Desde hace algunos años, países de Latinoamérica han implementado tecnologías basadas en IA para combatir la corrupción y mejorar la transparencia en la gestión del gasto público.Brasil, en 2016, lanzó el Portal de Transparencia; Colombia, en 2018, la plataforma Colombia Compra Eficiente, y en 2020, México echó a andar Compranet y Chile, la Plataforma de Datos Abiertos del Estado.
Y es que, efectivamente, y además de los esfuerzos realizados hasta ahora,se pueden utilizar algoritmos de aprendizaje automático para analizar grandes conjuntos de datos y detectar patrones sospechosos de comportamiento financiero e identificar transacciones inusuales y otras señales de posible corrupción. Además, la IA también puede utilizarse para realizar análisis predictivos, lo que permitiría a los gobiernos identificar áreas de alto riesgo y tomar medidas preventivas antes de que se produzca un problema.
La tecnología también puede ser utilizada para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas en los procesos estatales. Se puede utilizar tecnología deblockchain para registrar y hacer públicos los registros de transacciones financieras, lo que permitiría a los ciudadanos y a los investigadores realizar un seguimiento de los gastos gubernamentales y detectar irregularidades. Los chatbots y los sistemas de atención a la ciudadanía basados en IA pueden ser utilizados para responder a las preguntas y proporcionar información transparente y actualizada sobre los procedimientos y políticas públicas.
La IA puede ser una herramienta valiosa para combatir la corrupción en países con democracias en desarrollo, ya que permitiría detectar y prevenir la corrupción, mejorar la transparencia y la rendición de cuentas, y mejorar la eficiencia de los procesos administrativos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la implementación de la IA en el gobierno también plantea desafíos éticos y de privacidad, por lo que es esencial que se tomen medidas adecuadas para garantizar que se respeten los derechos y las libertades civiles de las y los ciudadanos.
Alfonso Valencia