Tobi Libertario, la memoria de un anarquista

El guardián durante muchos años de la Biblioteca Social Reconstruir falleció el 10 de enero de 2021 por el covid-19; dos años después, una entrevista inédita sale a la luz.

Tobi Libertario | Foto: Yair Hernández
Ciudad de México /

Héctor Daniel Hernández Becerril, mejor conocido como Tobi Libertario, falleció el 10 de enero de 2021 por el covid-19. Dos años después, su estela permanece gracias a sus ideas anarquistas, sus amigos, sus escritos, algunos videos en YouTube y el acervo de la Biblioteca Social Reconstruir, de la que fue guardián durante muchos años.

Esta entrevista se realizó antes de la pandemia, en diciembre de 2019, y permaneció inédita porque el archivo de audio se quedó en una computadora que pereció al poco tiempo, víctima de la obsolescencia tecnológica. Hace unos meses se rescató el disco duro y gracias a eso hoy queda en evidencia esa conversación que tuvo lugar en el número 20 de la calle Godard, muy cerca del Metro La Raza.

¿Qué momento de tu vida detonó tu interés por el anarquismo?

Me di cuenta de esto por la injusticia: de niño veía que mi padre, al subir al camión, me decía ‘Toma los boletos y no los arrugues’, y al momento de bajarnos me decía ‘Dáselos al chofer’, para que cuando subiera otro pasajero se lo diera; esos boletos que le regresábamos le generaban un ingreso al chofer. En ese ambiente crecí, donde ves que alguien se preocupa por ti. Y cuando entro a la secundaria éramos tres amigos, pero al segundo año uno ya no fue porque tuvo que trabajar para mantener a su familia, y a mí se me hizo profundamente injusto. Eso fue lo primero que me hizo ver que el mundo no estaba bien. Después uno va descubriendo, llegó el punk, que fue como un golpe en la cabeza, y ahí di con la palabra anarquía, que me llevó a un libro y eso me llevó a conocer personas. 
A mí no me importa si cuando me muera no logré transformar el mundo, intenté hacerlo a mi capacidad y vendrán otros que lo hagan mejor. El anarquismo nunca va a morir porque el anarquismo siempre aspira a lo mejor, a una sociedad fraterna e igualitaria, y esa siempre será una aspiración humana. Y mientras la injusticia siga existiendo, siempre existirá esa inspiración y siempre habrá gente que encuentre en el anarquismo un ideal, una lucha.

¿Cómo llegaste a la Biblioteca Social Reconstruir?

La Biblioteca existía y yo conocí a los anarquistas del grupo Tierra y Libertad, y a Ricardo Mestre. Yo venía a la Biblioteca  a consultar libros y conforme fue creciendo entré a trabajar aquí. De pronto Mestre muere y fue de '¿Cómo lo continuamos?’, y lo continuamos Marta y yo durante algunos años, después ella se fue a otra ciudad y volvimos a reorganizarnos. La banda nos va a ayudando para cubrir los gastos, y no solo lo mantenemos nosotros, hay gente en Estados Unidos que simpatiza con lo que hacemos y dice ‘Les vamos a hacer un concierto al año’, eso nos ayuda. Nos mantenemos haciendo las charlas, los talleres, las jornadas, presentando libros. Esa es la forma de vida.
La Biblioteca | Foto: Yair Hernández

¿Qué opinas sobre el tratamiento mediático que se le da al anarquismo?

La prensa siempre ha tenido un enemigo y hacen siempre un prototipo. Entonces, cuando no tienen nada, inventan a los anarcos: que rompen vidrios, se visten de negro, le pegan a la policía, causan desorden, destruyen y pintan. Es un discurso que repiten siempre hasta la saciedad y no sé cómo la gente no se aburre. Digamos que es una especie de creación burguesa de los medios de un prototipo del anarquista, a la gente le proyectan eso: el anarquista es un güey que rompe vidrios. (...) Obvio cualquiera que conozca un poco la Biblioteca o el anarquismo sabe que eso es mentira.

¿La Biblioteca ha sufrido hostigamiento o alguna situación de ese tipo?

Tuvimos una patrulla afuera y les preguntábamos: '¿Por qué vinieron?', y ellos: ‘Nos dijeron que iba a venir un diputado y estábamos esperando’. Estuvieron, si mal no recuerdo, tres meses o algo así, aparte había cámaras. (…) Una vez hicimos una reunión y llegó un policía infiltrado; en una reunión de fin de año invitamos a puros amigos y con ellos llegó una persona, entonces le preguntamos '¿Con quién vienes?', y él: 'Me enteré por internet'. Y no es cierto, pero tenemos una postura que aprendimos de los compas españoles: que se quede, que escuche qué hacemos, que promovemos actividades culturales, la organización, no tenemos nada que ocultar.

¿Cómo se dio la relación entre el Multiforo Alicia y la Biblioteca?

