Las consultas médicas a distancia tienen auge debido al coronavirus

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Las tech enfocadas en salud, como Dr. Consulta y Portal Telemedicina, impulsan una atención médica más justa y asequible en América Latina.

La plataforma de Dr Consulta utiliza datos anónimos para respaldar las decisiones médicas en los países donde opera.
Michael Stott
Ciudad de México /

El artículo 196 de la Constitución de Brasil es claro: “La salud es un derecho de todos y una obligación del Estado”. Las constituciones de Venezuela, México y Perú expresan promesas similares, sin embargo, la realidad es muy diferente.

Los brasileños ricos disfrutan de atención privada de alta calidad, equiparable a cualquier servicio de salud en Europa o Estados Unidos (EU), mientras que las personas con empleo formal pueden acceder a un buen tratamiento si tienen seguro.

Sin embargo, la mayoría de los trabajadores se encuentra en la economía informal y depende de un servicio de salud pública abrumado, con tiempos de espera de hasta seis meses para una cita.

“Brasil tiene un sistema de salud unificado”, dice Thomaz Srougi, director ejecutivo de Dr. Consulta, un proveedor de tratamientos médicos de bajo costo que utiliza algoritmos y otras herramientas digitales para reducir los costos de atención en salud.

“En teoría es hermoso, en la práctica no funciona. Hay 160 millones de personas que dependen del gobierno porque no pueden pagar un seguro de salud. El sistema de salud del gobierno no cuenta con fondos suficientes y tiene poco personal…. Hay una enorme diferencia de acceso”.

Servicios médicos a la mano

¿Las aplicaciones tecnológicas enfocadas en la salud pueden ampliar el acceso y mejorar la calidad del tratamiento médico de millones de ciudadanos pobres en América Latina? ¿O la tecnología se mantendrá entre los pocos privilegiados?

Pablo Orefice, jefe de Salud.uy, la iniciativa de salud digital del gobierno uruguayo, cree que la atención de salud digital es un “cambio de paradigma para los menos afortunados” en la región, ya que brinda a los que viven en áreas más remotas un acceso mejor y más rápido a servicios especializados.

Emprendedores como Rafael Figueroa ayudan a impulsar el cambio. Con el objetivo de conectar las remotas comunidades amazónicas de Brasil con los expertos médicos en las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, a más de 3,000 kilómetros de distancia, fundó la empresa Portal Telemedicina en 2013.

Se trata de una plataforma de diagnóstico en línea, que conecta a trabajadores de atención primaria y especialistas en más de 300 ciudades de Brasil y Angola.

Uno de sus avances fue el desarrollo de un Master Patient Index (Índice Maestro de Pacientes), que funciona para superar el problema de los datos médicos dispersos entre diferentes sistemas que están bajo identificadores incompatibles.

“Nuestro programa de inteligencia artificial utiliza 16 algoritmos para hacer una comparación probabilística del paciente en diferentes bases de datos... Combina los diferentes registros de salud en un solo enlace de datos con toda la información sobre el paciente”, dice Figueroa.

“De esa manera, el médico puede obtener una visión integral de 360 grados de la persona que atiende”.


Expedientes electrónicos

Los registros digitales son uno de los mayores retos para los países latinoamericanos. Muchos utilizan una variedad de identificadores para los pacientes, lo cual dificulta la creación de un conjunto unificado de documentos y que están guardados bajo un identificador común seguro.

Uruguay es una de las naciones que cree que logró resolver el problema. El país demostró una destreza digital que no deja ver su pequeño tamaño.

Agesic, la agencia digital estatal de Uruguay, se dedica a poner en línea la mayor cantidad posible de gobierno. En septiembre pasado, Salud.uy lanzó “Mi historial clínico digital”, un registro electrónico que brinda a casi todos los uruguayos acceso a su historial médico completo, incluyendo los resultados de pruebas y tratamientos en centros de salud públicos y privados.

“Esta es la primera y única experiencia (en América Latina)” de un conjunto integral de registros de salud, dice Orefice. “Algunos países tienen proveedores de salud individuales que ofrecen esto, pero si una persona recibe tratamiento fuera de esa institución, no tiene ninguna información al respecto”.

