Soy roquera ochentera, me gusta Tarantino y amo el vino: Ligia Urroz

Entrevista

Economista, guitarrista pero ante todo literata, esta nicaragüense radicada en México presenta estos días su libro ‘El color púrpura, Persépolis y La vida de Adèle’.

“Journey y Guns N’ Roses son mis bandas favoritas”. (Especial)
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Viste elegante casual, tiene la sonrisa a flor de boca y desborda entusiasmo no solo por su nuevo libro, sino por los proyectos en puerta, su vida roquera como guitarra de acompañamiento en la banda guatemalteca Octubre 20, su próximo fichaje con editorial Planeta y los entresijos de su modelo creativo literario.

Ligia Urroz (Managua, 1968) es una estudiante permanente con licenciatura en Economía y posgrados que van de la literatura al cine y del arte a la era digital, del ITAM a la London School of Economics y de la Anáhuac a la Universitat de Barcelona. Y además, es una best seller, lo que motivó un peculiar tuit en el que etiqueta a J. K. Rowling, autora de la saga Harry Potter, a quien informa que le sigue en venta de libros en Sanborns con su volumen bilingüe La muralla/The Wall (Narratio Aspectabilis, 2017).

¿A qué hora lees y escribes con tanto posgrado?

Lo que más me gusta es leer y estudiar. La familia de mi papá es de músicos, así que llevo la música en la sangre. Soy nicaragüense y a la hora de vivir la guerra civil y salir de Nicaragua, mi papá me preguntó qué iba a estudiar. Quería ir al conservatorio para ser directora de orquesta, pero él me dijo: “Vas a tener que estudiar algo que te deje para comer, porque la música la vas a llevar siempre en las venas”. Estudié Economía en el ITAM y terminando me fui a la London School of Economics para una maestría. A los 15 años había leído el boom latinoamericano, incluido Gabriel García Márquez; me la pasaba hablando con mi papá de literatura y después de trabajar 25 años en el sector financiero, decidí retirarme y dedicarme solo a las letras y a la música. Estudié un máster en literatura digital en la Universidad de Barcelona, otro en la Anáhuac y sigo haciendo diplomados.

Decía Unamuno que la literatura solo da para merendar…

Es cierto, yo hice mi guardadito de las finanzas y por eso ahora puedo estar contenta.

Tu libro El color púrpura, Persépolis y La vida de Adèle’ (Narratio Ensayo, 2018) aborda el tema de la literatura comparada desde la perspectiva de género. Cuéntanos.

Es una sinopsis de mi trabajo final en el máster de la Universidad de Barcelona. Me pareció un buen vehículo para dar a conocer la perspectiva de género desde un lugar divino, que es la literatura. Ya había publicado novela, cuento y crónica, y quise meterme al ensayo con este libro.

Te leía y dices que este concepto de “comparado” no solo tiene relación con la literatura, sino con otras artes…

Sí, la literatura comparada es un puente entre diferentes artes y para establecer vínculos entre todos los seres humanos...

En tu libro citas a Simone de Beauvoir. ¿No crees que algunas ideas suyas ya quedaron rebasadas?

Sí, ahora hay librepensadoras feministas muy importantes, se ha evolucionado mucho en materia de género, pero ella fue el parteaguas desde que escribió El segundo sexo. Ella nos dice que la mujer no nace como tal, sino que la sociedad la hace; postulaba una igualdad entre hombre y mujer. Creo en la equidad porque no somos iguales por condiciones biológicas, pero debemos encontrar terrenos que nos guíen hacia ésta, todavía hay mucha reticencia hacia las mujeres.

¿Cuáles son tus géneros en literatura?

La novela es el número uno. A mi novela La muralla/The wall le fue muy bien y ha tenido cinco ediciones. Estoy en una antología de mujeres sobre erotismo y otra de mujeres acerca del miedo, pero son miedos actuales. Yo, por ejemplo, escribí sobre el abuso psicológico en la pareja. También hago crónica y ahora quise incursionar en el ensayo.

¿Cuál es tu proceso creativo para escribir ficción?

Todo es ficción, pero cuando quieres conectar con el lector debes abrirte y encontrar tus emociones regentes. No nací en México, traigo en mi ADN el exilio y la patria que dejé atrás; entonces, a partir de una historia ficticia, pongo toda la emoción del desarraigo. En la ficción la clave para conectar es meter la emoción que te rige.

Eres roquera, lo sé por una crónica que leí sobre un concierto de Steve Vai en el Metropólitan.

Soy super rocquera. Toco la guitarra eléctrica en una banda que se llama Octubre 20, que es el día de la revolución de Guatemala, porque mis compañeros son de allá.

¿Cuál es tu banda favorita?

Journey y Guns N’ Roses, soy muy ochentera. Aunque también multigénero: me gusta la música clásica desde pequeña; me fascinan Bach, Mozart y Mahler, pero también disfruto el jazz y la salsa.

¿Escribes oyendo música?

Clásica nada más.

¿Qué director de cine te gusta?

Quentin Tarantino, aunque sea muy sangriento y tenga ciertos tonos de misoginia.

¿Te gusta el futbol? ¿A qué equipo le vas?

Me van a criticar… pero le voy al América y al Barcelona. Me gusta ir a los estadios.

¿Qué sigue? ¿Cuáles son tus planes?

Viene una antología de cuento juvenil sobre bullying. Estoy con otros dos grandes escritores: Ricardo Chávez Castañeda, que es de la generación del crack, y con Celso Santajuliana, que ha sido mi mentor literario. El próximo año viene mi siguiente trabajo, una novela biográfica que gira en torno al tema de Somoza.

¿Qué está leyendo?

En Grand Central Station me senté y lloré, de Elizabeth Smart.


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