En Puebla, los hogares requieren destinar ocho mil 640 pesos al mes para adquirir una canasta básica alimentaria cada mes, es decir, 288 pesos al día para una alimentación digna, derecho humano mediante el cual todas las personas deben tener acceso a comestibles de calidad y acordes a la cultura, costumbres y hábitos de vida.
De acuerdo con el análisis “Comer bien es más que tener un estómago lleno”, realizado por los investigadores de la Universidad Iberoamericana Puebla, Miguel Calderón Chelius, responsable del Observatorio de Salarios; y Rocío García Bustamante, Puebla es el tercer estado más pobre del país; la capital es la quinta ciudad con mayor número de personas en situación de pobreza, situación que complica el cumplimiento del derecho a una alimentación digna.
La propuesta de Canasta Integral Normativa Alimentaria (CINA), en la que se ha incorporado no solo el costo de los comestibles, sino todos los elementos que entran en juego en los procesos de alimentación, fue desarrollada por la Ibero Puebla con el objetivo de analizar los avances en el cumplimiento del derecho a una alimentación digna.
El investigador de la Ibero Puebla, Miguel Calderón Chelius, destacó que luego de un estudio realizado en las cuatro urbes principales del país, se determinó que, en 2021, la canasta básica para el hogar promedio en Puebla tenía un costo de 288 pesos diarios.
Señaló que una persona de 18 años en Puebla requiere, al menos, de dos salarios mínimos para cubrir los costos alimentarios de un hogar promedio, es decir, para adquirir una Canasta Integral Normativa Alimentaria (CINA).
La visión holística de la CINA interpreta la alimentación como una vía para el bienestar, por lo que se integra, entre otros factores, la dignidad, los procesos de cocción y conservación, las costumbres y la variedad de productos, explicó.
“El consumo de los pobres es una adaptación a la pobreza. Los pobres van a adaptar sus alimentos, y todo lo demás, a la carencia. No podemos pensar que las personas comen con 20 pesos porque una dieta así no es digna ni equilibrada”, añadió el investigador de la Ibero Puebla.
Desde el Observatorio de Salarios se han propuesto hasta 144 canastas para diferentes perfiles con base en la edad, sexo, ocupación y hábitos diarios. Entre los hallazgos más relevantes durante la construcción de la CINA destaca que las canastas convencionales no contemplan las dinámicas de vida reales, como las comidas fuera de casa y los remanentes al cocinar, apuntó el investigador.
Calderón Chelius destacó que la canasta básica se creó para ofrecer parámetros que permitan crear políticas públicas y medir los índices de inflación y los umbrales de pobreza. Los valores que han sumado diferentes organismos especializados han permitido convertirla en una herramienta para defender el derecho humano a la alimentación.
Por su parte, Rocío García Bustamante, académica de la Universidad Iberoamericana Puebla, destacó que los abusos en los sistemas de cultivo industrializados no solo tienen altos costos ambientales, sino que vulneran la economía de las familias productoras y condicionan los hábitos alimenticios de toda la población.
Actualmente, se está presentando una “colonización de los paladares” porque las grandes industrias han dictado las formas de obtener y consumir alimentos. Las técnicas agroecológicas se convierten así en una alternativa para rescatar los saberes ancestrales de la depredación provocada por las actividades industriales.
CHM