El cartujo avanza vertiginoso por las páginas de Frente al poder. Trump, Bezos y el Washington Post (La esfera de los libros, 2024), de Martin Baron, quien escribe: “La misión más trascendental de los periodistas es poner al descubierto las irregularidades de los poderosos”.
Ex director del Miami Herald, el Boston Globe y el Post, Baron vivió en carne propia las descalificaciones y los ataques de Donald Trump en su primer mandato, vio cómo doblaba a sus adversarios en el Partido Republicano, mientras “los periodistas que se precian de serlo” resistían sus embates y exhibían sus flagrantes mentiras.
Lo mismo sucedió en México el sexenio pasado, y sucede en el actual. Aquí, como allá, el poder premia a sus propagandistas e ignora o desacredita a la prensa independiente, sobre todo cuando muestra las fisuras o la podredumbre de un régimen donde la dignidad tiene precio, como bien lo saben los honorables senadores Adán Augusto López y Miguel Ángel Yunes, acostumbrados a negociar bajo las sacras reglas de la 4T: el chantaje y la impunidad.
En estos días, Claudia Sheinbaum ha hecho público su reconocimiento a un obstinado agresor de periodistas, el ex gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García. “Por su honestidad” no es santo de la devoción de “algunos de nuestros adversarios”, dice la mandataria, quien lo invitó a formar parte de su gobierno.
¿Entre esos “adversarios” estarán los reporteros de Animal Político responsables de documentar la corrupción en la administración de García? En ese medio digital, donde también se dio a conocer la llamada “Estafa Maestra”, se presentaron pruebas de cómo, entre 2020 y 2023, el gobierno veracruzano avaló la entrega de “al menos 439 millones de pesos” a cuatro empresas fantasma, cuyos presuntos propietarios “son, en realidad, beneficiarios de programas sociales”. La investigaciónmuestra los alcances del periodismo cuando pone al descubierto “las irregularidades de los poderosos”, en contraste con el silencio cómplice de quienes los promueven y solapan. Siendo así, recordando al clásico, la Presidenta parece decir: “No te preocupes, Cuitláhuac”.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.