Evoca a la tía Lucrecia. Y en un instante la mirada se ilumina con olores y sabores envueltos en recuerdos. El recetario familiar de la mano de su madre aparece para confesarse amante de la cocina.
...Y de los libros. “Muchos libros” por todos los rincones de su casa, confiesa Eugenio Caballero (Ciudad de México, 1972). Alma-refugio protegida por árboles, música —“aunque sea digital”, reprocha— y por los viejos espíritus de sus antigüedades. Todo en torno al comedor, cobijo y detonador de proyectos para recrear sueños, atmósferas, bosques y laberintos, gigantes de verdes hojas y calles de un México ya diluido a través del mágico mundo del cine.
Caballero no escribe (“no es mi fuerte”, confiesa), pero crea a través de lo visual. Lo mismo con Guillermo del Toro que con Juan Carlos Bayona y una lista que rebasa la veintena e incluye a Russel Mulcahy, Floria Sigismondi y los hermanos (Carlos y Alfonso) Cuarón.
El Goya por Un monstruo viene a verme, el Oscar por El laberinto del fauno y en la mira otro por Roma, ¿ganaste un premio cuando eras niño?
¡En natación era bueno! Gané unos premios cuando era muy niño, pero después fui un estudiante promedio con inquietudes muy distintas o muy variadas. Desde muy temprano tuve una afición profunda por la lectura, inculcada por mi madre y la música fue y sigue siendo mi compañía.
¿Tienes biblioteca?
Sí, tengo miles de libros.
¿Dónde está?
Al lado de mi cuarto. También tengo en mi habitación y en la sala. Una con los libros de literatura y otra con los libros de arte. Los libros de arte me han servido mucho como referencia en mi trabajo. Durante muchos años, muchas de las imágenes que creaba no venían de fotografías o del cine, sino que mi aproximación era más a través de la literatura.
¿Hay monstruos en tu vida?
Siempre hay monstruos. Yo creo que yo soy el peor conmigo mismo. Creo que mi trabajo los apacigua. Por eso soy un obsesivo del trabajo.
¿Qué placeres te dio Florencia?
Ufff… la libertad.
Y la comida…
Sí también, pero trabajaba mucho. Tenía varios oficios en Florencia para poder mantener la escuela y mi estancia allá. Eso sí, fui subiendo de cargo en una cocina de un restaurante y pude dejar otros que eran de esfuerzo físico, como cargar los puestos en el mercado de San Lorenzo antes de irme a la escuela… la verdad es que yo siempre he dicho que si no fuera diseñador de producción haría algo relacionado con la cocina
¿Cuál es tu especialidad culinaria?
La pasta, el pescado. Me gusta mucho hacer sopas. Pero casi no sigo recetas salvo algunas como las que me dejó mi madre o mi tía Lucrecia. Me gusta mucho improvisar. Se puede decir que me hace falta técnica, pero tengo creatividad en la cocina.
¿Qué tal el diente?
Mucho, es mi vicio.
Roma es un tributo a Ciudad de México de principios de los setenta. Tú naciste en 1972. ¿Qué extrañas del México de los ochenta?
Va más en función con quién ya no está en este mundo. En el México de mi infancia estaba rodeado de mi familia, de mi madre. Mucho del tiempo la pasábamos en la Roma. Yo nací ahí. Ahí estaba la casa de mis abuelos, en (la calle) Quintana Roo, a unas pocas cuadras de donde está Tepeji (donde vivía Alfonso Cuarón y se desarrolla Roma). Ahí pasábamos casi todos los fines de semana. Ahí nos reuníamos los hermanos de mi madre, todos mis primos. Para mí la nostalgia está con el interior de la casa de mis abuelos, incluso el olor.
Entonces Roma también te conectó en lo personal…
Eso es algo que me sirvió mucho ahora que Alfonso empezó a hablar de lo que eran sus memorias. Yo le preguntaba “¿cómo puedes tener memorias tan claras?” Me di cuenta de que él llevaba muchos años, una década probablemente, dándole al músculo de la memoria y cotejando con Libo (a quien Cuarón quien rinde tributo en Roma a través de Yalitza Aparicio), con su hermano, con su madre... Y de pronto me di cuenta de que yo empecé la película con muy pocas memorias de mi infancia y las fui recuperando conforme íbamos sondeando este proceso. Fui a las fotos familiares para completar la investigación histórica que habíamos hecho o hablaba con mi padre.
También él inventó su Roma.
¿Qué estás leyendo ahora?
Estoy releyendo Moby Dick… resume muchos conflictos personales que me interesan.