Calderón, Pinky y Cerebro al mismo tiempo

Ciudad de México /

Es de aplaudir el esfuerzo de los Garcialuminatti que, a pesar de la sentencia bíblica que le ha enjaretado el juez Cogan a su dios huichol, se mantienen aferrados a mantener a la muy guanga narrativa de que a pesar de todo, él era bueno, santo y puro. Y se instalan en la idea, mantenida por Ciro Gómez Leyva y el miniJelipillo, de que no había ninguna prueba en su contra, que fue condenado por los puros dichos de un montón de maleantes que eran más maleantes que el cñor Genaro. Está bien que entre su fanatismo y su dogmatismo no puedan elaborar mejores coartadas ni explicaciones, pero en el sistema gringo los testigos y sus dichos pasan por varios filtros para no dar paso a mentiras ni contrasentidos que le puedan dar a la defensa elementos para tumbarles el caso. Así que el peso de las pruebas y las narrativas eran tan consistentes que los abogados de García Luna Productions no pudieron hacer más que chapucerías y chicanadas.

Bueno, si el acusado era tan inocente, decente y sensato como aseguraba, ¿por qué acosó al jurado y sobornó presos para que hablaran bien de él?

Está bien que, como dicen los de Soda Stereo, todos tenemos una doble vida, pero lo de García Luna fue una cosa delirante. En las mañanas luchaba contra los cárteles de la droga y en las tardes le servía a El Chapo Guzmán su Buchanans en charola de plata.

Mi Genaro, que mientras producía shows como el de La Barbie (cuya sonrisa pensamos que era amenazante cuando en realidad era irónica), construyó una complicidad mediática para que la narcoguerra calderonicolita se convirtiera en un bullying patriótico.

Pero los más patéticos no están entre la fanaticada que necea porfiada y febrilmente con que García Luna es un perseguido político y que López está detrás de todo esto. No, son aquellos que se quieren lavar las manoplas como Loret que se AutoinMola al tratar de negar tres veces a su Yoda de los montajes, don Genarco.  En ese sentido Calderón es el peor, pues sigue sin hacerse cargo de los actos de su compadre y colaborador favorito alegando que fue engañado (#NoMaMarx), pero que con gusto volvería a hacer una narcoguerra, ya con los ojos de huevo duro. Lo mejor, el fondo que enmarca su conversación con Ciro era la imagen de la tierra vista desde el espacio. Pensé que el Calderas estaba escondido en una estación espacial rusa, pero luego vi que, como siempre, compartía el mismo plan de Pinky y Cerebro: conquistar al mundo… pero con shots de tequila. 


  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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