La última vez que Floyd Mayweather y Manny Pacquiao se encontraron en un juego de la NBA, en 2015, terminaron montando la pelea que se alzó como la que más dinero y pagos por evento ha recaudado en la historia. Ayer se volvieron a ver frente a frente y sólo una duela los separaba.
Esta vez las condiciones son diferentes, Mayweather se encuentra en su tercer retiro voluntario y aunque se ha dado el lujo de volverse a calzar unos guantes para dejar en ridículo al que aseguraba ser el mejor kickboxer japonés, insiste – de la misma forma en la que lo hizo las dos veces anteriores – en que su retiro es definitivo, pero dejando entrever que una buena cantidad de ceros en un cheque lo podrían regresar de nuevo a la acción con sus ya casi 42 años de edad.
Pacquiao, por su parte, volvió a recobrar la calidad de campeón en dos ocasiones luego de esa pelea ante Mayweather que en donde subió un Pacquiao lesionado y terminó por desilusionar a los fanáticos.
Con la espina de esa dolorosa derrota punzando, Pacquiao no sólo cambió de promotor (al mismo que asesora a ‘Money’ Mayweather) también aceptó pelear con Adrien Broner, uno de los pupilos del multicampeón estadunidense en busca de picar el orgullo de Floyd y así aterrizar esa pelea de revancha en la que quiere demostrar que es mucho más de lo que presentó en la primer pelea.
A pesar de lo que ofrece el legendario boxeador filipino, Floyd insiste en que seguirá en el retiro, pero el hecho de que se encontraran en el partido entre Clippers y Hornets en Los Ángeles no fue mera casualidad.
Ninguno de los dos es de los que suele dejar las cosas al azar, dejando abierta la ventana para la especulación.