Según una nueva investigación, los gobiernos de todo el mundo gastan al menos 1.8 billones de dólares al año en subsidios para apoyar a las industrias altamente contaminantes, encabezadas por el carbón, el petróleo, el gas y la agricultura, a pesar de su compromiso con los objetivos del cambio climático.
Los investigadores independientes Doug Koplow y Ronald Steenblik concluyeron que alrededor de 2 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial se gasta al año en subsidios que fomentan la producción o el consumo no sustentables, agotan los recursos naturales y degradan los ecosistemas.
Koplow, que ha asesorado a gobiernos en materia de subsidios, y Steenblik, quien trabajó en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre este tema, identificaron los subsidios que, según ellos, tienen un impacto negativo en ocho sectores, entre ellos la construcción, el transporte y la pesca.
El mayor beneficiario de los apoyos financieros fue la industria de los combustibles fósiles, que disfrutaba de 640 mil millones de dólares al año, mientras que los sectores agrícola y forestal recibían 520 mil y 155 mil mdd, respectivamente, según la investigación. Estas estimaciones pueden ser conservadoras, ya que no siempre se informa de la existencia y el volumen de los apoyos del gobierno.
Los subsidios persisten, en parte, por “el poder de los intereses creados”, de acuerdo con los grupos Business for Nature y B Team, que encargaron el estudio, una coalición de más de 70 grupos empresariales, industriales y sin fines de lucro.
Las conclusiones se producen apenas unos meses después de que los negociadores mundiales de casi 200 países acordaron la ‘eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes” en la cumbre climática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) COP26, aunque este compromiso no incluía una fecha límite.
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Irán, China e India fueron los que más subsidios otorgaron al consumo de combustibles fósiles en 2019, con 87 mil 900, 34 mil y 33 mil millones de dólares, respectivamente, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Mientras, México, China y Argentina proporcionaron la mayor ayuda directa a los productores de combustibles fósiles, sin tomar las exenciones fiscales, de 11 mil 300, 3 mil 900 y 2 mil 500 millones de dólares, respectivamente, según los datos de la OCDE. El análisis no incluyó las ayudas proporcionadas por algunos de los países que son los mayores productores de gas y petróleo, como Arabia Saudita, debido a problemas de transparencia de los datos.
Pese a los compromisos de los gobiernos de reconstruir de forma “más verde”, los paquetes de apoyo siguen ayudando a las industrias contaminantes.
Delta Merner, que dirige el Centro Científico para Litigios Climáticos de la Unión de Científicos Preocupados), que pone en contacto a los investigadores con los abogados, dijo que los subsidios a los combustibles fósiles pueden enfrentarse a desafíos legales, alegando que son incompatibles con el objetivo de cero neto de un país, por ejemplo.
Dado que la génesis de los subsidios puede ser a veces bien intencionada, como la protección de los consumidores frente a los altos precios, la revisión de los planes debe garantizar que las sociedades vulnerables no se vean sorprendidas por las reformas, reconocieron los promotores del estudio.
Paul Polman, ex director ejecutivo de Unilever, dijo que llegó el momento de “poner fin a los grupos de cabildeo egoístas y cortos de visión que perpetúan los subsidios perjudiciales”.
Hace más de una década, en 2010, más de 190 países se comprometieron a eliminar poco a poco o reformar los subsidios perjudiciales para la biodiversidad para 2020.
La humanidad “nunca había vivido en un planeta con tan poca biodiversidad”, dijo Christiana Figueres, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que también es socia fundadora del B Team.