Los fondos de cobertura, que pretenden sacar provecho de la incertidumbre sobre si las adquisiciones de empresas que se acordaron al final se llevarán a cabo, indican que el mercado de valores de Estados Unidos ofrece ahora blancos más atractivos que cuando la erupción de la pandemia amenazó con torpedear todos los acuerdos.
Los denominados fondos de arbitraje de fusiones suelen apostar en el periodo que transcurre entre que se llega a un acuerdo y su finalización, una estrategia de alto riesgo cuyo éxito depende de la predicción correcta de si una operación se llevará a cabo o no en un contexto a menudo volátil.
La combinación de una economía en desaceleración, el aumento del escrutinio regulatorio y el reto de ejecutar transacciones apalancadas en mercados de deuda inestables crean oportunidades para estos fondos.
“Desde el punto de vista de la relación riesgo/recompensa, es un entorno más atractivo, ya que hay una lógica estratégica que puedes suscribir como fondo de arbitraje de fusiones”, dijo un ejecutivo de uno de estos instrumentos.
La pregunta de si Elon Musk cumplirá su acuerdo de 44 mil millones de dólares para comprar Twitter resulta ser la más fascinante. A finales de la semana pasada, Musk notificó a la empresa que ponía fin al acuerdo, acusando a la plataforma de redes sociales de engañarlo sobre cuentas falsas.
Incluso antes de que Musk renunciara al acuerdo, los inversionistas se mostraban escépticos de que el multimillonario llegara a completar la transacción, ya que las acciones de Twitter operaban un tercio por debajo de los 54.20 dólares por acción que ofreció.
Sin embargo, el consejo de Twitter contrató al bufete de abogados Wachtell, Lipton, Rosen & Katz y prometió emprender acciones para obligar a Musk a completar el acuerdo, por lo que es probable que algunos fondos hagan apuestas sobre el resultado.
“Para ser honesto, creo que es un intento poco profesional para hacer una rescisión”, dijo Roy Behren, que dirige un fondo de 5 mil mdd para Westchester Capital.
El precio de las acciones de Twitter aún debe reflejar la posibilidad de que el acuerdo se renegocie a una tarifa más baja, que la empresa se asegure una sentencia por daños y perjuicios o un cargo por cancelación, añadió.
La transacción está lejos de ser la única con un diferencial de más de 10 por ciento entre la cotización de las acciones de la empresa objetivo y lo que el comprador acordó pagar. Para los fondos de fusiones, una diferencia de al menos 10 por ciento se considera un indicador de un grado significativo de duda sobre si se cerrará la operación.
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La intenciones de Musk han sido la variable clave en el acuerdo de Twitter, pero el temor sobre cómo los reguladores de EU tratarán la adquisición del grupo de videojuegos Activision Blizzard por parte de Microsoft, de 75 mil mdd, lo que ha creado incertidumbre.
El diferencial de 18 por ciento refleja la preocupación de que las autoridades antimonopolio, cada vez más hostiles a las grandes compañías de tecnología, sometan la adquisición a una estricta revisión e incluso puedan bloquearla.
A los fondos de arbitraje de fusiones también le atrajo el acuerdo de 15 mil mdd que Intercontinental Exchange, propietaria de la Bolsa de Valores de Nueva York, cerró en mayo por el proveedor de software hipotecario Black Knight.
Algunos fondos consideran que los reguladores podrán intervenir, mientras que otros apuntan a que las empresas impugnen cualquier oposición de las autoridades, tal como hizo AT&T en 2019, cuando evitó el bloqueo del Departamento de Justicia de EU a su compra de Time Warner por 80 mil mdd.
Los compradores no suelen tener casi ninguna posibilidad de abandonar los acuerdos firmados, por lo que el escrutinio de las autoridades de competencia es el impedimento más común para que se llegue a cerrar un acuerdo.
Una vez acordada la adquisición, las acciones de la empresa objetivo suelen cotizar con un pequeño descuento respecto al precio de la oferta. La diferencia se reduce, pero no se elimina hasta que se paga a los accionistas en el momento del cierre, lo que suele ocurrir entre tres y seis meses después de que se acuerda el trato.
Dado que el aumento de las tasas de interés eleva el costo de las adquisiciones que dependen de deuda, dos adquisiciones apalancadas pendientes —la compra del fabricante de autopartes Tenneco por parte de Apollo, por 7 mil 100 mdd, y la adquisición del grupo de calificación de televisión Nielsen por parte de Elliott y Brookfield, por 16 mil mdd— tienen diferenciales superiores a 10 por ciento.
Además de una evaluación del riesgo de que una operación no se lleve a cabo, el diferencial también refleja el costo de oportunidad que supone para un fondo optar por el resultado de una determinada adquisición en lugar de invertir en bonos del gobierno de EU.
Probablemente el caso más complejo pero con mayor recompensa para los fondos de fusión es el de la aerolínea estadunidense Spirit Airlines. Desde que firmó una unión de acciones y efectivo con su archienemigo Frontier en febrero, JetBlue presentó una oferta en efectivo por Spirit.
Pese al dramatismo de la búsqueda de Tiffany por parte de LVMH en 2020, la oferta de Musk por Twitter lo hizo más fascinante para los fondos. Los expertos dicen que el acuerdo es hermético, pero la terquedad de Musk y sus recursos financieros suben la perspectiva de una batalla legal complicada.
“La firma tiene el mejor argumento y hay validez en el acuerdo de fusión que debe aplicarse”, dijo Behren.