“Impresionante”. “Sin palabras”. Estas son dos de las oraciones que los analistas y economistas utilizaron para describir el espectacular informe de empleos del viernes pasado. En enero se crearon 353 mil puestos de trabajo, el doble de lo que se esperaba, lo que significa que Estados Unidos ahora tiene 1.4 plazas disponibles por cada persona desempleada. Eso está muy por encima de los estándares históricos. No se exagera mucho al decir que este es el mercado laboral más sólido de la historia moderna de la nación norteamericana, al menos desde la década de 1960. Incluso los mercados subieron, a pesar del hecho de que estas cifras también significan que es probable que no se produzca un recorte de las tasa de interés en marzo.
Claro, puedes buscar malas noticias, las horas trabajadas cayeron un poco (aunque eso puede ser debido a un frío y tormentoso mes de enero, que mantuvo a la gente en el interior de su casa). Sin embargo, para ser honestos, creo que cada vez es más difícil argumentar que las nuevas políticas económicas del lado de suministro de la administración de Joe Biden no están funcionando, o que esta recuperación de cierta manera es un espejismo. Los aumentos salariales superaron la inflación, pero no tanto como para que la Fed tenga que preocuparse demasiado en este momento. Las utilidades corporativas subieron, lo que significa que la contratación probablemente se mantenga fuerte y la confianza del consumidor empieza a ponerse al día de todos los datos de buenas noticias. ¿Vibracesión? (término para referirse a una momento en la que las opiniones negativas sobre la economía no coinciden con los datos que se tienen). No lo creo. Las vibras son bastante buenas en este momento.
Entonces, ¿qué significa esto para la temporada de las campañas presidenciales de 2024? Puede ser que la batalla no se libre en la economía, sino en cuestiones sociales, como la migración, la frontera y el aborto. De ser así, ¿qué candidato saldrá beneficiado por esto?
Tomemos primero la inmigración y la frontera. Es cierto que en los últimos años los demócratas no han estado en sintonía con la opinión pública en materia de inmigración. En una encuesta de octubre-noviembre de The New York Times y Siena College se encontró que 53 por ciento de los votantes piensa que Donald Trump hará un mejor trabajo en materia de inmigración, en comparación con 41 por ciento que piensa a favor de Joe Biden; sin embargo, los republicanos corren el riesgo de anotar un autogol en este asunto, debido al bloqueo provocado por Trump de un proyecto de ley de inmigración que Biden respalda. El presidente está tratando de impulsar un proyecto de ley que aumentará la seguridad fronteriza y desbloqueará dinero para Ucrania. A pesar de que muchos republicanos están de acuerdo con la mayor parte de su contenido, el proyecto de ley se está retrasando en parte porque Trump quiere mantener viva la cuestión de una frontera fuera de control como un balón de futbol político.
Sospecho que es un juego perdido. Incluso algunos republicanos dicen que es “inmoral” no abordar las cuestiones fronterizas, y Biden, mientras tanto, dice que dará a los republicanos lo que quieran, y cerrará la frontera mañana si firman el proyecto de ley. Me pregunto si Biden empezará pronto a utilizar la frase de Harry Truman: “Do Nothing Congress” (Congreso que no hace nada), ya que este es el Congreso más improductivo en varias décadas en términos de la cantidad de legislación que no han aprobado. Creo que para mucha gente, la idea de que Trump retenga este proyecto de ley, que aumentará de forma drástica la presencia policial en la frontera, jugará en su contra.
¿Y el aborto? En este tema, los republicanos no están en sintonía con Estados Unidos. De acuerdo con la consultora Pew Research Center, 61 por ciento opina que la interrupción del embarazo es una práctica que debe ser legal, y la mayoría desaprueba la anulación de Roe contra Wade por parte de la Corte Suprema. Sin duda hay una brecha partidista, con más demócratas que republicanos que expresan estas opiniones, y más mujeres en general que las sostienen; sin embargo, creo que el resultado es que si los demócratas se aprovechan de las muchas historias de horror de, por ejemplo, mujeres felizmente casadas en Texas que se ven obligadas a llevar a término y dar a luz a un bebé muerto, eso probablemente no va a ayudar a Trump a convencer a nadie fuera de su base.