Yo conocí el Multiforo Alicia primero y después conocí a Nacho. Estábamos en Morelos 45 (Bucareli), ahí estaba la biblioteca antes, vinieron unos compas y me dijeron que iban a abrir un nuevo proyecto, entonces me llevaron a Cuauhtémoc 91-A. Conocí a la gente que estaba ahí y me dijeron 'Cuando quieras sacar un evento'. Al poco tiempo el colectivo ese se disolvió y se quedó Nacho, y ya con él empezamos a tener el trato, a partir de ahí lo primero que hicimos fue de 'Vamos a hacer unas charlas'; le propusimos unas jornadas magonistas o algo del 19 de julio del 36, no me acuerdo bien, y nos dijo que sí. Ya con el tiempo le dijimos si nos daba chance de hacer conciertos para la Biblioteca y ahí hicimos con Los Crudos, Huachipungo, Disidencia.

¿Crees que es posible erradirar la violencia en México? 

Yo manejo que hay una descomposición social que también abarca al ser humano, es decir, yo no puedo entender que alguien secuestre a una persona, que le corte un dedo o lo mate porque no recibió dinero. Tampoco entiendo que alguien acepte dinero por matar. Humanamente nosotros como anarquistas no lo entendemos, porque para nosotros algo bien valioso es la vida del ser humano… Solo lo puede entender en el sentido que a estas personas les meten la idea de que lo que vale aquí es el dinero. ¿Cómo solucionas eso? Lo que se requiere es una transformación radical del ser humano, entender que el dinero no es la felicidad y que podemos vivir bajo otra escala de valores. O sea, el capitalismo nos ofrece competencia, odio, consumo, pisa a otros, avanza, y el anarquismo propone otra escala: la solidaridad, el respeto, el apoyo mutuo, vivir dignamente con lo que se tiene. Necesitamos transformar al ser humano de abajo hacia arriba, del individuo a la comunidad.
Stickers en la Biblioteca | Foto: Yair Hernández

A veces sucede algo, por ejemplo un caso de corrupción, y decimos ‘Esto hará que la gente abra los ojos’.

Es muy difícil porque estamos educados en la esclavitud; a nosotros desde niños nos dicen ‘No se dice qué, se dice mande’, la palabra del esclavo. Por eso, cuando a la gente le dices ‘¿Qué te parecería que viviéramos sin gobierno?’, no lo puede entender porque está educada en eso; la gente cree que no puede hacer nada sin que haya alguien que le mande. Luchar contra eso es muy difícil. ¿Cómo los hacemos despertar? En primera, que sepa la gente que tiene derecho a vivir bien, a la vivienda, a la educación. La vida es corta, dura 60 o 90 años, ¿y en ese tiempo qué podemos hacer por el bien los demás? ¿Cómo luchar para que los que vengan después de nosotros puedan vivir mejor? No es justo que nuestros nietos sigan siendo obreros, que sigan estando en la ignorancia de no poder alcanzar un nivel educativo más alto. Para eso, el anarquismo propone la auto formación, la auto organización y luchar por lo que creemos que es justo.

¿Qué papel juega la iglesia?

Siempre hemos dicho que la iglesia ha estado aliada al poder; a veces lo ataca, pero para que le dé más dinero, entonces son amigos, son cómplices. Un gobierno domina a través de la educación, de la religión, de las fuerzas armadas... Es un conglomerado de control lo que nosotros llamamos sistema. Y ahora empiezan a crear una nueva religión: el pensamiento positivo, de ‘Lucha por lo que crees, la pobreza está en tu mente, piensa millonariamente y vas a lograr las cosas’. Una especie de religión sin iglesia, pero con un Dios: el dinero, el poder, el éxito. Ahí sigue estando el control.

¿Y cómo percibes el uso actual de las redes sociales?

En la era de las grandes comunicaciones es donde estamos más aislados. La máquina, en lugar de unirnos, nos ha separado. La primera relación, vamos a llamarle así, es que te comunicas por una máquina y te contestan por otra máquina, en lugar del contacto directo. Yo sostengo que un día la gente no va a saber escribir a mano, va a saber teclear. Mi madre es más radical que yo porque dice que la gente no va a saber hablar. La tecnología lo que ha hecho es individualizar, separar, deshumanizar, alejar a la gente, volver más indiferentes y te roba tiempo. Ese tipo de cosas que son humanas se van perdiendo.

Tú lucha es a largo plazo, los resultados tal vez se vean hasta próximas generaciones… ¿Por qué sigues?

Nosotros somos anarquistas porque tenemos una profunda convicción interna de que el mundo no está bien, y nuestra convicción nos invita a tratar de vivir de una manera diferente. Es un compromiso con nosotros mismos. Hay una frase muy bonita que me gusta de Alex Confort, un anarquista inglés, que dice: ‘Cuando el anarquista se vaya de la Tierra, debe procurar irse y que exista menos dolor que cuando llegó’. Nosotros llegamos e intentamos hacer talleres, encuentros, música, e intentamos que ese dolor se disminuya. Si lo logramos o no, nosotros no nos medimos en eso, sino en el esfuerzo constante, en el accionar, en seguir haciendo, seguir proponiendo. ¿Nos esforzamos demasiado? Sí, pero creemos que es una forma digna de vivir.
Foto: Yair Hernández

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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