El miércoles a las 12 en punto la Reserva Federal de Estados Unidos anunció un recorte a la tasa de interés de 50 puntos base, es decir, de 5.5 a 5 por ciento. La decisión fue casi unánime; de los doce votos, solo uno de los participantes prefería un cuarto de punto.
Los mercados, en lo general, al principio tomaron la noticia bastante bien y las bolsas subieron después del anuncio, pero poco tiempo después cedieron las utilidades para cerrar con números rojos. Nada grave, aunque sí surgió la duda sobre si la Reserva Federal bajaba medio punto la tasa significaba que la economía estadunidense no se encontraba tan bien como lo platican; yo creo que más bien fueron los especuladores, como siempre, quienes le imprimieron volatilidad a los mercados.
La verdad es que del análisis que hizo la Reserva Federal sobre la economía, se desprende que ésta crecerá a una tasa de 2 por ciento en los próximos dos años, y si eso se logra, entonces estaremos frente a un aterrizaje suave de la economía estadunidense; además las tendencias inflacionarias en las proyecciones se ven bien, alcanzando la meta de 2 por ciento hacia finales de 2025.
Otro dato de la mayor importancia es que, de la encuesta entre 19 participantes de la Reserva Federal, esperan que este mismo año la tasa disminuya otro medio por ciento para quedar en diciembre en 4.5 por ciento, y para 2025 se tiene la expectativa de otra disminución de 1.25 por ciento para quedar en 3.25 por ciento; finalmente, para 2026 se estima que la tasa de interés sea neutral, en 2.75 por ciento.
La verdad es que este es un panorama muy atractivo para los mercados, pero aún falta saber quién será el próximo presidente de ese país y qué políticas económicas, fiscales y comerciales implantará, mismas que podrán cambiar el rumbo económico; esperemos que para bien.
Para México, la noticia de la baja en la tasa de interés de Estados Unidos es buena por varios motivos: reduce el costo de financiar la deuda pública en dólares —lo cual es de la mayor importancia en este momento para nuestra nación—, reduce el costo del dinero para las grandes empresas mexicanas que han tenido que financiarse en dólares, y cuando menos debe quitarle un poco de presión al tipo de cambio.
Sin embargo, la diferencia que existe entre la tasa en dólares y la tasa en pesos puede quedar igual cuando el Banco de México tenga su reunión de política monetaria el 26 de este mes, ya que es muy posible que, siguiendo el movimiento de la Reserva Federal, Banxico también reduzca la tasa en medio punto, a pesar de que nuestra inflación todavía está muy alta (4.9 por ciento a finales de agosto); sin embargo, eso ya lo veremos a finales de este mes.
En resumen, yo creo que la decisión de la Fed fue la correcta, espero que eso se vea en el comportamiento de los mercados en los próximos días.