El cartujo se sumerge en la Correspondencia (Alfaguara, 2024) de José Donoso y Carlos Fuentes; a través de sus cartas recorre el esplendor del Boom, sus expectativas, polémicas y chismes, pero también los sueños de una generación por alcanzar la democracia en América Latina. En los años de este diálogo epistolar (de 1962 a 1995), afirman los editores Cecilia García-Huidobro y Augusto Wong Campos, en México el PRI “no necesitaba atacar a sus enemigos porque era más provechoso pasarlos a sus filas”.
En la tercera década del siglo XXI, sucede lo mismo con Morena, como se ha visto en el Congreso, donde cobra vigencia aquella frase recordada hace unas semanas por Juan Villoro: “La política es, entre otras cosas, el arte de tragar sapos (y simular que son sabrosos)”.
Eso lo tienen bien aprendido la mayoría de los políticos mexicanos, en especial aquellos amaestrados en el oficialismo, como el “conciliador” Ricardo Monreal, quien antes de la elección de Sergio Gutiérrez Luna como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados apagó los fuegos de la rebeldía de algunas de sus compañeras de Morena con un potente chorro de agua helada. Según El Universal, les dijo: “A ver, ya hay un acuerdo, ustedes saben que ella me dice qué hacer, ya saben a quién me refiero; alcen la mano quienes estén en contra de la propuesta de ella”. Seguramente los sapos estaban deliciosos porque nadie insistió contra el nombramiento del histérico Gutiérrez Luna como sustituto de la histórica maestra Ifigenia Martínez, referente obligado de la izquierda mexicana.
Y si el diputado Monreal devora sapos transmitiendo mansamente órdenes de su antigua adversaria, en la Cámara de Senadores pasa lo mismo. Cuando los morenistas, sin consultarlo “con ella”, avalaron una reserva de la reforma al Poder Judicial introduciendo el derecho de vetar a los aspirantes a jueces, bastaron unas palabras de la mandataria para volverlos al redil: “Nosotros no estuvimos de acuerdo”, dijo el jueves y ese mismo día los senadores de su partido desecharon la reserva. Vivan la separación de poderes y los suculentos sapos.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.