Boohoo, el minorista de moda en línea, atribuye su comercio sin precedentes en parte a las colaboraciones de celebridades. Aparentemente, las ventas de sus líneas más populares recibieron el impulso de la embajadora de la marca India Reynolds, la estrella de televisión de Love Island que ahora derrite paisajes con sus visitas en trajes de baño y aspira a convertirse en una chef vegana (su segunda cuenta de Instagram es un asunto con menos carne, con imágenes de recetas de comidas de origen vegetal). Pero, ¿qué pasaría con el modelo de ropa de bajo costo de Boohoo si las preocupaciones sobre la sustentabilidad que tienen los clientes fueran más que verse bien en las redes sociales?
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Los inversores no tenían motivos para reflexionar sobre esto el martes, ya que la noticia de un aumento de 44 por ciento en los ingresos en los cuatro meses hasta el 31 de diciembre, más un aumento en la orientación para todo el año, llevó a las acciones de Boohoo a alcanzar un máximo histórico de 334 peniques. Incluso la marca homónima más establecida del grupo —que promueve Reynolds— superó todas las expectativas, logrando un crecimiento de 42 por ciento frente a las estimaciones de la City de Londres de 28 por ciento. Sus puntos más finos y puntos de precio hicieron que Boohoo le ganara participación de mercados a “los minoristas tradicionales como New Look, Top Shop y River Island”, dijo con admiración el analista de Jefferies.
El margen bruto del grupo cayó 70 puntos base en el periodo, a 53.5por ciento, en lo que los analistas de Stifel calificaron como “un entorno de mucha promoción”, lo que sugiere que Boohoo tuvo que reducir aún más los precios para competir, mientras al mismo tiempo se encuentra con un costo de bienes que en gran medida no presenta cambios. Sin embargo, con ingresos mucho más altos, el margen de ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización en realidad aumentó, ya que los costos operativos habrían sido más bajos como proporción del total.
Pero con el precio de los minivestidos bodycon de poliéster / elastano ahora a 5 libras, seguramente algo tiene que ceder.
Las personas dentro de Boohoo dicen que el margen bruto está tocando fondo y parece probable que se asiente en un porcentaje de entre “50 a 55”. Eso significa que Boohoo no puede bajar mucho el precio y corre el riesgo de que las ventas y el crecimiento de las utilidades sean más lentos, ya que los competidores menos sustentables o éticos venden más barato. O significa que Boohoo tendrá que apretar aún más el costo de los bienes para seguir reduciendo los precios, suponiendo que se hayan aprovechado en gran medida los ahorros en costos de automatización.
La presión de los políticos y los medios dificultará la reducción de costos a través de materiales —o proveedores— más baratos. Un informe de los miembros del parlamento resaltó el hecho de que la industria textil genera mil 200 millones de toneladas de CO2 al año, y un tercio de los microplásticos en el océano provienen de ropa sintética. Y Boohoo mismo nombró recientemente un director de sustentabilidad, para informar mejor sobre sus responsabilidades sociales y ambientales.
Eso deja en la balanza los futuros niveles de rentabilidad. Los analistas de RBC tienen una “expectativa de disminución del margen”, y establecen un precio objetivo por acción de solo 220 peniques. Pero el margen de Boohoo va a depender de si los valores de los clientes -por debajo de su elastano que abraza la figura- son más que superficiales.
SUPERAN A ENDEAVOUR
Endeavour de Canadá abandonó los esfuerzos para adquirir Centamin, el grupo minero de oro más grande de Reino Unido, escribe Kate Burgess. Se retiró de su oferta de mil 500 millones de libras por el grupo que se enfoca en Egipto, culpando a la renuencia de Centamin de extender el plazo de la oferta y entregar información.
De hecho, Centamin —fuertemente armado por los accionistas— acordó extender el calendario hasta el 14 de enero e intercambió información con Endeavor, pero no lo suficiente como para superar las dificultades del grupo canadiense para aumentar su oferta.
Siempre iba a ser complicado para el grupo minero canadiense convencer a los inversores de Centamin con una oferta con un descuento considerable sobre el valor de los activos.
Y ADEMÁS
¿HOJALATERO, DESTRUCTOR?
Andrew Tinkler, compañero de Neil Woodford, vendió la última parte de sus acciones de Stobart, el grupo de aeropuertos y propietario de Flybe, escribe Kate Burgess. El señor Tinkler, que es un carpintero de formación y destroza consejos de administración como profesión, se encuentra en el corazón de innumerables grescas corporativas. Desde que Stobart salió a bolsa en 2007, ha preparado golpes en las juntas de administración y una proliferación de transacciones relacionadas.