Nueva luz para las antologías de poesía mexicana de Pacheco y Monsiváis

Literatura

Han regresado a circulación, con los textos introductorios originales, las selecciones realizadas por los autores de 'La edad de las tinieblas' y 'Días de guardar'.

Ediciones originales de 'Poesía Mexicana' con un ejemplar de 'Antología de poesía mexicana del siglo XIX'.
Ciudad de México /

Después de cuatro décadas, las antologías sobre 200 años de poesía mexicana que prepararon José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis se reeditan, en los dos volúmenes originales, “refrescados”, como los define Pablo Martínez, editor en jefe de Océano, que los publica en la colección Hotel de Letras.

El editor refiere en entrevista que los dos tomos recuperan los textos introductorios originales de las ediciones publicadas en 1979 como Poesía Mexicana I. 1810-1914 y Poesía Mexicana II. 1915-1979, y las selecciones revisadas y actualizadas en un tomo de 1985 (La poesía. Siglos XIX y XX), ambas en la colección Clásicos de la Literatura Mexicana de Promociones Editoriales Mexicanas (Promexa).

También ahora como Antología de poesía mexicana siglo XIX, con introducción, selección y notas del premio Cervantes 2009, José Emilio Pacheco, abarca del poeta fray Manuel de Navarrete a José Juan Tablada; y Antología de poesía mexicana siglo XX, a cargo de Carlos Monsiváis, retoma al autor de Li Po y otros poemas para cerrar la muestra con Alberto Blanco, uno de los poquísimos todavía en activo.

“El público no solo está leyendo una antología de poetas, sino que está leyendo una antología de poetas que sabe que fue seleccionada y está siendo presentada por José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis”, dice Martínez. En ese sentido, agrega, se trata de antologías de poetas y de editores, de lectura doble.

“Es una antología de poetas, sin duda. Se nota un cuidado de ambos antologadores en establecer a quién presentan y cómo lo presentan. Incluso, tuvieron una conversación para decidir dónde comienza el siglo XX en la poesía y acordaron que con Tablada, quien divide el criterio de selección de cuáles son los últimos poetas del XIX y los primeros del XX. Hay esa selección muy cuidadosa de poetas.

“Pero, al mismo tiempo, son antologías de editores, porque Pacheco y Monsiváis no son personajes menores. Tienen muchas facetas de acercamiento a la poesía. En el caso de Pacheco, él era poeta; Monsiváis, no, pero ambos cultivaban muchos géneros, ambos fueron grandes lectores de poesía simplemente en su faceta de ocio o de gusto o de preparación profesional. Además, eran ambos críticos literarios, y entre los géneros sobre los que escribían estaba la poesía. Y eran grandes editores, creadores, preparadores de colecciones y de volúmenes interesantes, y grandes divulgadores de la cultura, cada quien a su manera y estilo, con una vocación de siempre estar escribiendo y hablando y dictando conferencias sobre distintos aspectos de la cultura”, sostiene el editor.

Una edición cercana a los lectores

Orgulloso y feliz, Martínez cuenta que desde hace varios años Océano tenía la intención de regresar al mercado los volúmenes porque fueron emblemáticos cuando aparecieron y siguen siendo muy importantes en la docencia y en la lectura general de la poesía, y por la estatura de los antologadores.

“Dos escritores con una personalidad muy fuerte, polímatas, se dedicaban a muchísimos géneros y temas. Y eran muy buenos editores, divulgadores, docentes, conferencistas y comunicadores sobre temas literarios y culturales. Su trabajo en la preparación de estas antologías sigue siendo un ejemplo.

“Nos dimos a la tarea de recuperar los derechos, hacer una edición nueva, más cercana a cómo los lectores de hoy se han acostumbrado a nuestros libros. Fue un proceso largo, tardado pero finalmente ahora nos da un fruto que nos tiene muy orgullosos y muy contentos de compartir con el público”.

Respecto a las características de la edición de ambos tomos, explica que no está actualizada, porque ambos autores ya fallecieron (Monsiváis en 2010 y Pacheco en 2014); tampoco es crítica, porque Océano no se dedica a los libros académicos; y tampoco es polémica, porque la original no lo fue.

La historia de ambas antologías empezó en 1966 cuando Empresas Editoriales sacó una colección de antologías; luego Promexa publicó los dos volúmenes en 1979 en Clásicos de la Literatura Mexicana, que reeditó en un solo volumen, para el que pidió a los antologadores que los volvieran a trabajar.

“Ellos cambiaron un poco los dos textos introductorios, modificaron la selección de autores un poco, como era natural que se hiciera. Nosotros tomamos el texto de la última edición de 1985, recuperamos los textos introductorios de la edición de 1979, que en la siguiente se habían reducido, pues eran más largos; son las palabras de Pacheco y Monsiváis que valía la pena retomar y recuperar en su versión extensa. Y cuando encontramos algún problemilla, lo corregíamos, todo lo demás quedó tal cual”.

