En las últimas semanas el foco se dirigió al programa de compra urgente de bonos del gobierno del Banco de Inglaterra, lo que desvió la atención de una importante y peligrosa iniciativa que anunció el mes pasado: el Plan de Financiamientos de los Mercados de la Energía.
Bajo los términos del plan, el Banco de Inglaterra trabajará con el Tesoro para “abordar las necesidades extraordinarias de liquidez a las que se enfrentan las empresas de energía que operan en los mercados mayoristas de gas y electricidad de Reino Unido” y ofrecerá “apoyo financiero a corto plazo a las firmas mayoristas”.
Esta infortunada iniciativa, que pone en peligro la independencia operativa del Banco de Inglaterra, y las políticas gubernamentales que la propiciaron, tienen muchos errores.
En un mercado libre, los proveedores de energía trasladarían el aumento de los costos a los hogares, las empresas y otros consumidores finales. La respuesta adecuada habría sido permitirlo y hacer frente al impacto que tiene sobre los más pobres mediante una transferencia de una cantidad fija a los hogares con menores ingresos. En su lugar, el gobierno estableció una costosa serie de transferencias a las familias, tanto pobres como ricas.
El sector de energía tiene problemas de liquidez porque tiene conflictos de solvencia. Muchos proveedores se aseguraron de que la industria no fuera muy rentable incluso antes de la reciente crisis de los precios de la energía.
El Banco de Inglaterra no debe conceder préstamos a empresas insolventes. Si la garantía de una firma se deteriora, debe recurrir a una contraparte solvente. Si una financiera regulada tiene problemas de liquidez, la regulación y la supervisión del banco proporcionan la información necesaria para evaluar si esa empresa es solvente. Sin esta regulación y supervisión, falta esta información esencial.
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Por tanto, el banco no debe prestar a empresas financieras no reguladas y, por consiguiente, tampoco a firmas no financieras que no regula. Tampoco debe actuar como creador de mercado de último recurso, comprando deuda de compañías de energía si el sector privado deja de comprarla. El mercado de este tipo de deuda no es sistémicamente importante y existe un riesgo importante de incumplimiento de pagos.
Es poco probable que el banco pueda inducir el regreso de los creadores de mercado privados y de los compradores normales de deuda de las firmas de energía actuando como institución de crédito de último recurso.
El Tesoro podría proporcionar apoyo financiero si las empresas se consideran de importancia sistémica. Garantizar que no se trata de un plan conjunto puede limitar el daño al Banco de Inglaterra. En su lugar, el banco sería un agente del Tesoro que pudo proporcionar la liquidez directamente, pero prefirió que el lado operativo del plan fuera administrado por el banco.
La provisión de liquidez a compañías de energía potencialmente insolventes debe ser un ejercicio fiscal. Una vehículo de propósito especial propiedad del Tesoro puede implementarla, y el traslado temporal de personal del Banco de Inglaterra o del sector financiero privado puede aportar los conocimientos técnicos necesarios, pero el banco como institución no debe participar.