Defensores de derechos humanos señalan a la frontera Sur de México como la más peligrosa

En dichos caminos, terminan exponiéndose al crimen organizado, el secuestro, los accidentes y hasta crímenes.

Migrantes en frontera sur de México.
Jhonatan González
Chiapas /

Ante situaciones como la contención y la política represiva que aplican los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) en la zona de la Frontera Sur de México, miles de migrantes centroamericanos optan por cruzar a través de los puntos ciegos o las rutas más peligrosas.

En dichos caminos, terminan exponiéndose al crimen organizado, el secuestro, los accidentes y hasta crímenes.

Dentro de las rutas consideradas por los defensores de derechos humanos como las más peligrosas se encuentra la Central, la cual se realiza ingresando por Chicomuselo, cruzando la presa de La Angostura y pasando los municipios de La Concordia, Villaflores, Jaltenango y Ocozocoautla; aunque también la llamada Costera, que inicia en los límites de Guatemala con el municipio de Suchiate.


Peligro e incertidumbre


De acuerdo con las cifras del Centro de Dignificación Humana (CDH), durante el 2023 más de un centenar de migrantes centroamericanos fueron privados de su libertad durante su paso por la Frontera Sur de México, afirma en entrevista Luis García Villagran, director de la organización civil, tras la alerta emitida por la organización 1800migrantes.com por la privación ilegal de 95 ecuatorianos.

Agrega que el panorama que se vive en la zona limítrofe entre Chiapas y Guatemala es de incertidumbre y peligro, debido a que ante la falta de atención tanto de las autoridades migratorias como de ayuda a refugiados, los extranjeros se quedan en un limbo donde son captados por el crimen organizado.

“Lo estamos viendo ya muy cotidianamente, la Frontera Sur es una de las zonas más peligrosas para los migrantes, porque el secuestro es algo muy sistemático, en el cual cómo nos enteramos, como es posible que nos enteramos porque denunciaron sus familiares en Estados Unidos.
 "Migración es un gran elefante blanco que no hace absolutamente nada más que estirar la mano para recibir el dinero de los polleros, de los coyotes, de los traficantes de humanos y perseguir a los defensores de derechos humanos”, enfatiza.

La historia


MILENIO tuvo acceso a una conversación con Arturo Gutiérrez de nacionalidad venezolana, quien relata que hace aproximadamente un mes fue víctima de secuestro a pocos minutos de haber pisado territorio mexicano, sin embargo, logró pagar la cuota y solo así lo dejaron libre.

“Pasando lo que es la frontera de México y Guatemala, la de las balsas, nos encontró el cártel y nos quitó 100 dólares por persona para poder irnos, sino nos metían en una jaula que se llama el gallinero y tocaban a las mujeres, les tocaban las partes íntimas y les hacían unas cosas que nadie se imagina lo que les hicieron, tuvimos que pagar el dinero y seguir, nos entregamos a migración y gracias a migración estamos acá en Tuxtla”, explica.

Asimismo dice que ante la negativa de las autoridades para otorgarles un permiso de libre tránsito, han optado por pagar transportes que los ayudan a avanzar por toda la zona costera y a su vez a evadir los retenes migratorios donde muchas veces son detenidos, golpeados y hasta extorsionados.


Chiapas, cuello de botella


Por su parte, Ollinca Villanueva Hernández, coordinadora del programa de Género y Migración de FOCA A.C., asegura que México se ha convertido en un paso peligroso y amenazante para los miles de migrantes que llegan cada día a la Frontera Sur, pues muchos de ellos han sido víctimas de la agresión tanto de las autoridades como de los grupos criminales.

“Chiapas se ha convertido en un cuello de botella, en el que muchas personas se quedan atrapadas y este atrapamiento también responde a una movilidad que se da con la intención de llegar al norte, pero se están encontrando con muchas barreras y en el sur también están en un contexto de muchísima violencia asociada a la presencia del crimen organizado, entonces estamos hablando de un contexto muy complejo en todo el territorio mexicano”, afirma.

Apunta que los casos de violencia hacia los migrantes son invisibilizados en Chiapas, ya que muchos de ellos no son denunciados por miedo a ser deportados, sin embargo, cuentan con testimonios de víctimas que han sufrido el asedio del crimen organizado.

“Las personas que están acá desplazadas, tampoco se está hablando de ellos, entonces no hay números que nos ayuden, pero lo que sí tenemos es testimonios y testimonios de muchísimo riesgo, de situaciones de desapariciones, de asesinatos, de personas que están buscando a sus familiares y que no hay como una respuesta, no hay como un eco ante las autoridades respecto a lo que está pasando en términos del crimen organizado y las dinámicas y disputas territoriales que están teniendo en Chiapas”, resalta.

Finalmente hace un llamado a todos los actores que están involucrados hagan un trabajo en conjunto para evaluar las alternativas ante esta problemática que va en crecimiento y que por lo tanto se requiere de acciones para la atención y acompañamiento de mujeres migrantes y desplazadas.



HCM

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