China apunta a una expansión económica de “alrededor de 5 por ciento” para este año, lo que representa su objetivo más bajo en las últimas tres décadas, mientras que el presidente de ese país, Xi Jinping, busca restaurar los niveles de crecimiento previos a la pandemia y se prepara para centralizar aún más el poder en sus manos, según informes de reporteros de Financial Times.
Al anunciar el objetivo, que está por debajo del reportado el año pasado (5.5 por ciento), el primer ministro saliente de China, Li Keqiang, dijo a la Asamblea Popular Nacional que buscan “priorizar la estabilidad económica”.
Si se logra, el objetivo representará una recuperación del crecimiento de solo 3 por ciento en 2022, después de que numerosas ciudades de la nación asiática sufrieran bloqueos prolongados en un esfuerzo por prevenir la propagación de la variante del coronavirus ómicron.
- Te recomendamos Guardia Costera de Japón busca 7 desaparecidos tras naufragio Internacional
Li Keqiang afirmó que era esencial dar prioridad a la estabilidad económica, estableciendo la meta de crear 12 millones de empleos urbanos este año, por encima del objetivo del año pasado de 11 millones.
“La inflación mundial sigue siendo alta, el crecimiento económico y comercial mundial está perdiendo fuelle, y los intentos externos de reprimir y contener a China se están intensificando”, dijo durante su discurso de apertura en el Parlamento.
“En el interior, es preciso consolidar los cimientos de un crecimiento estable, la insuficiencia de la demanda sigue siendo un problema agudo y las expectativas de los inversionistas privados y las empresas son inestables”, dijo Li Keqiang.
El objetivo de este año, en torno a 5 por ciento, se sitúa en el extremo inferior de las expectativas. Fuentes políticas habían declarado recientemente a Reuters que podía fijarse una horquilla de hasta 6 por ciento, además la meta es menor a la del año pasado, en torno a 5.5 por ciento.
Alfredo Montufar-Helu, director del Centro de China del Conference Board, con sede en Pekín, dijo que fijar un objetivo de crecimiento más alto habría requerido un estímulo masivo y “exacerbado los desequilibrios estructurales que China está tratando de resolver para alcanzar sus objetivos de desarrollo a largo plazo”.
El planificador estatal chino dijo que su meta es aumentar los ingresos de las clases bajas e incorporar a más personas a las clases medias, para lo cual anunció estímulos al consumo, aunque no llegó a ofrecer gastos directos, como reparto de efectivo.
Para impulsar el crecimiento, China tiene previsto seguir su línea de gasto en infraestructuras, aumentando el financiamiento de grandes proyectos.