Peter Spiegel, ¿qué opinas de todo lo anterior?
Lecturas recomendadas
-Creo que Thomas Friedman presentó un buen argumento a favor de una nueva “Doctrina Biden” en Medio Oriente en su artículo en The New York Times.
-Acabo de terminar de leer el libro To Paradise, de Hanya Yanagihara, que es una auténtica obra maestra. Henry James se mezcla con George Orwell. Esta mujer edita la revista de estilo de The New York Times de día y escribe la Gran Novela Estadunidense de noche. Voy a leer su libro A Little Life a continuación, a pesar de que me siento muy celosa.
-Mi colega Gillian Tett hizo inteligentes observaciones en Financial Times sobre si China se está volviendo japonesa.
Peter Spiegel responde
Rana, en la era política anterior a Donald Trump, así es justo como las campañas cortaban y fragmentaban al electorado. Los consultores buscaban los llamados “temas polémicos” con los que pudieran ganarse la preferencia de los centristas o de partidarios del bando opuesto. Pensemos en los demócratas de Reagan de la década de 1980: estos solían ser votantes blancos de clase trabajadora que habían sido partidarios del New Deal en política económica durante generaciones, pero que se dejaron llevar hacia el campo de Ronald Reagan debido a cuestiones sociales polémicas como el bienestar social, el control de armas y lo que se percibía como los excesos culturales de la década de 1960.
El demócrata Bill Clinton recuperó la Casa Blanca al volver a captar parte de este territorio cultural. Prometió “acabar con la ayuda social tal como lo conocemos”, repudió públicamente a la artista negra Sister Souljah por defender la violencia racial y voló de regreso a Little Rock en medio de la campaña de 1992 para reafirmar su apoyo a la pena de muerte en vísperas de la ejecución de un asesino de policías convictos.
Visto a través de esa lente, Rana, creo que vale la pena prestar más atención a las cuestiones sociales durante la campaña de 2024. En este momento, Joe Biden está sufriendo en las encuestas de opinión debido al impacto persistente de la inflación y una recuperación económica desigual; sin embargo, en el transcurso de los próximos ocho meses, es probable que una economía en auge neutralice las cuestiones financieras como motores del comportamiento de los votantes.
Eso nos deja con los problemas sociales divisorios que mencionas, en los que solo estoy parcialmente de acuerdo con tu análisis. Creo que tienes razón sobre el aborto. Las mujeres republicanas en los suburbios de Filadelfia, Phoenix y Atlanta pueden inclinarse a apoyar las políticas fiscales de bajos impuestos que defienden los republicanos, pero claramente demostraron en 2020 y en las elecciones de mitad de periodo de 2022 que la misoginia de Trump y su nominación de jueces provida anulan cualquier recelo en la política económica que tienen sobre Biden y los demócratas. Así que el aborto es, de hecho, una cuestión social que le hace el juego a Biden.
Pero no creo que la inmigración sea una cuestión que tú crees que le haga ganar votos a Biden. Tienes razón en que Trump y los republicanos, en algunos aspectos, la semana pasada se metieron en un problema de su propia creación en el Congreso; no obstante, el votante promedio no está prestando atención. Recordarán el intento de Trump de “construir un muro” y su retórica extremista sobre las deportaciones. Nos guste o no, es un tema que juega a favor de Trump, alejando a los demócratas de los principales sectores de la clase trabajadora. Tampoco muestra signos de alienar a los votantes latinos, que navegaron hacia Trump en estados en disputa como Arizona y Florida a pesar de su crueldad casual hacia los mexicanos y otros inmigrantes latinoamericanos.
Lo que me lleva a mi último punto de desacuerdo. Toda esta división y fragmentación del electorado fue una herramienta analítica útil en la era anterior a Trump. ¿En verdad importa cuando Trump está en la papeleta? Es una figura que polariza tanto que casi todas las “cuestiones” que debaten los responsables de la formulación de políticas suelen quedarse en el camino. Creo que la mayoría de los votantes van a elegir en función de si pueden o no soportar a Trump en la Casa Blanca durante los próximos cuatro años, sin importar cómo les afecten personalmente sus posiciones políticas.