Ya no fue el mismo Santos

Laguna /

Duele. Una vez más, el Santos ha sucumbido ante uno de sus más acérrimos rivales. Y en casa, otra vez. 

El equipo ya no opone mucha resistencia y se deja maltratar por rivales que, sinceramente, ni siquiera carburan a su potencia total. Monterrey puede hacer más, mucho más, pero no quiso. Bueno… no hizo más porque Acevedo (el mejor portero de la Liga MX) no se lo permitió. 

Pero Acevedo es el último reducto, el último bastión, la última figura de contención del asedio rival. 

Si el rival llega hasta esa instancia y durante varias ocasiones, significa que antes ya todo falló: la media, los contenciones, la línea defensiva, todo. 

Por lo tanto Acevedo fue fundamental para que Rayados no se fuera con goliza a favor.

Lo que es de extrañar es que los juveniles del Santos ya no sacaron a flote esa energía y esa aura tan positiva y sorprendente que nos presentaron ante Necaxa, remontado un marcador adverso y quedándose con la victoria en casa. No, ya no fue así.

El Santos no puso mucha resistencia ante un Rayados que tampoco dio su 100%. 

Lo que sigue siendo rescatable es que los fieles siguen estando ahí, presentes, soportando inclemencias del clima, pero alentando a su equipo, como siempre. 

Pero recientemente he caído en una reflexión muy profunda, y es referente al tema de la oferta y la demanda, del precio – calidad. 

Todos (aunque haya quien se niegue a hacerse a la idea) que el Santos ya nos presenta un futbol de mediana y baja calidad, por lo tanto el espectáculo ha disminuido mucho, demasiado, en los últimos años.

¿Hacia dónde pretendo llegar? A que si las cosas van a continuar así, que entonces los precios, de todo, sean acordes al espectáculo que se presenta en la cancha. 

Esta sería una manera de matar dos pájaros de un tiro, porque sucederían las siguientes dos circunstancias: iría más gente al Estadio y habría menos quejas, porque se estarían pagando precios acordes al espectáculo que se presenta. 

¿Estamos de acuerdo? Siento que es lo más prudente y lógico.

Pero en el fondo sigo creyendo en los chicos, que tienen potencial en desarrollo. 

Lo más añorado es que deje de ser potencial en desarrollo y se transforme en potencial en ebullición. 

Ya nos dejaron claro, ante Necaxa, que no son tan malos como pensábamos. 

Lo malo es que ante Monterrey nos volvieron a hacer dudar.

  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • luismrdzcruz@gmail.com
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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