Más allá del discurso político y la defensa de convicciones o valores particulares, hay un hecho innegable: las mujeres deciden sobre su destino y lo hacen cada vez con más autonomía y el legítimo derecho de ofrecerse a sí mismas mejores oportunidades de vida, de ejercer una profesión, un oficio o la maternidad, cuando es oportuno, es decir, vivir como han elegido.
De 2007 a la fecha, en México se han dado pasos para ofrecer a las mujeres la posibilidad de elegir con libertad y seguridad. La doctora Olivia López Arellano, secretaria de Salud de la CDMX, comenta: “Esta iniciativa se funda en los derechos humanos de las mujeres; del derecho a la salud sexual y reproductiva, y también del derecho a una vida libre de violencias y a decidir sobre su cuerpo”.
“Con la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), desde 2007, se han evitado abortos clandestinos, la exposición a situaciones insalubres, a lesiones o a una afectación económica por recurrir a un servicio privado. El mayor logro es la baja mortalidad; la ILE es un método seguro, que nos da un índice de 0 por ciento de muertes” en mujeres a causa de ese procedimiento.
Hoy, la demanda de ILEs en la CDMX ha disminuido, en parte porque ya son más estados los que han legalizado la interrupción de embarazos no deseados, pero también porque hay más campañas de educación sexual y distribución gratuita de anticonceptivos.
La doctora Gabriela Arangure, adscrita al programa de ILE en la Ciudad de México, comenta que actualmente la quinta causa de muerte materna en la entidad está asociada al aborto por causas naturales, a diferencia de dos décadas atrás, cuando no había ILE y el aborto constituía la tercera causa.
“A partir del 2007, los abortos inseguros se terminaron y, aunque en un principio había algo de temor, se ha ganado confianza en el sistema de salud por parte de las mujeres, que cada vez están más informadas y seguras de las decisiones que toman”.
La mayor proporción de mujeres que han solicitado una ILE se encuentran en un rango de edad de 18 a 24 años, lo que representa casi la mitad (45.5 por ciento). Le siguen las mujeres entre 25 y 29 años (24 por ciento). Estos dos grupos suman 70 por ciento de las personas que han solicitado el servicio desde que se legalizó. Para llevarlo a cabo, se siguen los protocolos de la OMS, que limita la ejecución de la ILE hasta las 12.6 semanas de gestación, máximo.
La doctora Olivia López Arellano comenta que, gracias a las campañas de información, 8 de cada 10 ILEs se hacen en el sistema ambulatorio de primer nivel y con métodos a base de medicación. Solo 20 por ciento de los casos recurren a la aspiración o el legrado, y la tendencia de estos procedimientos está a la baja.
Arangure Peraza comenta que la mayor atención post ILE, de contención y seguimiento a problemas psicológicos, se requiere en los casos de violencia y abuso sexual, así como en condiciones previas de inestabilidad emocional, padecimientos mentales o adicciones.
Finalmente, aunque muchas entidades del país aún no practican la ILE, en 2023, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio un paso definitivo y despenalizó el aborto en todo el país, por la vía del amparo.
Más vale prevenir
Otro problema que enfrentan las mujeres, en cuanto a salud reproductiva, es el embarazo adolescente. Se da en todos los países, incluso en los más desarrollados, pero Latinoamérica ocupa el segundo lugar global, después del África Subsahariana. Y en México nacen a diario un promedio de mil bebés de madres menores de 19 años.
Karine Tinat, profesora e investigadora de El Colegio de México, con especialidad en estudios de género y embarazo adolescente, señala que, en el país, la mayor incidencia se da en comunidades indígenas y afromexicanas.
En ellas, un factor importante son las tradiciones y costumbres, en donde el matrimonio infantil, da oportunidad de cerrar acuerdos económicos o intercambios entre adultos, que condenan a las víctimas infantiles a un círculo de pobreza, falta de oportunidades laborales, estudios truncos, violencia, explotación laboral y sexual.
Por esta razón, en 2019 se estableció en el Código Civil la prohibición al matrimonio infantil, e incluso, las sociedades de convivencia equiparables al matrimonio. Sin embargo, al encontrar resistencias, en 2023 se adicionaron al Código Penal sanciones severas, con penas de cárcel a quienes obliguen a casarse a menores. Además, este tipo de delito no prescribe en el tiempo.
Pero el embarazo adolescente no solo es un fenómeno rural, también ocurre en el entorno urbano y está asociado, entre otros factores, al contexto socioeconómico, pues tiene mayor incidencia en las zonas donde hay exclusión social. Una investigación de 2021, de la doctora Tinat, demostró que, contrario a lo que se piensa, en muchos casos la deserción escolar no se da como consecuencia del embarazo, sino que son las adolescentes, luego de que han desertado, las que comienzan su vida sexual y buscan establecer su propia familia.
Un elemento importante son las expectativas románticas de las adolescentes, pues se embarazan en la creencia de que el amor con su pareja se va a perpetuar, que van a convertirse en adultas rápidamente, que el ser madres les dará felicidad, e incluso las liberará de la violencia intrafamiliar.
Una significativa proporción de las chicas embarazadas, o ya madres, se encuentran sumergidas en un continuum de violencias, que podrían haber comenzado incluso con un acto sexual no consentido.
Sin embargo, señala la doctora Tinat, incluso si el acto sexual fue consentido, se da la violencia física o psicológica: los padres que reprenden a la hija por haberse embarazado, la humillan, la corren de la casa o le limitan los recursos económicos. Y también con la pareja (como cuando el hombre no reconoce la paternidad o la adjudica a otro), condiciona su apoyo o culpabiliza a la mujer.
Todo este escenario de violencias que parece una historia sin fin, se busca erradicar por medio de la educación sexual. Si en algo podrían estar de acuerdo las tres especialistas consultadas, es que se hace indispensable que los jóvenes tengan una comprensión clara de su sexualidad y los métodos anticonceptivos a su disposición, pues de nada sirve la prohibición o el ver a la sexualidad como un tabú.
En este sentido, para la doctora Tinat, la ILE no es un mecanismo destinado a prevenir embarazos, sino un derecho al cual todas las mujeres deberían tener acceso, en pleno respeto de su integridad y de su privacidad, porque nadie puede tomar la decisión de convertirse en madres en su lugar y no puede ser que a la mujer se le penalice por un error, una mala decisión o porque le falló el método anticonceptivo, en su caso.
Algo que destaca la doctora Gabriela Arangure, del programa ILE CDMX, es que casi no sucede que una mujer solicite una ILE en más de una ocasión, pues a este servicio se le da un seguimiento en métodos anticonceptivos que previene nuevos embarazos.
“La maternidad es bonita cuando es deseada, cada cosa a su tiempo, es mejor fomentar en las y los adolescentes que tengan proyectos de vida, sueños, ganas de estudiar y sepan discriminar con quién quieren fundar una familia”, concluye la doctora Tinat.
DJR