Donald Trump descargó su ira contra sus principales asesores políticos la semana pasada cuando le presentaron información alarmante sobre su pérdida de popularidad en varios estados importantes de cara a las elecciones de fin de año, en momentos en que se critica su manejo de la crisis del coronavirus.
El virus sigue causando una gran cantidad de muertes y buena parte de la economía permanece paralizada. Y nuevos sondeos del Comité Nacional Republicano y de la campaña de Trump pintan un cuadro desalentador de las posibilidades de reelección del magnate.
Si bien Trump alcanzó algunos de los índices de popularidad más altos de su gestión durante los primeros días de la crisis, sus asesores destacaron el creciente costo político de la pandemia y los errores que comete Trump al hablar demasiado en las conferencias de prensa. A Trump no le gustó eso y le cuesta creer que pueda ser vencido por alguien que él considera un candidato débil.
“No pienso perder con Joe Biden”,insistió varias veces en caldeadas conferencias telefónicas con sus principales asesores de campaña, según cinco personas al tanto de las conversaciones. Todas hablaron a condición de no ser identificadas porque no estaban autorizadas a comentar conversaciones privadas.
El mensaje que le transmitieron al presidente fue claro: Trump está debajo de Biden en varios estados decisivos y hubiera perdido en el Colegio Electoral si las elecciones se hacían este mes.
¿Cómo van las encuestas en EU?
De acuerdo con el portal RealClear Politics, que realiza una suma de diversas encuestas, Donald Trump perdería su reelección contra Joe Biden al tener sólo 42 por ciento de intención de voto frente a 48.2 que tiene el ex vicepresidente de Estados Unidos, una diferencia de 6.2 puntos.
Hablando desde la Casa Blanca, Trump estalló al enterarse del estado de las encuestas durante una serie de charlas con el director de su campaña Brad Parscale, quien llamó desde la Florida; la presidenta del Comité Nacional Republicano Ronna McDaniel, quien se encontraba en Michigan, y su yerno y asesor Jared Kushner, entro otros colaboradores.
Coincidiendo con lo que vienen diciendo funcionarios de la Casa Blanca y otros asesores de afuera, el equipo pidió a Trump que no asista a las conferencias de prensa sobre el virus porque lo estaban perjudicando en las encuestas, sobre todo entre los ancianos. Trump inicialmente se resistió, mencionando el número de rating de esas apariciones. Pero finalmente aceptó, al menos temporalmente, en buena medida por las críticas que recibieron sus comentarios sobre la posibilidad de que la gente se inyecte desinfectantes para combatir el virus.
Sus asesores le recomendaron que no hable de cuestiones médicas y que se enfoque en un tema que domina más: la economía. Por más que exprese optimismo, Trump se ha mostrado frustrado por las últimas estadísticas económicas, que son un sacudón para un presidente que hace solo dos meses planeaba buscar la reelección impulsado por la solidez de la economía, que tenía niveles de empleo sin precedentes.
“Creamos la economía más grande de la historia”, se vanagloriaba Trump. Sus asesores dicen ahora que su futuro dependerá de qué tan rápido pueda alentar una recuperación.
Voceros del Comité Nacional Republicano y la campaña de Trump no comentaron las encuestas ni las llamadas de la semana pasada. Negó haberle gritado al director de su campaña y dijo que estaba “haciendo un gran trabajo”. Según personas al tanto del incidente, Trump descargó su furia sobre todo con Parscale, quien fue el portador de las malas noticias.
Trump no confía en las encuestas que dicen que está debajo. Por años les ha dicho a sus asesores que su instinto la acertó en el 2016, cuando insistía en que estaba arriba en el centro del país y en la Florida. Parscale y otros colaboradores, en cambio, le hablan de la sofisticación de sus datos y de su capacidad de recabar información del electorado.
El mandatario y algunos colaboradores expresan desde hace tiempo cierta frustración con Parscale, convencidos de que el director de la campaña, una figura muy allegada a Kushner, lucró a partir de su asociación con Trump y buscó publicidad personal. A los asesores de Trump les preocupa sobremanera Michigan, que algunos dan por perdido, y también la Florida, Wisconsin y Arizona.
dmr