Otras naciones latinoamericanas que están siguiendo el ejemplo de Uruguay, es Argentina espera tener en línea cuatro millones de historiales de pacientes para finales de este año.

En Surinam, un proyecto financiado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dirigido por la ONG Medical Mission, hace una prueba piloto de la creación de registros de salud digitales en comunidades remotas del Amazonas en Brasil.

“El reto ha sido vincularlos a ellos y sus necesidades de salud con un sistema nacional más amplio”, dice Leah-Mari Richards de OPS, quien trabajó en el proyecto.

La solución fue un mini servidor web portátil que se alimenta con energía solar y puede cargar datos médicos del paciente a la capital del país, Paramaribo.

Después de hacer pruebas en seis clínicas, el equipo tiene el objetivo de extender el proyecto a 30 más para julio.

El acceso, la gran brecha a cerrar Los expertos dicen que la pandemia de Covid-19 está acelerando el uso de tecnologías médicas digitales en toda América Latina. “Lo primero que estamos viendo ahora es…. una adopción desigual de estas tecnologías”, dice Marcelo Cabrol, jefe del sector social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington. “Si tienes una conexión a internet y suficiente ancho de banda, puedes tener una teleconsulta y, prácticamente, también un diagnóstico.

El Dato.

2millones

de pa.cientes han sido tratados por Dr. Consulta en 60 ciudades de Brasil


Si no lo tienes quedarás excluido”, dice Cabrol. Una de las mayores dificultades, agrega, es la falta de colaboración entre los sectores público y privado en atención de salud digital, lo que significa que muchas soluciones nunca llegan a aumentar de tamaño.

“Solo tenemos una solución para 200 personas, no para dos millones”. Además, los conjuntos de datos que se utilizan para entrenar algoritmos de inteligencia artificial pueden conducir a sesgos inconscientes o discriminación entre diversas poblaciones.

Y el despliegue de nuevas tecnologías puede tener consecuencias no deseadas. En Chile, el gobierno adoptó una nueva herramienta de diagnóstico digital para identificar casos de retinopatía diabética, una condición que puede causar ceguera si no recibe tratamiento.

“Tuvo éxito en el diagnóstico de la retinopatía, pero no se le entrenó para buscar otros problemas”, dice Cabrol.


La desconfianza y la corrupción

América Latina es también una región donde la gente desconfía profundamente del gobierno. Años de Estados nacionales ineficientes y débiles, perseguidos por la corrupción, han generado una sospecha instintiva entre las poblaciones.

Un estudio realizado por la encuestadora regional Latinobarómetro en 2018 encontró que 79% de los latinoamericanos estuvo de acuerdo con la afirmación de que “estamos gobernados por unos cuantos grupos poderosos que vigilan sus propios intereses”.

Esto presenta problemas para los gobiernos que tratan de obtener el consentimiento para tecnologías digitales que recopilan y almacenan grandes cantidades de datos médicos confidenciales.

Entre los emprendedores de tecnología de la salud en la región existe un acuerdo general de que los datos individuales deben seguir siendo propiedad del paciente, aunque muchos también creen que los investigadores deben usar datos anónimos agregados para desarrollar y mejorar los servicios médicos.

Dr. Consulta utiliza datos anónimos para respaldar las decisiones médicas, “así que cuando desarrollamos un algoritmo clínico, el médico puede ver las estadísticas de pacientes con perfiles sociales y demográficos similares, lo que se ha hecho”.

La plataforma ya trató a dos millones de pacientes en 60 ciudades de Brasil. Srougi fundó la compañía en la favela más grande de São Paulo, Heliópolis, en 2011. “Puedes programar una cita en línea, venir a la clínica, registrarte, pagar y ser atendido, todo en menos de 50 minutos”, dice.

Ahora, los jugadores de salud digital de la región luchan para que sus tecnologías puedan combatir a un enemigo común: el coronavirus. “Es un momento de guerra para salvar vidas”, dice Srougi. Cabrol, del BID, cree que la pandemia provocará cambios más profundos y de amplio alcance en América Latina. “Lo que esto ha resaltado la importancia de extender el acceso a la tecnología a las poblaciones más pobres”, dice.

yvr


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