La exposición del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) Nuevo León. El futuro no está escrito, que reúne el trabajo de 11 fotógrafos, encabezados por Aristeo Jiménez, ya tiene su catálogo.
La publicación, coeditada por la editorial RM y el Marco, recoge alrededor de 320 imágenes con aspectos sociales, culturales, ambientales o de diversidad de género sobre los municipios del estado fronterizo con Estados Unidos y su capital, Monterrey, además de ensayos sobre los artistas de la lente.
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Según la presentación del catálogo editado en España por el sello especializado en libros de fotografía, del que MILENIO tiene una copia, Nuevo León. El futuro no está escrito reúne imágenes “provocadoras, creadas por distintos autores mexicanos, que versan sobre la vida social y política de la urbe posindustrial regiomontana, principalmente centrándose en Monterrey. La exposición toma como punto de partida la obra de Aristeo Jiménez —una investigación sobre la vida cotidiana regiomontana, mayoritariamente inédita hasta este momento— para entrelazar los relatos fotográficos de autores”.
Además de los de Aristeo Jiménez, la exposición y su catálogo ofrecen los “ensayos visuales” de Yvonne Venegas, Alejandro Cartagena, Oswaldo Ruiz, Loreto Villarreal, Stefan Ruiz, Salomé Fuentes, Ruth Rodríguez, Sofía Ayarzagoitia, Juan Rodrigo Llaguno y el colectivo Estética Unisex (conformado por Lorena Estrada y Futuro Moncada), además de sendos textos de curadores y estudiosos de las artes.
Nuevo León. El futuro no está escrito estuvo abierta del 22 de agosto de 2024 al 5 de enero de 2025 en el Marco, con la curaduría de Mauricio Maillé y Ariadna Ramonetti Liciaga, quienes explican en uno de los prólogos del volumen de 320 páginas las razones que dieron origen a la exposición y al catálogo.
“El propósito de esta exposición es indagar desde la fotografía contemporánea sobre las complejidades que implica habitar una ciudad como Monterrey. Esto servirá para sugerir nuevas perspectivas sobre cómo entender a esta urbe contradictoria, cuyos agenciamientos —atravesados por nociones de raza, género y clase social— cuestionan inevitablemente aquel ethos 'regio' basado en una visión empresarial, que contrasta drásticamente con la realidad que viven millones de personas en la zona metropolitana de Monterrey: sus desplazamientos desde los márgenes hacia sus centros de trabajo, sus tiempos de ocio, sus afectos y las dificultades cotidianas que se enmarcan en un paisaje serrano deteriorado por la manera en que esta ciudad caótica crece en un proceso de urbanización imparable, devorando todo a su paso bajo un sol inclemente y una humedad atroz”, exponen ambos curadores.
Los artículos que anteceden al trabajo de cada uno de los 11 fotógrafos incluyen nuevos aportes hechos por especialistas en fotografía, como los curadores de la exposición Maillé y Ramonetti Liciaga, los investigadores Alfonso Morales y Alejandro Castellanos, y el escritor Alberto Ruy Sánchez, entre otros.
“El punto de partida de esta investigación visual es la obra de Aristeo Jiménez, quien ha documentado a lo largo de su trayectoria como fotógrafo la vida cotidiana de ciertos sectores populares de la ciudad de Monterrey. Su importancia dentro de la fotografía y la escasa presencia que ha tenido su obra en museos de México permite realizar por primera vez una revisión a profundidad de sus series fotográficas más representativas y abordar cabalmente el cuerpo fotográfico del autor de la mano de César González Aguirre como curador invitado”, escriben los curadores Maillé y Ramonetti Liciaga.
“Aristeo empezó su vida como un niño migrante acompañando a sus padres desde San Luis Potosí a Monterrey en busca de mejores oportunidades; a sus trece años recibió un regalo que cambiaría su vida, pues le permitirá observar su entorno a través del visor de una cámara Canon FTb QL. Sensible a las adversidades de su barrio en la colonia Tierra y Libertad, fue esculpiendo su mirada desde una perspectiva social, políticamente comprometida y crítica, forjando su identidad como fotógrafo”, dicen.
El fotógrafo, de quien se incluyen 79 imágenes, como Viacrucis, El albañil o sus series sobre personas trans, travestis, table dances, cantinas o la vida noctura de Monterrey, como La Coyotera, sigue siendo un testigo privilegiado, cronista visual y literario de su entorno, a pesar de ceguera en uno de sus ojos.
“En los años setenta había muchas piqueras que eran cervecerías, congales y salones de baile. Se anunciaban como loncherías, porque Monterrey siempre ha sido una ciudad mocha, de doble moral. Se ubicaban enfrente de las grandes fábricas o en las salidas de la ciudad de Monterrey, también en las vías del tren o terrenos baldíos. Eran jacalones de madera o bloques mal pegados con piso de tierra o piso pulido de cemento, que cambiaban de lugar cuando bajaba la clientela por algún muertito ocurrido en el lugar o apañe de los jefes policíacos que pedían cuota. Las mujeres fichaban, bailaban y te podías ir al cuarto con ellas que estaba al fondo, al lado del mingitorio”, cuenta Jiménez, citado en el libro.
Los editores señalan que, en términos fotográficos, la muestra podría interpretarse como el trabajo de un fotoperiodista urbano o aun un etnógrafo que, al acecho de lo inesperado, a pie de calle, captura la vida vecinal en sus diversos contextos. “Las once perspectivas presentadas construyen un retrato social divergente y proporcionan una radiografía de los vaivenes de una sociedad fragmentada y compleja”.
RM, que nació en México con Ramón Reverté y que publica la obra de Juan Rulfo, acaba de lanzar Nuevo León. El futuro no está escrito en España y calcula que el libro físico llegue en junio al país.
PCL