La realización de acuerdos está cerrada. La semana pasada no se anunció ninguna fusión o adquisición con valor de más de 1,000 millones de dólares (mdd) en ninguna parte del mundo por primera vez desde 2004. Y las 11,413 fusiones y adquisiciones con valor de 767,000 mdd que se anunciaron para 2020 representan el nivel más bajo desde 2013, de acuerdo con Refinitiv.
Parte del problema es que nadie puede salir a reuniones o hacer la debida diligencia que se requiere legalmente: es casi imposible asegurar que una fábrica en realidad existe o consultar el balance contable de una compañía cuando está cerrada, y los posibles auditores y abogados están en casa debido al coronavirus.
Pero una caída tan profunda tiene otros motores. Después de todo, los fondos de riqueza soberana del Golfo corrieron la voz de que salían a comprar, tal como lo hicieron durante la crisis financiera.
También los banqueros dicen que escuchan a posibles compradores chinos. CNIC, un fondo con respaldo del Estado, dijo a finales de marzo que tiene planes de “capturar oportunidades de inversión de valor en medio del ciclo de caídas de precios de activos”.
Mientras tanto, los precios de las acciones se desplomaron y las empresas de todo el mundo están luchando por mantenerse a flote. Muchos programas de ayuda del gobierno resultan difíciles de navegar y las cuentas aumentan. Incluso compañías como Disney, Coca Cola y Primark han visto caer sus ingresos. Mientras más duren los cierres, mayor será la presión, sobre todo si el virus regresa.
“Si recibo una oferta con una prima de 40% sobre el precio de mi acción, es bastante llamativo que un Consejo diga: ‘Vete, ni siquiera hablaré contigo’”, dice un asesor de fusiones y adquisiciones. “En 12 meses, el mundo podría estar realmente muy mal. Si soy un inversionista, ¿no preferiría tomar el efectivo hoy?”.
Sin embargo, tanto los compradores como los vendedores tienen motivos para desconfiar. El S&P 500 ahora registra una caída de aproximadamente 16% desde los máximos de febrero, pero recuperó más de la mitad de sus pérdidas iniciales. Vender ahora podría hacer que un Consejo de Administración se vea tonto •o desesperado• si los precios de las acciones continúan repuntando.
“Es muy difícil para un Consejo de Administración vender a un precio por debajo de su máximo de 52 semanas, que alcanzó hace solo dos meses”, dice Alan Klein, del bufete de abogados Simpson Thacher. Vender demasiado barato, ya sea toda la compañía o una participación con descuento, a un inversionista ancla, también puede hacer que los Consejos abran las puertas a demandas legales de los inversionistas.
Comprar ahora es igualmente arriesgado. Las perspectivas siguen siendo tan profundamente turbias que es casi imposible saber si tienen un precio justo.
“COMPRAR AHORA ES ARRIESGADO. LAS PERSPECTIVAS SIGUEN SIENDO TAN PROFUNDAMENTE TURBIAS QUE ES CASI IMPOSIBLE SABER SI TIENEN UN PRECIO JUSTO”
En abril de 2008, los fundadores de TPG soñaban con repetir las utilidades que habían obtenido al rescatar a los bancos durante la crisis de ahorros y préstamos en la década de 1980. Entonces encabezaron un rescate de 7,000 mdd de Washington Mutual. Sin embargo, la inversión de la firma de compra de acciones se eliminó tan solo unos meses después, cuando WaMu fue golpeado por una retirada de depósitos.
Los reguladores lo cerraron y entregaron sus operaciones a JPMorgan Chase. Del mismo modo, Bank of America pensó que comprar Countrywide Financial en enero de 2008 por 4,000 mdd en acciones le daría la oportunidad de convertirse en el principal banco hipotecario de EU. Para 2014, había perdido por lo menos 50,000 mdd en el acuerdo.
Los acuerdos transfronterizos parecen particularmente arriesgados en este momento. El sentimiento proteccionista ya estaba en aumento antes de que se produjera la pandemia y las enormes caídas de los precios de las acciones avivaron los temores de una liquidación de empresas.
Entonces, ¿las fusiones y adquisiciones murieron? Si la historia sirve de guía, los enormes acuerdos serán más raros a partir de ahora. Los datos de Refinitiv muestran que después de la crisis financiera, la realización de acuerdos no volvió a los niveles que tenía en 2007 sino hasta 2015. En parte, esto se debió a que las empresas tenían otras solicitudes para su efectivo.
“Las compañías pudieron hacer de todo en los últimos cinco años: dividendos, recompras de acciones y fusiones y adquisiciones. Ese ya no es el caso”, dice Blair Effron de Centerview Partners.
Es probable que los acuerdos más pequeños y los sectores menos afectados por la crisis se recuperen primero. En 2009, los grupos farmacéuticos estaban a la orden del día. Esta vez, bien podrían ser las finanzas y tecnología.
Dos de los pocos acuerdos que se han anunciado desde que la pandemia comenzó incluyen el anuncio en abril por parte de SoFi, la compañía fintech con el respaldo de SoftBank, de que pagaría 1,200 mdd por Galileo, una plataforma de pagos, y la compra de Affirmed Networks a finales de marzo por parte de Microsoft.
Sin embargo, es revelador que Warren Buffett, quien recaudó al menos 10,000 mdd con una serie de inversiones oportunas durante la crisis financiera, todavía no muestra sus planes.
SRGS