El gobernador de Sinaloa, señalado por la Fiscalía General de la República de haber armado un montaje para engañar sobre su presunta participación en el secuestro de El Mayo Zambada por parte de sus rivales capos, lo que ha provocado semanas de violencia y terror en ese estado como no se veían hace lustros, acude a la Cámara de Diputados y es arropado, consentido y elogiado por sus compañeros de partido. Ahí está la foto. Ya antes los gobernadores de Morena habían firmado un desplegado defendiéndolo. Dijo el gobernador a los diputados: “Estamos viviendo un momento difícil, estamos atendiendo por el bien de las y los sinaloenses esta situación complicada (…) no tenemos todavía una clara idea de cuándo va a terminar, seguimos en la en la contienda las autoridades enfrentando la situación”.
Eso sí, culpa a los medios que han “maximizado” la violencia. Unos días después lo mismo dice la presidenta de su partido: hay una campaña mediática. El líder de los morenistas en la cámara de Diputados, Ricardo Monreal, va con todo y calificó a Rocha Moya como un “hombre humanista”, “padre de familia ejemplar” y “político excepcional”.
Así son las borracheras del poder, la soberbia de quienes piensan que su buen momento durará para siempre. Ya lo dijo con todas sus palabras el senador Adán Augusto López la semana pasada: pasarán 50 años antes de que la oposición se vuelva mayoría.
Igual de intoxicados de poder, presentan iniciativas absurdas que luego tienen que corregir, o insultan y se burlan de aquellos que no han “entendido” que ellos, que se llaman 4T, llegaron para quedarse. Se comen unos cacahuates sonriendo mientras ven el espectáculo.
En todos los discursos de algún cuatroteísta se acumulan los insultos, los adjetivos contra los que no son ellos.
Así son las borracheras: entre más se bebe, entre más poder se tiene, más excesiva es cualquier actuación, cualquier discurso. Menos se ve la realidad circundante.
Pero la cruda siempre llega. Inevitablemente.
Seguirá y tal vez se agravará la situación de violencia. El cambio en el Poder Judicial no traerá ningún cambio al sistema de justicia cotidiano, puede ser que lo haga peor. Un escándalo por acá, otro por allá; la economía que no anda muy bien… y pues sí. La realidad hace lo suyo, aparece y la cruda se puede volver insoportable. Nada nuevo, pues.