Philip Morris International admitió que “prefería conservar” su negocio en Rusia antes que venderlo bajo las inflexibles condiciones del Kremlin, lo que pone de relieve los retos a los que se enfrentan las empresas que intentan abandonar el país sin sufrir un enorme impacto financiero.
El director ejecutivo, Jacek Olczak, dijo a Financial Times que el grupo tabacalero, que vende los cigarrillos Marlboro fuera de Estados Unidos, sostuvo negociaciones con al menos tres compradores potenciales “serios”, pero que “las conversaciones se estancaron porque nadie sabe cómo puede hacer que funcione”.
Muchas compañías occidentales prometieron abandonar Rusia luego de la invasión a Ucrania el año pasado, pero menos de 9 por ciento de los grupos de la Unión Europea y el G7 que están presentes en el país habían salido a finales de diciembre, de acuerdo con un estudio del Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial.
Los comentarios de Olczak subrayan las dificultades burocráticas a las que se enfrentan las empresas que pretenden vender sus activos rusos y el costo potencial de renunciar al mercado del país, muy lucrativo para grupos tabacaleros como Philip Morris.
Olczak resaltó que tenía el “deber para con mis accionistas de recuperar” el valor, señalando las regulaciones que le permiten al Kremlin dictar la valoración de la venta de activos rusos por parte de empresas extranjeras, así como los dividendos del nuevo propietario y su acceso al flujo de efectivo.
Aunque todavía no se revela el precio de venta que se solicita para las operaciones rusas de Philip Morris, el grupo posee activos por valor de 2 mil 500 millones de dólares en el país, de acuerdo con los documentos de la empresa.
“No puedo perder la paciencia y marcharme. Es su dinero, no es mi dinero, estoy administrando esto para ellos”, dijo Olczak. “Si tuviera un comprador que pudiera ejecutar las transacciones, sí lo haríamos, pero no existe… no hay esperanza… así que prefiero quedarme con todo esto”.
A medida que se acerca el primer aniversario de la invasión del 24 de febrero, algunos de las empresas más importantes de comercio han salido de la nación.
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Grupos de energía como BP, Shell, ExxonMobil y Equinor terminaron sus empresas conjuntas o redujeron a cero sus participaciones. La entidad crediticia francesa Société Générale es el banco más grande que se ha retirado y casi todos los grupos automotrices internacionales con fábricas en el país ya vendieron o se marcharon.
Pero los bancos europeos Raiffeisen y UniCredit permanecen en el país, al igual que Unilever y Procter & Gamble, aunque ambos grupos de consumo dicen que redujeron sus operaciones.
Imperial Brands, fabricante de los puros Davidoff y cigarrillos, vendió sus operaciones rusas a un socio local poco después de la invasión, lo que representó un golpe de 463 mdd en sus utilidades anuales.
Esta situación contrasta con la de otros grupos tabacaleros. Japan Tobacco no tiene planes de marcharse y British American Tobacco ha tenido dificultades para concretar una venta, aunque este mes declaró que mantenía “conversaciones avanzadas”.
Rusia ha sido históricamente un gran mercado para las grandes tabacaleras debido a las elevadas tasas de fumadores y a la voluntad de los consumidores a cambiar a los vapeadores y los productos de tabaco calentado. Junto con Ucrania, representó 8 por ciento de los ingresos de 31 mil 700 mdd de Philips Morris el año pasado.
Además de Marlboro, la compañía vende marcas de cigarrillos como L&M y Chesterfield, es propietaria del producto de tabaco sin humo IQOS y recién compró Swedish Match, fabricante de la bolsita oral de nicotina Snus, por más de 15 mil millones de dólares.
“Sé que algunas personas piensan que tomamos la decisión de no irnos, pero no hemos tomado ninguna decisión porque no podemos hacerla efectiva”, dijo Olczak. “Cuando digo que me voy o que no me voy, es completamente irrelevante porque lo intenté el año pasado y la realidad es que estoy (atrapado) en todo esto”, añadió.
En un reconocimiento tácito de que una venta es una posibilidad lejana, este mes la firma volvió a incorporar a Rusia y a Ucrania en sus proyecciones de ganancias futuras, pero suspendió nuevas inversiones y redujo sus operaciones en el país.
Olczak dijo que “muy probablemente” solicitará una cláusula de recompra si Philip Morris vende sus activos rusos, algo que le ofrecerá una oportunidad de volver si la guerra termina, pero indicó que este objetivo no desacelera el proceso. La firma danesa de bebidas Carlsberg también busca una cláusula de recompra a medida que se acerca a un acuerdo para salir de Rusia.
Olczak respondió a los críticos, incluso dentro del gobierno ucraniano, que argumentan que al no salir inmediatamente, la firma ayuda a financiar el esfuerzo bélico ruso: “No apoyo a nadie, estoy atrapado en esta situación”.
Antes de la guerra, los cuatro grandes conglomerados tabacaleros pagaban al año al Kremlin un total de 7 mil 800 millones de dólares en impuestos.
Rae Maile, analista de Panmure Gordon, dijo que la salida de Philip Morris de Rusia se había prolongado, ya que es un “proceso endiabladamente complicado” y el grupo está tratando de “sacar el máximo valor posible para los accionistas”.