Australia trata de abrir el camino en la regulación de tecnología con un nuevo código que exigiría a Google y Facebook pagar por las noticias circulan en línea.
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Sumergiéndose en donde Francia y España fracasaron, el News Media Bargain Code (Código de Negociación de Medios de Noticias) de Australia pretende reducir el desequilibrio de poder entre los medios de comunicación de calidad y las redes sociales. Si se aprueba en el parlamento, la legislación requeriría que las grandes plataformas paguen por las noticias, con precios que se deben establecer en arbitraje si las dos partes no pueden ponerse de acuerdo en un precio justo.
La información que proporcionan los medios es un bien público, del que toda la sociedad se beneficia. Pero los problemas financieros del sector se agravaron por la pandemia de coronavirus: las pérdidas de puestos de trabajo aumentaron a medida que los canales de noticias han cerrado en todo el mundo.
Anteriormente, un modelo de negocio simple pero frágil apoyaba el periodismo de alta calidad. Gran parte del dinero provenía de la publicidad, que financiaba el buen periodismo, atrayendo a los lectores, quienes atraían a los anunciantes. Estaba lejos de ser perfecto, y algunos gobiernos reconocieron la necesidad de complementar este modelo privado con financiamiento público.
El cambio hacia la actividad en línea y el crecimiento de las redes sociales disrumpieron este modelo de negocio. Aunque Google y Facebook impulsan el tráfico a los sitios web de noticias, ellos absorben la mayor parte de la publicidad digital que atrae. Pueden dirigirse con precisión a los destinatarios de los mensajes publicitarios, y presentar de mejor manera a los lectores con las historias que les interesan. Las plataformas también socavan la relación directa entre las organizaciones de noticias y las audiencias, obstaculizando los esfuerzos para obtener más ingresos por suscripciones.
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Facebook y Google tratan de aprovecharse: les conviene dejar que alguien más pague por la producción de noticias mientras ellos cosechan la mayor parte de los ingresos publicitarios. Esto no es viable: sin financiamiento para un periodismo de calidad, la información errónea, la desinformación y el periodismo de baja calidad van a prevalecer. Nuestra sociedad va estar peor.
Los esfuerzos de las editoriales para negociar colectivamente han tenido, en el mejor de los casos, resultados mixtos. Hay un enorme desequilibrio de poder económico entre los gigantes de tecnología y las empresas de medios convencionales, inclusive las más grandes. La posición de negociación de los medios se debilita aún más porque una vez que se producen las noticias, el costo marginal de reutilizarlas es cero. Este no es un mercado libre y competitivo.
Desafortunadamente, los esfuerzos anteriores para utilizar la ley de derechos de autor para lograr que las compañías de tecnología paguen no han tenido éxito.
Australia está intentando algo nuevo, fija la mira en el poder de mercado más que en los derechos de propiedad intelectual. Tal como está redactado, el código no solamente garantizaría un precio justo por el uso de noticias, sino que obligaría a una mayor divulgación de los cambios de algoritmos clave y el intercambio de datos del usuario.
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Otros gobiernos, desde África hasta la Unión Europea y EU observan con atención para ver si el código es algo que deberían tratar de emular. Pero todavía no está claro si el esfuerzo australiano llegará a buen término.
Google respondió con dureza contra la propuesta de Australia: presentó una “carta” a los usuarios en su página de inicio en la que dijo que dejaría de proporcionar noticias locales si lo obligaban a pagar por el contenido. Facebook también se manifestó en contra de la ley propuesta, dijo que va a impedir que las personas compartan noticias si se obliga a Facebook a pagar por ello.
La ferocidad de la oposición de las compañías de tecnología a una ley que busca establecer cuotas de una manera justa y equitativa es testimonio de su poder de mercado: en un mundo competitivo, una amenaza de no proporcionar algo que los usuarios aprecian mucho, noticias locales, sería contraproducente.
A estas compañías les gusta usar su poder de mercado sin restricciones, incluso si esto es corto de miras, a largo plazo, socava la producción de noticias, perjudicando a nuestra sociedad y posiblemente incluso a sus propios modelos de negocio.
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Por supuesto, Google y Facebook no son las únicas compañías con poder de mercado. News Corp de Rupert Murdoch controla dos tercios de los lectores de periódicos australianos, como muestra un estudio. Esto significa que es probable que reciba la mayor parte de los nuevos ingresos del código. Pero senadores clave también presionan por enmiendas que puedan entregar financiamiento adicional para la radio y televisión pública, y AAP, la agencia de noticias sin fines de lucro.
En un mundo ideal, simplemente buscaríamos asegurar que haya competencia entre las plataformas y dentro de los medios tradicionales. Pero la naturaleza de las redes sociales actualmente significa que eso no va a suceder. A medida que la tecnología cambia, también lo hace el papel del gobierno. Se debe elogiar a Australia por reconocer esta realidad y atacarla de frente.
*El autor es catedrático de la Universidad de Columbia.
Anya Schiffrin, catedrática de Columbia, también contribuyó a este artículo.