La doctora Claudia Sheinbaum destaca la importancia de las carreras científicas y técnicas en nuestro país, indispensables para el desarrollo. Pero no olvida a las humanidades, a veces poco valoradas, por eso afirma enfática: “México necesita y necesitamos historiadores, historiadoras, necesitamos filósofos y filósofas, científicos sociales, artistas”.
En Palacio Nacional, dice categórica: “México tiene grandes poetas, poetisas, escritores, escritoras, y queremos más”. El cartujo coincide con ella y le dedica enmudecidas porras.
Es asombroso escucharla criticar el periodo neoliberal y referirse, sin nombrarlo, a Francis Fukuyama y su polémico ensayo El fin de la Historia y el último hombre, publicado en 1992, en el cual el politólogo estadunidense decreta la muerte de las ideologías; desde luego, se equivocó y Sheinbaum lo recuerda: “hasta del fin de la historia hablaron, porque decían que ya habíamos llegado al mejor esquema de desarrollo del mundo. No, nosotros no, nosotros necesitamos o creemos que las y los jóvenes también tienen todas las posibilidades de desarrollarse en estos campos (de las humanidades), para seguir en la educación o para dedicarse a escribir”.
La Presidenta no tiene la jiribilla de su maestro, pero no deja de advertirse cierta ironía cuando exalta la importancia de la cultura y al mismo tiempo su gobierno trasquila sin piedad el presupuesto en la materia, el cual contempla para 2025 una reducción cercana al 31 por ciento: de 17,500 millones de pesos en 2024 pasará a 12 mil millones. Esta situación ha sido constante, como advierte el escritor y especialista en políticas culturales Edgardo Bermejo Mora, quien registra el porcentaje asignado a la cultura desde 2015, cuando alcanzó 0.41 por ciento del gasto total del gobierno; en 2018 tuvo 0.24; en 2022, 0.21; en 2023, 0.19; en 2024, 0.18; y en 2025 —en el bien cimentado segundo piso de la “transformación”— sería 0.13. La conclusión de Bermejo espeluzna: “Visto así resulta irrefutable: invertimos cada vez menos recursos públicos en cultura”. Pero eso sí, tenemos grandes creadores “y queremos más”.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.