Enfrenta sector de chips sobrecostos y presiones

El jefe de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, Mark Liu, reconoce que construir su planta en EU será más caro de lo esperado; firmas debaten si mantener su producción local o expandirse

Una trabajadora inspecciona microprocesadores en una fábrica de Malasia. Lim Huey/Reuters
Cheng Ting-Fang, Shoichiro Taguchi y Shaun Turton
Taiwán /

Hola, desde Taiwán. Escribo esto en el tren de alta velocidad que me lleva de regreso a Taipéi desde Hsinchu, después de la reunión general anual de Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC). Al igual que el año pasado, la firma reservó un hotel y pidió a sus cientos de accionistas que se dividieran en pequeños grupos y vieran la transmisión en directo del evento en habitaciones separadas. El equipo directivo organizó el evento desde el salón de baile del hotel, que por lo demás estaba vacío.

La cautela de TSMC refleja el hecho de que Taiwán sigue sufriendo la ola más grave de covid, con más de 2 millones de personas que contrajeron el virus tan solo en los últimos dos meses. El titán taiwanés de los chips —que logró mantener la producción sin problemas durante tres años de pandemia— observa un estricto control en las interacciones entre sus ejecutivos y el mundo exterior.

Sin embargo, algunas cosas resultan más difíciles de controlar. El presidente de la firma, Mark Liu, reconoció que los costos de construcción de su planta de chips en EU son más altos de lo previsto, mientras que la contratación de personal resulta más difícil. TSMC afirmó que también vigila de cerca la inflación, aunque todavía espera un crecimiento saludable de los ingresos este año.

Felices en casa

Dos de las cuestiones más apremiantes en la industria de los chips en estos días son si se debe ampliar la producción y en dónde. Para Tokyo Electron, las respuestas son claras, escribe Shoichiro Taguchi de Nikkei Asia.

Su presidente y director ejecutivo, Toshiki Kawai, afirma que su compañía —líder en la fabricación de equipos para chips— mantendrá su enfoque en Japón, donde sus cuatro fábricas principales producen herramientas para algunas de las firmas de microprocesadores más grandes del mundo. Tokyo Electron planea invertir más de 7 mil millones de dólares en investigación y desarrollo en los próximos cinco años, la mayoría en Japón.

Esto tiene un marcado contraste con sus clientes, como Taiwan Semiconductor Manufacturing y Samsung Electronics, que cada vez están más presionados para expandirse en el extranjero.

Morris Chang, fundador y ex presidente de TSMC, afirmó en repetidas ocasiones que la concentración de sus operaciones en su mercado nacional ha sido fundamental para su éxito. Según Chang, abandonar este modelo económicamente es una locura. Un argumento que le caerá bien a Kawai.

Problemas de conexión

La infraestructura de internet de Camboya, con sus marañas de cables por toda la capital, puede no ser bonita, pero cumple con su cometido, escribe Shaun Turton para Nikkei Asia. El país disfruta de una de las conexiones más baratas y rápidas entre sus pares económicos.

Sin embargo, el crecimiento desenfrenado del sector se produjo en medio de una falta casi total de supervisión regulatoria, según varios agentes del sector. Las condiciones de las licencias no se cumplían y las comisiones para el gobierno no se cobraban.

Ahora, los reguladores están tomando medidas. El repentino cambio tomó por sorpresa a muchos proveedores de internet, y algunos advierten de que los logros de Camboya en materia de conectividad puede estar en peligro.

La jugada de GoTo

Esta semana, Apple fue noticia al anunciar su entrada en el mercado del “compre ahora y pague después”, pero en Indonesia es posible que una noticia más importante sea que el principal proveedor de plataformas GoTo esté haciendo lo mismo, escribe Oliver Telling de Financial Times.

Después de presentar su servicio GoPayLater en octubre, la compañía lanzará más productos de préstamo para aprovechar la población de consumidores de Indonesia que carecen de acceso al crédito tradicional, dijo el presidente Patrick Cao en una entrevista.

Los proveedores de superapps como GoTo dominan el mercado del sudeste asiático. En Occidente, los consumidores pueden utilizar Amazon para las compras en línea, Uber para la solicitud de transporte y Deliveroo para la entrega de comida, pero los indonesios utilizan la aplicación de GoTo para todos estos servicios.

Por lo tanto, la expansión de la empresa en el mercado de compre ahora y pague después tiene el potencial de sacudir la industria del crédito en Indonesia. “La penetración de las tarjetas de crédito oscila entre 3 y 6 por ciento y la inclusión financiera tiene mucho margen de crecimiento”, dice Cao.

GoTo no es la única compañía de la región que aumenta la inversión en estos servicios, ya que el creciente uso de internet impulsa la demanda de fuentes de crédito alternativas. Pero en medio del creciente escrutinio de los riesgos a escala mundial, la apuesta por ofrecer estos préstamos a los consumidores de los mercados emergentes sin duda causará cierto rechazo.

Sueños ecológicos

Las compañías de tecnología establecen ambiciosos objetivos ambientales, desde el uso de materiales reciclados hasta la reducción de emisiones. Uno de los últimos ejemplos llega del sudeste asiático, donde Grab, el gigante de solicitud de transporte y de entrega de alimentos, se comprometió a alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono para 2040, escribe Tsubasa Suruga en Nikkei Asia.

Grab afirma que cambiará toda su flota de transporte por vehículos de bajas emisiones en Singapur en algún momento de la próxima década. Su rival indonesio, GoTo, tendrá una flota de vehículos totalmente eléctricos en 2030.

La elaboración de planes agresivos de reducción de las emisiones es algo muy popular, ya que la presión para abandonar los combustibles fósiles es cada vez mayor. También encajan con iniciativas gubernamentales, como el plan de Singapur de abandonar los vehículos de combustión interna para 2040. Indonesia fijó un objetivo similar para 2050.

“La conversión total a vehículos eléctricos tiene sentido en ciudades con buena infraestructura de recarga, como Singapur”, afirma Walter Theseira, profesor de economía de la Universidad de Ciencias Sociales de Singapur.



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