La semana pasada los mexicanos recibieron la noticia de que la inflación general anual se ubicó en 4.27 por ciento durante la primera quincena de octubre de 2023, la tasa más baja desde los primeros quince días de marzo de 2021. Sin embargo, la azúcar con la que endulzaron su café de esta mañana o la papaya picada que desayunaron sigue estando por los cielos en el mercado y en el súper.
Esto pese a que de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el índice nacional de precios al consumidor (INPC), que mide la variación de una canasta de bienes y servicios representativa de los hogares mexicanos, incrementó solo 0.24 por ciento con respecto a la quincena anterior.
Y aunque lo anterior pudiera parecer ir en contra de toda lógica, este fenómeno tiene su explicación justo en la tasa de crecimiento del INPC, algo que en reiteradas ocasiones ha explicado la directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE, Gabriela Siller.
¿Baja la inflación, pero suben los precios?
Para explicar la relación entre la tasa de crecimiento de los precios y qué tan baratos estén o no los diferentes productos y servicios adquiridos por el consumidor, Siller utilizó la analogía de un automóvil que viaja por la carretera a 100 kilómetros por hora (km/h) y que en determinado tramo disminuye la velocidad.
“Si vas a 100 km/hr y desaceleras a 80 km/hr, sigues avanzando. Sucede igual con los precios. Se desacelera su crecimiento, pero siguen al alza”, ejemplificó la economista en su cuenta de X (antes Twitter).
Es decir, abundó, la inflación no es más que la tasa de crecimiento de los precios, por lo que el que sea menor no implica que el azúcar, la electricidad, las verduras, el pollo y demás productos y servicios esenciales sean más baratos, “a menos que la inflación sea negativa”.
Por lo anterior, aunque la inflación en la primera quincena de octubre la inflación haya bajado, estando cada vez más cerca del objetivo del Banco de México de 3 por ciento, no implica que los precios hayan disminuido de forma paralela, sino que están 4.27 por ciento más altos que el mismo periodo del año anterior.
“La inflación es la tasa de crecimiento de los precios. Una desaceleración en la inflación implica que los precios siguen subiendo pero a un menor ritmo”, subrayó la economista.
Al respecto, Siller advirtió que pese a que la inflación sigue disminuyendo existen muchos riesgos al alza, uno de ellos el alto déficit presupuestario del gobierno federal, que de materializarse podría hacer que el INCP cierre 2023 en 4.6 por ciento y el año próximo en 3.9 por ciento, por arriba del objetivo del banco central.
Precio de canasta básica se dispara
En octubre, el precio promedio de la canasta básica alimentaria a nivel nacional fue de mil 755.21 pesos, un incremento del 0.7 por ciento o 12.25 pesos más con respecto al mes inmediato anterior, de acuerdo con el último estudio de mercado de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
Tlaxcala fue el estado en donde más aumentó el precio de la canasta básica, con una variación de 9.10 por ciento; seguido por Chihuahua, con 7.39 por ciento; Campeche, 6.84 por ciento; Hidalgo, 4.37 por ciento; y Aguascalientes, 3.95 por ciento.
En cuanto a los productos que más subieron su precio en el noveno mes del año, estos fueron la zanahoria, con 20.14 por ciento; el limón, 45.38 por ciento; la gelatina de sobre, 14.43 por ciento; el azúcar 33.81 por ciento; y la sal de mesa, 18.67 por ciento.
¿Por qué no deja de subir la canasta básica?
Para Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec, son varios los factores que influyen en el precio de la canasta básica alimentaria se haya disparado, uno de ellos es la sequía que se vive en dos terceras partes del país que está provocando un incremento en productos de consumo esencial como el maíz y el frijol.
Citado en un comunicado, el representante de los pequeños comerciantes señaló a la crisis migratoria por la que México atraviesa como otro de los factores que está presionando la agenda del país.
La inseguridad, agregó, es “otro flagelo más que nos toca sufrir”, con la delincuencia organizada aterrorizando a la población con secuestros exprés y asaltos, “lo que también viene a colapsar la actividad comercial y la posibilidad del desarrollo económico”.
A futuro, el conflicto bélico en Medio Oriente entre Israel y Hamas representa un riesgo económico que apunta a una mayor inflación, ya que una consecuencia negativa es el encarecimiento del petróleo y sus derivados.
“La ciudadanía de a pie, la de morralla, la población vulnerable que gasta hasta 0.90 centavos de cada peso que obtiene en alimentos, esa mayoría no tan silenciosa del país, sigue sufriendo con el hecho de que su poder adquisitivo no es suficiente para adquirir la canasta de alimentos básica en sus hogares”, lamentó.
Para el cierre de año, advirtió, la perspectiva que se tiene es inflacionaria. “Con la celebración del Día de Muertos estaremos inaugurando el tobogán de consumo intensivo de fin de año, donde nos vemos presionados a gastar más de lo que tenemos”, abundó.
Ante esta situación, añadió, los mexicanos deben estar preparados para sortear la temporada “en los mejores términos posibles” y sin perder dejar de lado que el gasto esencial de alimentos y servicios básicos se mantiene elevado y al alza.
AMP