Las tasas de interés bajarán en diciembre en EU y México

Ciudad de México /

Esta semana salieron los datos de inflación en México y Estados Unidos. En nuestro caso, la tasa nominal de enero a noviembre se ubicó en 4.55% y la subyacente en 3.86%; para nuestros vecinos la nominal fue, en el mismo periodo, 2.7% y la subyacente 3.3%. Con lo anterior podemos asumir que el 18 y el 19 de diciembre, fechas en las cuales los bancos centrales de ambos países tendrán sus reuniones de política monetaria, las tasas de interés se reducirán en 25 puntos base.

Aunque los datos muestran que en ningún caso se han alcanzado los objetivos —se espera que eso ocurra para finales del año entrante—, la meta en México es llegar a 3% y 2% para EU.

Hasta aquí todo parece normal; sin embargo, la lucha contra la inflación debe ser permanente, pues existen muchos factores que pueden cambiar el panorama, por ejemplo, el caso estadunidense: si Donald Trump le aplica a las exportaciones mexicanas aranceles de 25% a partir de su llegada al poder, es posible que la inflación en su país rebote a niveles no convenientes. Los aranceles encarecerán los productos que nos compran sus ciudadanos; los consumidores pagarán por la medida, y eso es inflacionario.

Como este ejemplo hay muchos más: si la guerra en Medio Oriente se intensifica y el conflicto contamina a todas la regiones, será muy posible que el precio del petróleo, a escala mundial, se vaya a las nubes, y como todo el mundo requiere de petróleo para funcionar, pues la inflación crecerá en todo el orbe.

La inflación siempre debe controlarse porque es un fenómeno que lastima a la gente y a los que menos tienen, es una especie de impuesto perverso que solo causa estragos tanto en la economía familiar como en la de los países que no la pueden controlar. Las naciones peor gobernadas son aquellas donde los altos niveles de inflación generan pobreza generalizada. Por ello la labor de los bancos centrales es luchar contra ella, y la mejor medicina para curarla son las tasas de interés, pero éstas se tienen que administrar con prudencia porque pueden producir importantes daños colaterales.

La crisis de inflación y altas tasas de interés, de la que apenas estamos saliendo fue producto de la pandemia; fue enorme la cantidad de dinero que se le dio a los ciudadanos de países desarrollados para enfrentar la enfermedad, de tal forma que cuando se empezaron a gastar el dinero provocaron una gran demanda de bienes y servicios, que además, en muchos casos, no estaban disponibles porque la pandemia descarriló las cadenas de valor.

Lo anterior trajo como consecuencia una descompensación entre una fuerte demanda y una escasez de bienes y servicios. Esto provocó que los precios subieran de forma exagerada, al grado de que la inflación, en estos países que en condiciones normales estaba en niveles de 2% o menores, se destapara a cifras de dos dígitos. Para eliminar este fenómeno, las tasas de interés se fueron de cero (que eran los niveles en la pandemia) a un grado por arriba de 5%.

Estamos en el ciclo donde la inflación baja, y por tanto las tasas de interés también irán hacia abajo, pero no tan rápido como nos gustaría.


  • Manuel Somoza
  • Presidente de CI Estrategias por Somoza Musi. Ejecutivo con más de cuatro décadas de experiencia en el sector financiero. Es economista de la Universidad Anáhuac y tiene una maestría en Finanzas del Tec de Monterrey.
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