Cuando se nominó a Christine Lagarde para dirigir el Banco Central Europeo (BCE), se creó un gran vacío en el FMI. Con el estatus de jefe de Estado, el puesto de director general del fondo es uno de los cargos más codiciados en las finanzas globales.
El candidato que lo logre se enfrentará al reto de manejar la institución internacional dedicada a la cooperación económica en un momento de conflictos latentes.
La primera pregunta que enfrentan los candidatos potenciales de los 189 países miembros del FMI es si son lo suficientemente europeos. Oficialmente, la nacionalidad es irrelevante y el proceso será “abierto, basado en los méritos y transparente”, pero los 11 jefes en los 73 años de historia del fondo provienen de Europa, luego de un pacto entre caballeros que otorgó la gestión del Banco Mundial a un estadunidense.
David Malpass siguió la tradición al asegurar, sin oposición, la presidencia del BM en abril, por lo que Europa tiene una buena posibilidad de mantener en sus manos el FMI.
Mark Sobel, ex funcionario del Tesoro de EU y miembro de la junta del FMI, dijo que es poco probable que la administración Trump arroje demasiados obstáculos para una nominación europea. “Dado que Malpass fue nombrado tan fácilmente para el Banco Mundial, se muestra que el duopolio está intacto. Eso significa que los europeos pueden tenerlo si lo quieren”, dijo.
Sin embargo, no todos los europeos son iguales. Un ciudadano francés ha sido director general durante 44 de los 73 años, entre ellos los últimos dos que ocuparon el cargo, un hecho que reducirá las posibilidades de candidatos galos calificados, como Benoît Cœuré del BCE o Bruno Le Maire, ministro de Finanzas.
EL BANDO DE LA UE
Mark Caney Comenzó su carrera en la banca en Goldman Sachs antes de unirse al Departamento de Finanzas de Canadá, donde llegó a convertirse en gobernador del Banco de Canadá.
Carney es muy respetado por los ministros de Finanzas y los gobernadores del banco central. Inmediatamente se le consideró como un candidato creíble en las capitales europeas, una vez que se dieron cuenta de sus credenciales irlandesas. Un alto funcionario en París dijo que “nada puede detenerlo si tiene el respaldo de los europeos”.
Los europeos del este no han obtenido los cargos más altos de la UE, por lo que Kristalina Georgieva, directora ejecutiva del BM, estaría en una fuerte posición. Una funcionaria muy respetada, trabajó en puestos de alto nivel en organizaciones internacionales en la última década, desempeñando funciones clave en la Comisión Europea y en la ONU. Primero se unió al Banco Mundial en 1993 como economista ambiental y trabajó para la organización en Asia y Rusia.
Esto es un marcado contraste con el gran interés de George Osborne, el ex canciller de Reino Unido, quien les ha dicho a sus amigos que piensa en el cargo.
Otros europeos que podrían buscar una nominación son Alexander Stubb, ex primer ministro finlandés y vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, y François Villeroy de Galhau, jefe de la Banque de France.
Jacob Kirkegaard, alto miembro del Instituto Peterson de Economía Internacional, estuvo de acuerdo en que es poco probable que EU bloquee un nombramiento europeo y que prefiera un candidato de este tipo que el de una economía emergente, que probablemente necesite el respaldo de China.
“Es difícil ver que EU tenga algún un interés estratégico significativo aquí más allá de no querer ayudar y ser cómplice del ascenso de China a la prominencia”, dijo.
TRICOLOR Y EMERGENTE
En 2011, Agustín Carstens, el mexicano que ahora encabeza el BPI, fue nominado pero no pudo incitar el apoyo entre las economías emergentes, que están poco representadas en el FMI. Sería una vez más un candidato creíble.
También lo sería Raghuram Rajan, ex economista jefe del FMI y gobernador del banco central de India, aunque su relación con el gobierno de India se ha deteriorado.
Las reglas de la competencia requieren que las naciones nominen candidatos. El directorio ejecutivo del FMI luego lo reduce a una lista de tres finalistas para que hagan entrevistas antes de tomar la decisión.
Si las economías emergentes quieren arrojar su peso colectivo para respaldar a una persona, la notable presencia en las reuniones del FMI en los últimos años ha sido la de Tharman Shanmugaratnam, ministro principal de Singapur, quien fue presidente del cuerpo de gobierno de ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del FMI durante tres años hasta 2014.
Peter Doyle, ex funcionario del FMI y crítico desde hace mucho tiempo de la organización, dijo que la elección era simple. “Ningún europeo, ningún político, ningún aficionado”, dijo, argumentando que el próximo dirigente tendría que “lidiar con el caos” que dejó la administración actual y anterior. “Esto comienza con Argentina, continúa con Ucrania y, por supuesto, todos los problemas del euro”.
Y ADEMÁS
EL PROBLEMA DE LA EDAD
Un posible candidato europeo es Mario Draghi, el presidente saliente del BCE, pero a los 71 años supera el límite máximo de edad para el puesto de gerente general y no se sabe si está interesado. Si el fondo mantiene sus normas, Klaus Regling, jefe del Mecanismo Europeo de Estabilidad, y Erkki Liikanen, el ex representante finlandés ante el mismo FMI, también quedan fuera.