La Fundación Bill y Melinda Gates planea un enorme aumento de sus donaciones anuales, ya que la organización filantrópica privada más grande del mundo está revisando su gobernanza tras el divorcio de sus copresidentes.
Antes de la pandemia, la fundación distribuía 5 mil millones de dólares al año, pero en 2021 los aumentó a 6 mil 700 mdd, ya que gastó mucho en vacunas, pruebas y tratamientos para el covid-19. Mark Suzman, director ejecutivo, declaró a Financial Times que se decidió mantener este elevado nivel de otorgamiento de subvenciones porque la pandemia asestó un revés histórico para otros esfuerzos de lucha contra la pobreza y el desarrollo en todo el mundo.
El “cambio significativo” en el gasto será supervisado por un consejo ampliado, en el que Suzman y tres administradores externos se unirán a Bill Gates y Melinda French Gates siete meses después de que Warren Buffett, el multimillonario inversionistas y donante, renunciara como como el único otro administrador.
El divorcio de dos de las figuras de más alto perfil de la filantropía mundial “fue una conmoción” para la fundación, dijo Suzman, pero siguieron trabajando juntos “de forma muy eficiente” a pesar de “no tener la misma interacción en casa”.
Aun así, añadió, “tener un consejo, una vez que Warren decidió dimitir, con dos personas que son una pareja divorciada quizá no sea una buena gobernanza, aunque trabajen bien juntos”.
El nuevo consejo incluirá a Strive Masiyiwa, multimillonario zimbabuense y enviado de vacunas para la Unión Africana; Minouche Shafik, director de la London School of Economics, y Tom Tierney, cofundador de The Bridgespan Group, consultor de algunos de los filántropos más importantes del mundo.
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Los dos copresidentes contribuyeron con otros 15 mil mdd a la dotación de 50 mil mdd poco después de anunciar su divorcio, dándole los recursos necesarios para intensificar sus donaciones en un momento en el que se vio la necesidad urgente de hacer frente a los reveses en la mayoría de las áreas en las que se enfoca.
“La pandemia desaceleró, detuvo e incluso revirtió los avances que se lograron con tanto esfuerzo en el ámbito de la salud y el desarrollo mundial”, afirmó Suzman en una carta anual. “Después de casi dos décadas de avances sin precedente, hemos visto cómo decenas de millones de personas volvieron a caer en la pobreza, las tasas de vacunación infantil descendieron y resurgieron enfermedades que van desde la malaria hasta la tuberculosis”.
Las crecientes desigualdades de ingresos provocaron un mayor escrutinio sobre los más ricos, reconoció Suzman, lo que aumenta la necesidad de que la fundación escuche las críticas constructivas de los administradores independientes.