El Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM), que dirige el contralmirante José Ramón Rivera Parga, tiene inversiones en marcha por 4 mil 269 millones de pesos para operación aeroportuaria, y espera la aprobación de la Secretaría de Hacienda para sus proyectos 2025-2026 relacionados con la seguridad operacional y mejorar los niveles de servicio. Ya está listo para absorber por fusión al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) y a Servicios Aeroportuarios de la Ciudad de México (SACM).
El nuevo sector aeroportuario coordinado por la Secretaría de Marina sumaría activos por 28 mil 237 millones de pesos, pasivos por 5 mil 321 millones y un monto total en el concepto Hacienda Pública/Patrimonio de 22 mil 913 millones. Hasta junio pasado, las tres empresas registraron resultados por 7 mil 208 millones de pesos.
Al concluir la fusión, el capital social del AICM aumentará en 22 mil 477 millones de pesos y tendrá bajo su control 15 terminales aéreas. Por cierto, las cifras se modificarán una vez que el GACM, que dirige Juan José Padilla, eleve su participación de 25 a 50 por ciento en el capital social del Aeropuerto Internacional de Toluca, que está por concluirse.
Los proyectos más relevantes para el AICM, que aún depende del GACM, en los dos próximos años son 52 obras y servicios en instalaciones aeronáuticas, 34 trabajos en edificios terminales y 30 adquisiciones para modernizar equipos electromecánicos de seguridad, audio y video. Rivera y Padilla acuerdan los detalles.
Por lo pronto, el próximo día 29 se entregarán los premios de la convocatoria del nuevo concepto arquitectónico del AICM en sus 11 categorías, que tienen como base promover la identidad nacional en fachadas, salas, baños y muros. Muchos han minimizado su importancia, aunque me parece excelente, como lo es también el hecho de que dentro de la limpieza en las instalaciones se quiten los chicles que la gente tira al suelo o los pega en muros y sillas.
Otro tema singular, pero importante, es que la UNAM estudia qué tipo de pasto debe sustituir al actual sembrado en el aeropuerto y junto a las pistas para que sea el más adecuado, una vez que al crecer puede tapar las señalizaciones y alumbrado necesarios para que los pilotos aterricen sin problemas y con toda seguridad. Se trata de encontrar un pasto resistente al salitre y que no crezca mucho en época de lluvias.