El contratenor Leandro Marziotte musicaliza poemas de Mistral, Storni y De Ibarbourou

Entrevista

De visita en México para su debut en el Palacio de Bellas Artes, habló en entrevista sobre 'Las musas de América', álbum en el que traslada la poesía y visión de estas tres mujeres a la música.

Leandro Marziotte, contratenor uruguayo. (Foto: leandromarziotte.com)
Ciudad de México /

En enero de 1938, Gabriela Mistral, de Chile, Alfonsina Storni, de Argentina, y Juana de Ibarbourou, de Uruguay, se reunieron en el Instituto Vásquez Acevedo de Montevideo en un curso de verano organizado por el Ministerio de Educación, para hablar sobre su forma de escribir y el rol de la mujer en la literatura. Ese único encuentro de tres de las mayores poetas del español inspiró 85 años después al contratenor uruguayo Leandro Marziotte a ponerle música a poemas de las tres escritoras, para su disco Las Musas de América, mezcla de música barroca y folclor latinoamericano, ni clásico ni popular.

De visita en México para su debut en el Palacio de Bellas Artes en marzo con el protagónico de la ópera Orfeo ed Euridice, de Christoper Willibald von Gluck, al lado de la soprano mexicana Anabel de la Mora, el contratenor habló en entrevista sobre este álbum insólito en la música y la poesía iberoamericana, que rara vez se han unido, salvo casos como poemas de Antonio Machado, Miguel Hernández o Rafael Alberti, musicalizados por Joan Manuel Serrat, o de Pablo Neruda, con más suerte.

Como todos los artistas del mundo, Marziotte (Salto, 3 de enero de 1984) sufrió hace tres años las consecuencias profesionales de la pandemia por covid-19, con cancelaciones de proyectos y óperas. Con mucho tiempo libre y con afición a la poesía desde niño, porque en las escuelas de Uruguay, país de grandes poetas, ensayistas y narradores, a niños y niñas se les hace memorizar y aprender poemas.

“Juana de Ibarbourou es la escritora más importante en Uruguay, escribió mucho. Me aprendí algunos poemas de memoria y empecé a buscar más información sobre su vida, sobre otros poemas. Y así encontré que en enero de 1938 se había juntado en Montevideo para una conferencia con Alfonsina Storni y Gabriela Mistral, que años más tarde recibiría el premio Nobel de Literatura 1945. Empecé a leer sus poemas, a investigar sobre las tres, y vi que había mucha relación entre ellas sobre sus temáticas, había paralelismos entre la naturaleza y sus vidas, cada una la veía con lo que tenía cerca.

“Por ejemplo, Juana de Ibarbourou hablaba mucho de los ríos. Uruguay tiene ríos muy grandes, caudalosos, y ella describía un poco que la vida era eso mismo, que empezaba entre ríos, un poquito entre las rocas, e iba creciendo y creciendo hasta llegar al momento pleno de la vida, hasta llegar al mar, que era el final de la vida cuando acababa ese río. Alfonsina Storni describía mucho el mar, tuvo esa obsesión, siempre lo describía como algo positivo, algo lindo, como una liberación. Y terminó buscando el mar como su final de vida, metiéndose en el mar, suicidándose en él. Y Gabriela Mistral describe mucho las montañas y también el mar, porque Chile tiene muchos kilómetros de mar”, añade.

Marziotte celebra esa reunión de las tres poetas, emparentadas igual por la región en el Cono Sur en que crecieron y escribieron, en especial la latitud en que se encuentran Santiago, Montevideo y Buenos Aires. De hecho, en la ponencia que dictó Mistral aquel año en Montevideo, en la que critica la actitud de los hombres hacia las mujeres y hacia las escritoras, llama a Storni “hermana siamés mía por virtud de la cordillera que nos puso a querernos sin mirarnos nunca a la cara, una del este, la otra del oeste”.

Las Musas de América (AFP Producciones) tiene 10 temas inspirados en los poemas: “El Río”, “Estío”, “La Higuera” y “Vida Garfio”, de Juana de Ibarbourou; “Atardecer”, “Piececitos de niño” y “Yo no tengo soledad”, de Gabriela Mistral; y “Yo en el fondo del mar”, “Vamos hacia los árboles” y “Vida”, de Alfonsina Storni.

El álbum, grabado en octubre de 2022 en el auditorio Granollers de Barcelona, donde reside Marziotte, quien no solo compuso la música, sino canta y toca la guitarra clásica, cuenta también con la participación de Ariel Richter, en el clavecín, y de María Elena Medina, en la viola da gamba.

“Como toco la guitarra, empecé a tomar poemas y a inspirarme con lo que decían. La diferencia que tiene leer un poema y cantar un poema es que, al cantar, musicalmente uno se puede quedar en una palabra y enfatizarla o adelantar a otra parte; cuando uno está leyendo no se puede quedar mucho tiempo en una palabra, como que tiene esa riqueza ponerle música a un poema”, explica el contratenor.