Martínez refiere que tampoco buscaron actualizar los textos de poetas y pone de ejemplo a Pacheco.

“En el caso de Pacheco, que es el antologador de la poesía del siglo XIX, pero es antologado en la del XX, como sabrán muchos lectores, él era un escritor que siempre retrabajaba sus textos, cuando había ediciones de sus libros, ya fuera en volúmenes antológicos, reunidos o en reediciones de poemarios individuales, solía retrabajar sus textos. Pero nosotros decidimos no ir a buscar cuáles eran las versiones retrabajadas de sus textos, sino publicar tal cual la edición de 1985, por dos razones: porque una reedición con registro de variante sería interesantísima para académicos, estudiosos de la literatura, especialistas, posgrado, sería un volumen muchísimo más extenso y muchísimo más caro.

“Y dos, porque en el momento en que publicamos esta antología con el texto de 1985 estamos publicando una fotografía instantánea de cómo se leían estos poemas en ese momento y cómo se leían de manera muy particular y muy personal; los dos antologadores están proponiendo no solo un mapa de lectura para el público interesado en la poesía mexicana, sino están proponiendo también muchas claves cuando hacen introducciones no solo a cada volumen sino a cada poeta”.

Por ello subraya que en la edición en Hotel de Letras valió la pena recuperar la selección de 1985 tal como ambos escritores las antologaron.

“Tenemos dos lecturas simultáneas: la lectura de un corpus de poetas, que realmente fueron varias de las piezas clave de nuestra producción lírica, pero también un retrato de cómo eran José Emilio Pacheco y Monsiváis como lectores de poesía, como profesores, como divulgadores y como editores”.


Sobre las introducciones recuperadas de las ediciones de 1979, Martínez refiere que son de una frescura notable, aunque nada sorprendente para quienes son lectores asiduos de Pacheco y de Monsiváis.

“Son una muestra de mucho rigor y de mucha soltura. Hay en ambos una vocación de presentar a un público amplio sin mirarlo de arriba hacia abajo, sino entendiendo que puede haber gente avezada y conocedora de la poesía, que sabe el poder y el lugar de una antología en su biblioteca, pero también está dirigidos a un público que después de tener lecturas dirigidas en su época de escolaridad en algún momento leyó poemas y dijo esto es muy bueno, me gusta leer poesía y quiero leer más. Hay una vocación muy clara de entender los textos en su contexto, más histórico en Pacheco, obviamente, pero también de su actualidad, en el caso de Monsiváis”, explica Pablo Martínez.

Sin polémicas

Aclara que, a diferencia de otras antologías célebres, esta no busca la polémica, sino la divulgación.

“En algunos momentos de nuestra historia literaria hay casos conocidos en que las antologías de poesía no son solo la presentación de un corpus o la propuesta de un mapa de lectura, sino que son una propuesta estética a veces polémica, como fue la antología que firmó la revista Contemporáneos pero que sabemos que fue de Jorge Cuesta; o el caso de Poesía en movimiento; eran antologías que actuaban también como espacios de polémica, y aunque Pacheco y Monsiváis nunca fueron ajenos ni reacios a polémicas literarias, sino todo lo contrario, en este caso entendieron que el papel de estas antologías no era ese, sino presentar su propuesta de lectura forzosa, curiosa, interesante, variada, sorprendente”.

Considera que ambas antologías de Pacheco y Monsiváis se ubican en un momento en que había una intención editorial de tener un canon importante, accesible, en ediciones interesantes, de aspectos de la literatura mexicana en general, no sólo de poesía.

“Las ediciones en volúmenes separados de 1979 son bastantes claras en esa intención. Pero, cuando se reeditan en 1985, muy pocos años después, para hacer un cambio de edición de dos volúmenes en un solo volumen, forman parte de una serie donde tenemos volúmenes de novela mexicana del siglo XIX o crónica, más que formar parte de una propuesta estética o polémica. Formaron parte de una estrategia editorial de divulgación. Ahí yo las colocaría históricamente en su primera aparición.

“No es que fueran los caballos de Troya polémicos que estaban ocultos para el gran público, sino simplemente partían de una idea de tener una gran serie de libros de pasta dura, con una tipografía apretada pero agradable, para que el gran público pudiera tener acceso a obras centrales de la literatura mexicana y quizás con eso armarse una biblioteca en su casa. Eso fue lo que en su momento fueron, Obviamente, cuando los editamos ahora, simplemente estamos revirando y refrescando una lectura y una visión de la poesía mexicana que sigue siendo muy clara e iluminadora para el público mexicano”.

AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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