Y soy clasista RBD

Ciudad de México /

“Y soy clasista, porque los súbditos del Peje me han hecho así / Porque los chairos no me quieren amar / Porque los comunistas no me saben escuchar/ Y soy clasista, porque me niegan los apapachos que pedí / Y soy clasista, porque la deriva autoritaria no me rinde culto solo a mí”.

Con esta bonita melodía, la eterna RBD, la dotora Denise Dresser en representación de la muy eriza derechairiza, regresa por sus fueros al menosprecio, el peluseo y la devaluación de los mexicanos que, desde su muy voxista perspectiva, los pobres no solo son pobres porque quieren sino que para colmo son una bola de pedigüeños que solo estiran la mano para recibir las dádivas de la dictadura que los tiene pejezombificados. Y además, lo espeta injertada en el subjefemínimo Diego, anunciando de entrada que está furiosa y frustrada, un estado que frecuenta con regularidad y que sin duda comparte con todo la Claudiósfera Tresequisgonzalera. Algo, por supuesto, que es muy comprensible, pues ante el fin del sexenio se les va AMLO, del que han dependido todas y cada una de sus acciones, emociones, arrebatos, rabietas, alegrías, cólera y patadas de ahogado. Si los lopezobradoristas están pasando aceite con los efectos de la pre nostalgia, los antilopezobradoristas están pariendo chayotes y pasando las de Caín, pues el presidente es su alfa y omega, la figura que habita sus más hondas mortificaciones y deseos, y más profundas pesadillas y rencores. Amanecían con López y se acostaban con Lopitos porque les daba un sentido a sus apagadas y aburridas vida; era su villano favorito, el bellaco que alimentaba sus fantasías más retorcidas y el chairo que activaba toda su grasienta maquinaria.

Qué a hacer esos comunicadores y noticieros que vivían de denostar a AMLO a fuerza de fake news, y esos medios que, desprovistos de la Mañanera, es muy posible que desfallezcan por inanición, cuando de por sí ya estaban muy faltos de credibilidad mientras chapotean en la insalubre irrelevancia.

Digo, como quiera que sea los chairos tienen a Claudia y al Noroñas, pero los ultraderechosos adoradores de García Luna Productions se quedan más huérfanos que el PRI con Alititito Moreno y el PAN con Markititito Cortés.

Así, es natural que la chumelizada dotora Dresser se ponga más atrabiliaria y patibularia que Cascabel Hernández y tan clasista como Laura Zapata y Alazraki, acusando a todos de macuarros del bienestar. A ver si no se pone a aventar botellas de agua del brazo de la ministra Piña.

  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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