“Fue todo un desafío porque tenía que hacerlo con mucho respeto a los poemas y a las tres poetas. Además, tenía que, administrativamente, conseguir los permisos para poder ponerles música, porque no era así nomás de ponerle música a un poema. Así que hablé con un clavecinista amigo que vive también en Barcelona y con una chica que toca la viola da gamba.

“Nos juntamos y empezamos un poco a hacer música de cámara juntos y a crear una sonoridad, un híbrido, el álbum es un poco todo lo que yo he vivido musicalmente durante mi vida. No se podría encasillar dentro de un repertorio clásico ni en un repertorio popular, porque la voz del contratenor, el clavecín y la viola da gamba son instrumentos barrocos. Entonces, hay una sonoridad barroca, pero, musicalmente, hay partes que suenan más barrocas y otras que suenan más a folclor latinoamericano”.

—¿Qué implicó transmitir a la música los mundos de estas tres personalidades tan apabullantes como poetas y como mujeres?

Fue difícil. Las tres tuvieron vidas bastante trágicas, cada una a su manera. No sé por qué la gente que tiene un don tan grande muchas veces termina en situaciones bastante dramáticas. Por ejemplo, Juana de Ibarbourou también vivió con un esposo golpeador y sufría mucho; luego, su hijo también tenía muchos problemas y no la dejaba salir de su casa, la poeta estuvo encerrada sus últimos años de su vida, así que, sobre todo en sus poemas finales se nota el sufrimiento. Pero, sí, ellas tenían una vivencia y una visión abiertamente en contra de las situaciones que enfrentan las mujeres. No se puede decir que fueran mujeres feministas, como es la connotación de esa palabra en la actualidad, pero sí se animaron a hablar de cosas muy importantes en relación con las condiciones en que vivían.

Marziotte recuerda varios poemas donde las tres abordan el tema, aunque también en las ponencias que presentaron en su encuentro en 1938 también se refieren a ello, incluso con gran ironía, como Mistral.

“Por ejemplo, Juana de Ibarbourou en un momento decía: “cómo me gustaría ser hombre para poder tener la libertad que tiene el hombre”. Y en la última parte termina el poema en: “Qué pena me da ser mujer”. A ese punto llegaba el sufrimiento que ella tenía y la diferencia social que había en ese momento. Ellas se animaron a describirlo, porque también era difícil. Alfonsina Storni escribió un poema que se llama “Hombre pequeñito”, que habla un poco de la pequeñez del hombre que no se da cuenta que ella tiene su libertad. Gabriela Mistral abordó desde 1906 la importancia de la instrucción para la mujer. Estamos hablando de mucho tiempo. Decía que la mujer no podía ser menos que el hombre y que tenía que instruirse, educarse para poder estar a nivel. En el álbum están esas cosas que tenían las tres y que las unía. Cada poema me fue inspirando algo diferente y traté de ponerle música independientemente de quién era. Yo leía el poema, leía muchos, aunque muchos no me decían nada, y otros me hacían sentir vivo, me movían, y entonces a esos les puse la música.

—¿Sólo se enfocó en los poemas o investigó en las vidas de ellas?

Había que tener un contexto y una idea general de todo lo que ellas vivieron, de lo que pasaron también. Hay muchas cosas que en aquel momento no se decían, me imagino. La misma Mistral estaba viviendo una situación complicada, quizás a su sexualidad nunca la dio a luz directamente, pero, si hubiese vivido tal vez en la época actual todo sería diferente. Evidentemente, sí tuve que investigar cada detalle de cada una; además, entre ellas no se llevaban bien, porque eran como rivales, digamos, por más que se reunieron una vez, pero fue la única, cada una tenía su carácter.

—No es muy común que se musicalicen poemas de autores latinoamericanos. En España, Serrat lo hizo con Machado, Hernández, Alberti… Músicos importantes de Europa musicalizaron poemas de Neruda, pero hasta ahí. ¿Qué representó para usted como cantante, contratenor, llevar más poesía a la música, considerando que los libretos de la ópera, en su mayoría, los escribieron también poetas?

Como cantante de ópera, lírico, muchas veces estamos enfrentados a interpretar textos todo el tiempo, porque cuando me toca interpretar una ópera tengo que leer un poco el contexto, lo que voy a decir, lo que me van a decir las otras personas, el por qué. Uno está como analizando siempre lo que va a cantar. Esto me pareció que era lo mismo, pero en lugar de tener la música, yo tenía solo el texto. Y lo que tenía que hacer era poner la música, darle vida a estos poemas. Para mí fue justamente revivir estos poemas que ahora quizás están lejanos para el público, porque la gente ahora, con tanta información en internet, como que no se permite sentarse a leer y reflexionar en ciertas cosas. Entonces, era una forma de acercarse a la poesía de estas tres autoras, difundirla en el mundo. Para mí es un honor. Y se hace más ameno, más fácil escuchar un poema cantado, casi casi como un audiolibro, pero con música.

AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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