue con el consejo de Richard Feynman —laureado Nobel y ampliamente conocido por sus libros divulgativos— que adicionó sodio altamente puro de grado reactivo. De esa manera el agua pesada con sal se va al fondo del tanque mientras que el agua fresca y más ligera se queda arriba. Con eso ya es posible colocar la pelota a la altura deseada. Por supuesto que con el tiempo y el movimiento el agua se homogeniza y por eso el tanque debe llenarse nuevamente cada vez que se monte la pieza para alguna exposición.

Una de las piezas que se exhibe en la exposición del Museo Jumex es Play Doh. Jeff Koons quería construirla de polietileno, pero pronto se dio cuenta de que el material no le daba la textura que él quería en la superficie. Por eso cambio a aluminio. Recurrió al proceso de fundido con molde de cera para las piezas externas y fundido en moldes de arena para las piezas internas. En la elaboración se debió innovar para lograr el embrollo que se deja ver en la obra. Cada pieza coloreada de metal está hecha de manera independiente y la estructura en conjunto asemeja a la paleta de plastilina (Play Doh, marca comercial). Se dice que, aunque la obra está terminada, su instalación es difícil porque las partes no tienen indicaciones para su colocación. Se van acomodando de acuerdo a su peso por una grúa que las baja una después de otra para dar el arreglo final.

El arte conceptual sigue siendo un enigma para muchos de nosotros que fuimos educados en el arte clásico donde la estética aún tiene una representación clara. Ahora los objetos parecen cobrar un significado que no siempre se relaciona con la belleza. Quizá en el fondo de estas cuestiones está la idea más básica que expresa el gran antropólogo belga Claude Lévi-Strauss en su libro De cerca y de lejos:

“El culto a los objetos restaura en la sociedad moderna una especie de animismo que sacraliza una multitud de obras humanas”.

Decía Yves Arman en su libro Plays and Wins: “para Duchamp, las pinturas parecían ofrecer sólo un placer pictórico o ‘retiniano’, sin estimular la mente. Por eso decidió expandir el arte y empezar por usar algo más que la pintura, los pinceles y lienzos. Pero, por supuesto, su trabajo no podía ser sobre religión o moralidad, como fue en el Renacimiento, así que se enfocó en un análisis y criticismo que percibía era la mayor preocupación de nuestro siglo”.

Efectivamente, en una exposición de Duchamp lo que uno ve es análisis y criticismo fuera de lo convencional. Sus obras lo sacaron por completo de la corriente principal, pero logró una influencia tal que su trabajo sigue siendo el comienzo de casi todos los movimientos artísticos.

ÁSS

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