Quien escribe esta columna, ha hecho una propuesta al Obispo de Torreón, Dn. Luis Martín Barraza, para que se erija una nueva parroquia, al poniente de Torreón, en las instalaciones que se conocen como Casa de Cristiandad, contigua a la Casa Iñigo.
Se ha llamado a esta casa, a varios sacerdotes diocesanos, que con los muchos años que tienen, acumulan mucha experiencia pastoral, y aunque algunos quieren ya descansar, que descansen los que optan por ese merecido quehacer, pero otros quieren trabajar pastoralmente, en la medida de sus fuerzas, y sería la parroquia pequeña un campo pastoral que mantendría el contacto con el pueblo creyente en el ejercicio del pastoreo.
La iniciativa ha sido consultada con varios presbíteros y laicos que la han visto con simpatía, en contraste con la opinión de un equipo colegiado presbiteral, que no la aceptan.
La Diócesis de Torreón tiene muchísimas necesidades pastorales, razón por la cual quienes ya tienen un derecho al descanso, por su edad o enfermedad, es plausible que quienes se ofrecen a seguir trabajando en la pastoral, con sus peculiares limitaciones, que continúen en el quehacer pastoral que ofrecen y que tendrá cierto giro de especialidad, de madurez humana, de sabiduría sacerdotal.
Para estos tiempos de abundantes incertidumbres, de dudas, como motivación laudable, se propone un nombre que en relación al actual de la Casa de Cristiandad, sea un giro notable que favorezca una motivación que ampare el nombre de María de Nazaret, mujer de pueblo que según el libro bíblico de los Hechos de los Apóstoles acompañó el crecer y consolidación de la Iglesia Primitiva.
Por su naturaleza peculiar, sería un centro de estudio, análisis de realidad, partiendo del descubrimiento de los “signos de los tiempos” con la iluminación de la Palabra de Dios.
Para el cumplimiento de éste posible proyecto, es bueno escuchar a presbíteros y laicos abiertos a la caridad que valoran, y no despreciar a quienes por costumbre piensan que el mejor comportamiento es siempre decir que no, como lo practican una minoría de políticos, que tienen muy sin cuidado al pueblo pobre.
La moneda está en el aire, y para quienes se la rifan con el águila es necesario también hacer changuitos, porque de que las cosas están difíciles, lo están en estos días en los que algunos vivimos una experiencia de destierro, pero en nuestra propia tierra y en nuestro propio encierro.