La falta de conciencia a pesar de la tragedia

  • ADN mexiquense
  • Eduardo Garduño Campa

Estado de México /

La historia contemporánea de México y del mundo ha puesto a prueba a la humanidad, fenómenos que han causado pérdidas humanas, cuantiosos daños materiales, e incluso han sido motivo de conflictos médicos entre países, y aún así seguimos desafiando a la naturaleza y no darle la importancia que merece un evento como un sismo un maremoto o una pandemia.

Lo anterior sale a relucir luego de la falta de responsabilidad y de conciencia de la inmensa mayoría de los mexicanos e incluso de autoridades de los tres órdenes de gobierno.

El simulacro nacional del 19 de septiembre no fue más que un evento sólo para tomarse la foto a ver quién llevaba mejor ropa de marca. No hubo para nada una conciencia de lo que significa prepararse y estar plenamente convencidos de cómo actuar en una situación de crisis.

En las oficinas públicas, sobre todo a nivel de municipios, fue indignante ver como previo a que sonara la alerta sísmica, se tomaron la foto y esperaron que diera que la hora para salir a la plaza pública sin ningún ápice de conciencia. Fue como un break de la jornada laboral, y no lo que realmente significa el simulacro: saber cómo debemos conducirnos en un momento de crisis.

Pero lo peor no termina ahí, hubo municipios en los que la alarma sísmica no sonó, pero eso sí, hubo muy buenos almuerzos organizados por los alcaldes o alcaldesas después de que, sin haber sonado la alerta sísmica, salieran a la plaza pública a degustar lo que se había preparado para ello.

Es lamentable que se preocupen más las autoridades municipales ya sea por hacer un evento oficioso en que todo salga la perfección, con buenos fotografías para hacer notar que se está listo para el simulacro, que por llevar a cabo realmente el protocolo de Protección Civil para evitar comportamientos desquiciados en una situación de crisis.

Amanalco de Becerra, Donato Guerra y Temascaltepec son algunos municipios en los que no se escuchó la alerta sísmica, así como en municipios del Valle de México, y también fallaron las alertas que se iban a hacer llegar a los teléfonos celulares en el caso de Ciudad de México.

Pero el tema preocupante es la falta de conciencia de todas las personas que, a pesar de haber vivido algunos el terremoto del 85, la crisis de la influenza en el 2009, la del temblor del 2017 y la pandemia del Covid19, aun sigan comportándose como si nada pasara y no le den la importancia a estos simulacros para atender los problemas.

Para muchos fue un momento de descanso de la jornada laboral y sirvió para que mientras estaban afuera del edificio público, se fumaran un cigarro, dijeran chistes o charlaran con el compañero o compañera para ponerse de acuerdo dónde iban ir a comer. Todo menos lo que realmente es saber ponerse a salvo y ubicarse en un lugar estratégico en caso de una emergencia.

Los simulacros no son eventos únicamente para cumplir con un protocolo o con un requisito, sino precisamente se hacen para que vayamos tomando conciencia de la importancia que tiene saber actuar en una situación de crisis.

¿Cuántas tragedias más para que tomemos conciencia?


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